Netflix, en la soledad del coronavirus
Netflix llegó para quedarse. Pero lo mismo opinábamos en el siglo XX del betamax, del casete, del tocadiscos, y de otros aparatos y objetos que ahora forman parte del museo de la memoria de cierta parte de la humanidad.
Netflix llegó para quedarse. Pero lo mismo opinábamos en el siglo XX del betamax, del casete, del tocadiscos, y de otros aparatos y objetos que ahora forman parte del museo de la memoria de cierta parte de la humanidad.
No lo sabemos de cierto, pero Netflix, la plataforma en línea de películas más grande del planeta, parece que hubiera sido diseñado para este tiempo. El tiempo del encierro y del enclaustramiento del coronavirus.
Algunos lo quieren, otros lo odian, otros dicen ser indiferentes. No hay más. Lo cierto es que no sabemos desde cuándo juega un papel determinante en nuestras vidas y es parte de la sociedad global actual, no nos guste o no reconocerlo.
De a poco nos fuimos desplazando de la comunidad del cine, de aquel teatro oscuro donde todos nos sentábamos a ver una película sin conocernos, a la sala de nuestro hogar, primero, y luego a nuestra habitación, a la individualidad total donde nos llevó de la mano Netflix.
Marisabel Villagómez es una reconocida curadora de arte en Bolivia. Ella nos comenta sobre su relación de amor y desamor con la plataforma a partir de la cuarentena.
“No lo voy a negar; veo Netflix todo el día. Al comienzo de la crisis del covid-19, mis cultos amigos me pasaron varios links sobre películas nacionales o latinoamericanas que se liberaban. Recibí esta noticia con entusiasmo: ver en este encierro todo lo que no he visto y que admito tengo pendiente, como esos libros de clásicos que cualquier biblioteca se precia en tener pero que el dueño no admite nunca que no leyó.
Es así que tampoco voy a admitir el cine latinoamericano que no he visto y que, seguro hasta me he atrevido a citar, como cuando uno habla ligeramente, en un café, de ‘La Peste’ de Albert Camus. En cambio, he gastado mis 18 días de encierro revisitando mis clásicos Netflix”, afirma.
Por su parte, el director de teatro Diego Aramburo, uno de los más reconocidos artistas de nuestro país, afirma que a él, Netflix le tiene sin cuidado.
“No soy anti Netflix, pero hay muchos servicios que prefiero no tener donde vivo: TV en general (cable, Netflix y por supuesto, no tengo ni tendría acceso a la televisión nacional). Me gusta habitar lugares silenciosos. No tengo costumbre ya de cohabitar con una televisión o una radio. Pero ver una película específica lo puedo hacer y lo hago siempre, eso sí. Hay directoras y directores que sigo con mucho interés”.
Pero el Netflix trae consigo una cultura propia. Unas formas de producción y de consumo diferentes que pueden alguna veces ser muy interesantes y, otras, desilusionadoras.
“He visto algunas cosas nuevas que no me han cautivado, pero he disfrutado enormemente volviéndome a encontrar con Don Draper (de la serie Mad Men), el enigma mismo del hombre (en masculino y en clave elegante) moderno. Esta debe ser la tercera (o cuarta) vez que veo todos los episodios de una serie que ha debido durar siete años en HBO. También he vuelto a ver todas las temporadas de Arrested Development y a reír con todas las fuerzas sobre la debacle moral de la sociedad californiana”, nos comenta Villagómez.
NETFLIX PARTY
Para no ser tan individualistas y salvar distancias, Netflix ha desarrollado nuevos métodos para no parecer tan aislante. El historiador y carnavalero chuquisaqueño Fernando López Serrano, un asiduo de Netflix, nos cuenta sobre la fiesta de la que él es parte.
“La experiencia Netflix Party llegó justo en el momento cuando los amigos o parejas ya no podían juntarse más para maratonear con una serie o un par de películas. Esta nueva alternativa que ofrece Netflix logra ‘juntar en la distancia’; en una reproducción simultánea, Netflix Party conecta a las parejas separadas por el encierro que, por una ventana de chat, se dicen cuánto se extrañan; los amigos o los primos, en ciberchacota, se pasan comentando desde sus computadoras cada escena (importante o no) de la serie que cada uno ve desde la oscuridad de su habitación”.
Es, sin duda, una herramienta más que ayuda a sostener el alejamiento y la soledad de la cuarentena… en compañía.