La fiscalidad en la era de la economía digital

El crecimiento exponencial de la economía digital se ha constituido en una de las principales preocupaciones de las autoridades fiscales a nivel mundial, porque las TIC adquirieron un papel protagónico para el...

Raquel Arancibia Padilla Raquel Arancibia Padilla

Raquel Arancibia Padilla
Capitales / 10/07/2018 07:09

El crecimiento exponencial de la economía digital se ha constituido en una de las principales preocupaciones de las autoridades fiscales a nivel mundial, porque las TIC adquirieron un papel protagónico para el desarrollo de nuestras actividades personales y profesionales. Esta nueva forma de hacer negocios presenta crecientes y complejos desafíos fiscales, que radican principalmente en la calificación y localización de las rentas al momento de efectuar transacciones comerciales; al desconocer si nos encontramos frente a la prestación de servicios o la transferencia de bienes, si estos últimos se constituyen en bienes tangibles o intangibles y si el derecho propietario fue transferido o únicamente se tiene el derecho a utilizarlo, y desde el punto de vista de la localización, se tendría que definir la ubicación del comprador o del vendedor para determinar la base imponible.

A marzo de 2018 los negocios internacionales con el uso de las TIC alcanzan a $us 1.300 millones. Solo en 2017 se efectuaron 96.000 millones de transacciones a cargo de 1.300 millones de usuarios, que generaron un movimiento económico de aproximadamente $us 2 billones, una cifra que, sin duda, superó la proyección del Instituto Latinoamericano de Comercio Digital, constituyéndose en nuevos factores de conexión fiscales para los principios de tributación internacional tradicionales.

En 2015, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó el plan de acción contra la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios (BEPS), constituyéndose en el nuevo paradigma de la fiscalidad internacional, inicialmente propuesto para el G20; actualmente, a través de un Marco Inclusivo, se desarrollan actividades que integran al conjunto de países (113 países adscritos), principalmente los que se encuentran en vías de desarrollo —como el nuestro— al ser los ingresos tributarios una parte importante y, en la mayoría de los casos, la principal fuente de ingresos para el desarrollo económico. En el caso de Bolivia, este año representa el 24.1% del Presupuesto General del Estado; es decir, alrededor de 53.606,00 MM de bolivianos, siendo el IVA, IUE, IDH, y el IT los principales impuestos que se recaudan a nivel nacional.

Es así que instituciones como el Foro Africano de Administración Tributaria (ATAF), el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), el Grupo de Estudio sobre la Investigación en la Administración Tributaria de Asia (SGATAR), el Centro de Encuentro de las Administraciones Fiscales - países francófonos (CREDAF), la Organización Intra - Europea de Administraciones Tributarias, que apoya a Europa Oriental y Oriente Medio (IOTA), vienen trabajando en la implementación de las 15 estrategias que compone BEPS, centrados principalmente en: la retención de impuestos, el ajuste al concepto de establecimiento permanente, la creación del impuesto sobre los bits (banda ancha), la calificación de una renta como el royalty, los beneficios empresariales, servicios y contratos híbridos, entre otros.

Asimismo, analiza la forma de resolución a otro conflicto, como es la transferencia de información entre países (intercambio informático). De ahí que resulta imperioso constituir una Administración Tributaria Internacional que aborde los desafíos fiscales derivados de la digitalización analizando los nuevos modelos económicos y su evolución en el entorno digital, en el que las empresas operan y generan valor. Lo que en definitiva posibilite una mayor viabilidad económica de los países, evitando un efecto adverso en la inversión y en la innovación, ante un posible aumento en la carga fiscal de consumidores y empresas; además, que trabaje en la prevención del abuso de los tratados fiscales.

En conclusión, que analice la necesidad de cambiar a gran escala el Sistema Tributario Internacional, procurando establecer normas fiscales y procedimientos tributarios internacionales homogéneos; una tarea muy compleja, pero no imposible de lograr, si se trabaja de forma consensuada para garantizar un apoyo eficaz y eficiente entre los países.

 

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