Las personas que hemos vivido largos años –en el silencio de nuestro fuero interno– hemos visto el deterioro de la calidad de vida de nuestra población, es decir, la falta de respeto, tolerancia y honradez, que lejos de avanzar en sentido positivo, se ha ido deteriorando y agotando hasta llegar a extremos inconcebibles.
Ayer, nosotros recibimos en el hogar y la escuela enseñanzas de ejercer todos los días de la vida, la difícil y honrosa profesión de “ser hombre” más allá de las profesiones liberales en la que podemos ser o no destacados; lo que nunca puede ser descuidado o dejado al azar, es la profesión de vivir libre, con dignidad, honradez y esfuerzo. Es necesario formar una personalidad cúbica, aristada, firme en cualquiera de sus facetas: moral, disciplina trabajo… Jamás víctima de vientos que se arremolinan en personalidades esféricas, débiles, vulnerables.
La vida nos enseña que lo que se siembra se cosecha. Si siembras flores cosechas flores; no puedes esperar cosechar flores si siembras espinas. Eso es vivir mejor en el hogar, en la familia, en el trabajo y en la sociedad. No es vivir bien caer en el error, en las componendas políticas y la improvisación, es necesario meditar siempre antes de iniciar las tareas del día, y toda vez que nos toca cumplir un mandato y una nueva responsabilidad.
No cabe duda que la sabiduría se construye con los años; a este propósito un clásico escribió: “Que me llamen de viejo, como si estuviera en mis manos detener el tiempo o que no pasara por mí; y, como si se escribiera con las canas, y no con el entendimiento que suele mejorarse con los años”… Nunca pretendas llegar a las cimas sin pasar por las escaleras que se deben vencer para llegar a las cumbres; en nuestro tiempo se cree que es posible escalar las cumbres sin pasar por dificultades y el esfuerzo en los estudios, el aprendizaje y el trabajo honrado; por eso nuestros países están en una franca decadencia, fruto de la política de nuestra época que no valora el sacrificio que es necesario hacer, para gobernar sociedades con democracia, justicia y responsabilidad, porque la política actual se ha desvalorizado hasta convertirse en oficio de desocupados, sino descalificados, sub-judice…
Es necesario, respetarse, valorarse para respetar y valorar a nuestros semejantes. Es posible aprender cada día de tus propios errores, solo Dios es perfecto. El hombre está en la dualidad, sujeto al libre albedrío, siempre en la elección entre lo bueno y lo malo. En el Universo rigen energías que gobiernan el bien y el mal; y en nuestro maravilloso planeta, gobiernan predominantemente las fuerzas del mal y someten a la humanidad a sus mandatos y reglas autoritarias. Todo responde a políticas globales materialistas, que se imponen a través de organismos que buscan a su vez, objetivos que procuran la desvalorización del género humano, hasta convertirlo parte de una masa dócil, que obedece autoridades que son objeto de manipulación por poderes dueños del dinero mundial y actúan en las sombras, y tiene la pretensión de imponer una dictadura mundial.
Olvidan que hay dos Universos: uno sensible y otro moral, misteriosos y profundos, el uno sensible, el de los mundos y el otro, el de las almas, invisible. ¿Cuál fue primero, el alma o la materia?... Formidable cuestión que a la miseria de nuestra pobre concepción se esconde. Pero ambas tienen alguien que las rige y con mano inflexible las gobierna; y una Ley que sus ímpetus dirige: Sabia, inmutable, ineludible, eterna. La mano es la de Dios, ser Soberano…
Son años de confusión a nivel mundial, porque la información está controlada y, lo que se sabe proviene de fuentes alternativas. Se producen fenómenos y catástrofes naturales nunca vistos antes, se dice que provienen del propio hombre del poder en la sombra. Hay nuevas formas de guerra mundial que pueden derivar en una nuclear que signifique la desaparición de nuestra civilización; hay cada vez más evidencias de presencia de seres extraterrestres que dizque gobiernan nuestro planeta, etc. Para quienes vivimos lejos de este panorama confuso y revuelto, que propugnamos la paz, el amor y el perdón, sentimos lejanos los peligros que acosan a los hombres. Dejemos que solo nuestro corazón nos señale el camino.