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Una tétrica realidad: el colapso de los cementerios de Sucre y Potosí

Una tétrica realidad: el colapso de los cementerios de Sucre y Potosí

Una tétrica realidad: el colapso de los cementerios de Sucre y Potosí

El Cementerio General de Potosí ha sido descuidado durante varias décadas por autoridades de diferentes gestiones

El Cementerio General de Potosí ha sido descuidado durante varias décadas por autoridades de diferentes gestiones

ecEl Cementerio General de Sucre se destaca por sus hermosos jardines, su arquitectura neoclásica y las personalidades

ecEl Cementerio General de Sucre se destaca por sus hermosos jardines, su arquitectura neoclásica y las personalidades


    Evelyn Campos López
    Ecos / 18/06/2016 18:10

    Todos los días, las administraciones de los camposantos de estas dos ciudades patrimoniales disponen el desentierro de los restos que cumplieron una cantidad de años establecidos por sus respectivas normas, para dar espacio a los recién fallecidos.

    El colapso de los cementerios generales de Sucre y Potosí ha llegado al punto de que, cada día, se debe exhumar restos para poder enterrar nuevos cuerpos.

    En el camposanto capitalino, famoso por su belleza, solo hay diez nichos disponibles para cualquier contingencia. Todos los días, la administración dispone el desentierro de los restos que cumplieron los siete años establecidos por una norma para dar espacio a los recién fallecidos.

    Y en Potosí ocurre algo parecido. Su cementerio colapsó hace mucho tiempo y la administración procede a la exhumación de los restos que tienen una antigüedad de 15 años en la necrópolis para dar sepultura a otros.

    Sucre
    El Cementerio General de Sucre está considerado como uno de los más vistosos del país. En él, además de sus hermosos mausoleos, sus prolijos jardines y la limpieza del lugar, destacan su organización y el trabajo abnegado de sus niños guías.

    Por el momento, en este lugar no se ejecuta ningún proyecto de ampliación. Los 500 nichos construidos en dos bloques hace un par de años salvaron la emergencia coyuntural, pero solo sirvieron de paliativo para el problema de fondo.

    De acuerdo con la normativa municipal de Sucre, los familiares de un fallecido pueden alquilar un nicho por un lapso de cuatro años y renovar por otros tres; luego, tienen la opción de trasladar los restos a un osario o hacerlos cremar y depositarlos en un sarcófago, por 20 años, donde sí existe espacio suficiente.

    En la historia
    La extensión de este cementerio es de siete hectáreas y media. Fue diseñado por el arquitecto Luis Núñez Del Prado y terminó de construirse el 18 de enero de 1892, por lo que ha cumplido 124 años.

    En él destaca su arquitectura, de estilo neoclásico, y su fachada monumental sostenida por cuatro pilares, además de sus jardines y parajes incomparables en el territorio nacional.

    Hace 12 años fue declarado el “Primer Cementerio Patrimonial de Bolivia”, título que ostenta haciendo honor a los restos de personalidades célebres como literatos, filósofos, héroes de Sucre y del país.

    Se divide en tres patios y tiene 24 cuarteles (en dos está el sector de párvulos, con aproximadamente 1.215 bebés enterrados), donde existen 8.770 nichos.

    En esta última morada hay 107 mausoleos construidos con una variedad de diseños arquitectónicos, 57 criptas, 12 mausoleos institucionales y 4.549 osarios, con 2.630 restos, informa a ECOS la administradora interina del Cementerio General, María Raya.

    El tercer patio alberga a centenares de restos enterrados en el suelo, a una profundidad de dos metros y medio.

    En el camposanto sucrense trabajan siete administrativos, 11 operativos y cuatro barredoras. Además, otras 120 personas desempeñan funciones como guías, escaleritas, rezadores, limpia-lápidas y pintores. Actualmente, aquí se entierra a un promedio de cinco personas por día.

    Potosí
    Entretanto, el Cementerio General de Potosí se caracteriza en la actualidad, lamentablemente, por un descuido que data de hace varias décadas.

    Muchos alcaldes se olvidaron de este sitio, así como las autoridades tantas veces han descuidado la arquitectura de la ciudad declarada por la Unesco “Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad”. Hoy, esta infraestructura llena de historia pide a gritos la atención del gobierno de turno.

    El alcalde potosino, Williams Cervantes, anunció que este año se construirán cuatro pabellones con 480 nichos que coadyuvarán a atender la demanda de espacios.

