
El Senado mexicano aprobó ayer por unanimidad la creación de la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo policial de carácter civil que no estará dirigido por las Fuerzas Armadas, al contrario de lo que pedía el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador.
Con 127 votos en favor, ninguno en contra y ninguna abstención, la Cámara Alta aprobó el dictamen de reforma constitucional que debe permitir la creación de este organismo y que será llevada a la Cámara de Diputados para su ratificación.
De esta forma, el Senado alteró el proyecto de Guardia Nacional impulsado por López Obrador para acabar con la delincuencia, que consistía en un cuerpo de seguridad formado por la Policía Federal, el Ejército y la Marina bajo un mando militar, criticado por la oposición.
El dictamen consensuado el miércoles, por todos los grupos parlamentarios, prevé que el mando de la Guardia Nacional sea civil y que se rija por una doctrina policial en lugar de militar.
La participación de las Fuerzas Armadas en la Guardia Nacional queda limitada a un período de transición máximo de cinco años y a partir de entonces deberán regresar a sus cuarteles.