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Las enseñanzas de Martí

DESDE LA TIERRA 05/02/2016
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Junto a habitantes del mundo entero, también hay muchos bolivianos que recuerdan cada 28 de enero el natalicio en 1853, en La Habana, del más universal de los cubanos, José Martí, poeta, guerrero, amante, periodista, un ser extraordinario, excepcional.

Martí murió el 19 de mayo de 1895 y en ese puñado de años que le tocó vivir consiguió llenar decenas de páginas con diferentes observaciones sobre la realidad de su país, crónicas que son consideradas las precursoras del periodismo moderno. Su lectura es obligatoria para cualquier estudiante que quiera escribir. Su nombre sirve a la Unión de Periodistas de Cuba para el premio anual de periodismo en ese país.

Desde adolescente se dedicó a la organización de grupos rebeldes, finalmente unidos en un partido, para liberar a la isla del colonialismo español, uno de los últimos rezagos en el siglo XIX. Con una mano escribía, con otra mano combatía y así murió, con la última página aún fresca, en medio de la batalla.

Martí es también recordado por su preocupación por los niños y su formación, no solamente en la escuela o en el hogar, sino en todos los espacios y territorios. Para los niños escribió una enciclopedia donde hay narraciones ficticias, descripciones sobre botánica o zoología, historia de los héroes nacionales, cuentitos. Ese ánimo fue recogido por la Revolución Cubana que lo implementó en su prioridad por los “pioneritos” y garantizó a todo isleño el acceso a la salud, a la escuela, al deporte y al juego. La mayor de las utopías de toda revolución verdadera.

La figura de José Martí es en estos meses un pretexto importante para las nuevas relaciones de Cuba con Estados Unidos, donde vivió y padeció el exilio. Martí destacó el apego democrático de los políticos estadounidenses como también condenó las ambiciones del coloso sobre la América morena.
Dijo Martí: “En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.

Y añade aquello que debemos recordar siempre, sobre todo los periodistas: “Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado”. Valió para 1890, vale para Bolivia, febrero 2016.

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