HOMENAJE El ministro del Interior alemán, Thomas De Maiziere, realiza una ofrenda floral en el lugar del atentado
La perspectiva de que Alemania, que aporta a la lucha contra EI sus aviones de reconocimiento Tornado, se haya convertido en objetivo directo del terrorismo en suelo turco, sería un problema añadido para la canciller Angela Merkel.
Las autoridades turcas detuvieron a cinco personas que se cree están directamente vinculadas con el atentado suicida del martes en Estambul que costó la vida de diez turistas alemanes.
Así lo confirmó ayer el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, en rueda de prensa, al señalar que se habían producido cuatro detenciones.
Davutoglu confirmó que el responsable del atentado, identificado por el Gobierno como un sirio de origen saudí, nacido en 1988, "había entrado en Turquía como un refugiado normal".
Pareció confirmar así lo publicado por la prensa local, según la que el hombre, nacido en Arabia Saudí, entró en Turquía procedente de Siria y se presentó el 5 de enero en la oficina de inmigración de Zeytinburno, en Estambul, para solicitar asilo.
Según la agencia de noticias Dogan, el hombre se llamaba Nabil Fadli, acudió a la oficina de inmigración en compañía de otras cuatro personas y permaneció varios días en la dirección que le facilitaron las autoridades.
El ministro del Interior turco, Efkan Ala, confirmó que la identificación del terrorista fue fácil gracias a que se disponía de sus huellas dactilares.
Pero esta persona no constaba en ningún registro de sospechosos de terrorismo ni local ni de otros países con los que Turquía intercambia información, acotó Ala.
Una testigo presencial, la guía turística Sibel Satiroglu, herida durante el atentado en un pie, describió en declaraciones al diario Hürriyet al terrorista como un hombre joven vestido de forma moderna, afeitado pero con una barba de perilla.
Relató que se hallaba junto a un grupo de 20-25 alemanes cuando escuchó un "clic" y observó que el hombre activaba un mecanismo, por lo que ella gritó en alemán "salid corriendo", evitando así una mayor masacre, observa el citado diario.
El Gobierno turco acusó el martes al grupo yihadista Dáesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico) de ser responsable del atentado, algo que Davutolgu reiteró una vez más.
El Primer Ministro acusó al régimen sirio de colaborar con Dáesh contra las milicias rebeldes sirias, que también, según dijo, son el objetivo principal de las operaciones aéreas rusas en Siria.
Davutoglu anunció que de los 11 heridos que se hallaban ingresados –nueve alemanes, un noruego y una peruana– cinco fueron dados de alta y seis siguen hospitalizados, dos de ellos en estado grave.
Según escribe Hürriyet, los servicios secretos turcos (MIT), advirtieron ya el pasado 17 de diciembre que Dáesh estaba preparando ataques como el ocurrido esta semana.
"Dáesh está planeando acciones con terroristas suicidas contra no musulmanes residentes en Turquía, ciudadanos extranjeros, regiones turísticas, lugares visitados frecuentemente por extranjeros o contra embajadas, consulados y centros de la OTAN", advirtió MIT.
Otra advertencia, del 4 de enero, prevenía a países como Alemania, Holanda y Francia, contra posibles ataques y facilitaba el nombre de 13 potenciales terroristas suicidas.
Sin embargo, el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, aseguró que no hay ningún indicio de que el ataque se dirigiera específicamente contra ciudadanos de ese país y que, por ello, no hay motivo para cancelar o interrumpir los viajes a Turquía.
De Maizière visitó Estambul donde compareció junto a su homólogo Ala ante la prensa antes de acompañar a Davutoglu para colocar una ofrenda floral en el lugar del atentado.
Las autoridades turcas detuvieron a 65 personas en varias ciudades, por sospechas de vinculación con el Dáesh, pero aparentemente sin vínculos directos con el atentado del martes.
Entre los arrestados hay tres ciudadanos rusos, y sobre uno de ellos pesa una orden de detención internacional.
Otros 15 de los detenidos son sirios, sospechosos de recoger información sobre edificios públicos en Ankara y que fueron entregados a la Policía de extranjería para ser deportados.
Mientras, el Gobierno de la canciller Angela Merkel respondió con sangre fría al atentado de ayer en el corazón de Estambul, cuyas víctimas mortales fueron turistas alemanes, pero insistió en no considerarlo un ataque intencionado contra Alemania, pese a su renovada alianza política con Turquía.
No hay indicios de que el objetivo directo del atentado fuera Alemania, aseguró el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, desplazado a Estambul para seguir sobre el terreno las investigaciones del ataque.
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