
Por la sequía y los incendios, el departamento se declaró en desastre este año. Las granizadas también azotaron a los municipios del área rural.
Al margen de la pandemia del coronavirus, los golpes a Chuquisaca durante este año llegaron también con los fenómenos naturales y una enfermedad que saturó el sistema sanitario en Monteagudo.
Dengue, la enfermedad que golpeó primero
Se trata del dengue, que en los primeros meses de 2020 encendió las alertas en el departamento, antes que lo hiciera el covid-19 a finales del mes de marzo.
Los casos de dengue se multiplicaron rápidamente en el municipio chaqueño, donde incluso las autoridades sanitarias consideraban que muchas personas se curaban en sus domicilios sin acudir a los centros de salud.
Además de Monteagudo, el Distrito 7 de Sucre resultó afectado con la enfermedad, inusual para esta zona. A finales de enero, el Servicio Departamental de Salud declaró epidemia en ambos lugares.
https://correodelsur.com/local/20200129_dengue-hay-epidemia-en-d-7-y-monteagudo.html
El incremento de contagios fue tal que Chuquisaca registró la cifra de casos de dengue más alta de los últimos ocho periodos epidémicos.
https://correodelsur.com/local/20200212_dengue-en-chuquisaca-se-registra-cifra-record.html
Las rogativas, una esperanza ante la sequía
La falta de lluvias comenzó a pasar factura a los ganadores y productores agrícolas del área rural de Chuquisaca, inclusive a los mismos pobladores porque no contaban con el líquido ni para su uso diario.
Ante la devastadora situación, la Gobernación declaró desastre departamental y envió ayuda a los municipios golpeados, que cuando se emitió la declaratoria sumaban 14.
A las imágenes que llegaban de las provincias de animales muertos se sumaron otras conmovedoras de adultos y niños, junto con religiosos, haciendo las rogativas en varios municipios.
https://correodelsur.com/local/20201111_tarvita-suben-a-cerros-a-orar-por-algo-de-lluvia.html
Los rituales no solo se realizan en las provincias sino también en la zona rural de la capital, como en La Barranca, en el Distrito 6.
Las granizadas arrasaron la producción agrícola
Luego de varios meses sin agua, llegó la lluvia pero con la compañía de granizadas, que devastaron todo a su paso por los Cintis y Chuquisaca Centro, principalmente. Sucedió durante octubre y noviembre.
En Sucre, el granizo cayó recién en diciembre, aunque en semanas precedentes hubo lluvias que apaciguaron las altas temperaturas inusuales en la capital.
El fuego hirió las reservas naturales de Chuquisaca
Miles de hectáreas resultaron devastadas por los incendios incontrolables en Chuquisaca, pero quizás el golpe más fuerte que recibió el departamento fue ver como ingresó el fuego a reservas naturales.
Las serranías del Iñao y Aguaragüe, además del área natural de El Palmar, fueron vulnerables ante las llamas, que incluso sepultaron la flora del lugar y pusieron en riesgo a especies nativas y a animales como el oso jucumari y el oso perezoso.
Pasaron varias semanas, los pedidos de ayuda no resultaron lo suficientemente atendidos y terminó siendo la lluvia que frenó el avance del fuego.
Los incendios, así como en 2019, llegaron hasta la Chiquitanía y otras zonas del oriente, lo que obligó al Gobierno nacional a declarar desastre y pedir ayuda internacional.
El problema sin solución del agua
Las adversidades por el clima también incidieron en la capital, pues la falta de agua volvió a generar problemas en las zonas altas.
La Empresa Local de Agua Potable Sucre (Elapas) se vio obligada a aplicar un plan de racionamiento en el Distrito 3 por la reducción del caudal del sistema Cajamarca y enviar cisternas a las zonas altas.
Por el desabastecimiento de agua potable, la entidad local también activó el sistema de captación de agua Fisculco y el Comité Municipal de Reducción de Riesgos y Atención de Desastres (Comurade) declaró alerta naranja en Sucre ante la escasez de agua en las zonas altas y ante el riesgo de que volviera a bajar el caudal de agua en el río Ravelo.
La solidaridad que nunca falta
Todas estas adversidades que atravesó el departamento fueron aminoradas por la solidaridad de los chuquisaqueños y bolivianos. Para aplacar los incendios, llegaron bomberos voluntarios del interior y en Sucre se organizaron campañas tanto para la lucha contra el fuego como por la sequía, aunque no en la magnitud de actividades similares en Santa Cruz.