    Por lo pronto, para salir del paso, después de exhumar los restos que cumplieron 15 años de permanencia en un nicho, se guardan en un depósito y se da un plazo de 30 días a los familiares para que los cremen o trasladen a su lugar de origen; la notificación se produce a través de medios de comunicación. Si no se presenta nadie, los restos se creman en forma colectiva.

    “Los anteriores administradores no se preocuparon del cementerio, al que convirtieron en un depósito con toneladas de basura, de escombros de construcción y de pupitres inservibles”, comenta a ECOS el administrador del camposanto potosino, Lucio Contreras, quien asegura que hasta fin de año habrá una refacción, ampliación de baños, cambio de pisos por pavimento rígido y cerámica y mejoramiento de las áreas verdes.

    Anuncia la intención de construir un salón velatorio, especialmente para la gente que llega del campo y que no tiene dónde velar a sus difuntos. Por otra parte, dice que se construirá un pabellón exclusivo para los personajes ilustres de Potosí.

    En este caso, la Alcaldía tiene 116 pabellones. Además, están los particulares.

    “El cementerio está en mal estado, no sé qué les pasa a las autoridades, está abandonado, solo hacen arreglos ligeros cerca a la fiesta de Todos Santos y después se olvidan. ¿A quién no le va gustar que esté en buen estado? Hay una gran diferencia con el cementerio de Sucre, que yo creo es el mejor del país”, afirma José Salvatierra, un visitante mientras deja unas flores en la tumba de un pariente.

    En la historia
    El historiador potosino Wálter Zavala Ayllón relata a ECOS que en Potosí, durante el periodo de la colonia, cada parroquia tenía su propio cementerio; y había camposantos para indígenas y para españoles. Lo que hoy se conoce como atrio del templo, antes funcionaba como cementerio.
    Por esta razón, cuando se restaura un templo (en parroquias de españoles o de indígenas) suelen encontrarse restos óseos. Por ejemplo, el último hallazgo se produjo durante la reconstrucción de la Plaza 6 de Agosto. En la parte central, donde se ubica el obelisco, antes estaba el templo de Nuestra Señora de la Misericordia; allí se hallaron una gran cantidad de restos óseos en torno a los cuales se tejieron una serie de conjeturas equivocadas, según el historiador.

    En ese templo solo se enterraba a españoles, sean ricos o pobres; sin embargo también se depositaron los restos de varios miembros del Ejército auxiliar argentino, que llegó a Potosí para apoyar a las tropas patriotas durante la revolución independentista.

    Curiosamente, en vez de auxiliar a los patriotas cometieron una serie de crímenes, asaltos, robos y violaciones a las mujeres; y el pueblo potosino, cansado de esas fechorías, reaccionó y procedió a la “matanza de los porteños”, en agosto de 1811. De esa forma los despojos de los soldados argentinos fueron enterrados en Nuestra Señora de la Misericordia.

    Posteriormente, durante los primeros años de la República de Bolivia, se clausuraron varios conventos, templos y cementerios, pero se estableció uno general: el cementerio de San Bernardo, al lado del templo que lleva el mismo nombre.

    Con el paso de los años, el cementerio San Bernardo quedó en pleno centro de la ciudad y muy reducido debido al hacinamiento. Entonces, las autoridades decidieron construir uno, al que bautizaron como “Sucre” porque está situado en el trayecto a la capital del país. Fue inaugurado en 1912.

    Según Zavala, este cementerio creció sin planificación alguna. Apenas tiene unos cuantos mausoleos; por citar algunos, el de los excombatientes de la Guerra del Chaco, el de los Colorados de Bolivia, o el de la Tercera Orden Franciscana.

    “Nuestro cementerio está un tanto abandonado y muy deteriorado, tiene poca limpieza, muchas veces carece de agua. Con las disculpas del caso, yo soy potosino y debería defender y ponderar al cementerio, pero no lo puedo hacer porque está en muy malas condiciones”, opina el historiador. Luego, destaca el cuidado que se dispensa a otros camposantos del país, sin ir tan lejos, a los de Sucre y Cochabamba.

    Este cementerio tiene unos cuatro mausoleos muy antiguos que se encuentran en un abandono total y que están siendo restaurados por un experto.
    ECOS pudo observar una actividad curiosa: se refiere al culto que le rinden a una calavera, dicen, perteneciente a Feliciano Berno, personaje que se dedicaba a robar a los ricos para dar a los pobres, que murió asesinado y que el pueblo convirtió en mártir.

    Según contaron algunos visitantes, la gente le coloca flores y velas los domingos y lunes, pidiéndole, entre otras cosas, protección.

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