Adolescente
Hola: Te lo aseguro, si te escribo, no es para darte un consejo. De hecho, prefiero sentarme en un banco y escucharte. Sé que tienes mucho que hacer. Pero si tú tienes unos minutos para leerlo, tal vez te ayudará.
Hola:
Te lo aseguro, si te escribo, no es para darte un consejo. De hecho, prefiero sentarme en un banco y escucharte. Sé que tienes mucho que hacer. Pero si tú tienes unos minutos para leerlo, tal vez te ayudará. Al menos, eso espero.
En primer lugar quiero disculparme por llamarte adolescente. Odio las categorías, en particular el de las generaciones. No es porque eres un adolescente no eres una persona completa, un ciudadano, un consumidor, y como tal, debes tener todo tu lugar en los debates públicos y discusiones de “adultos”.
Encuentra el verbo de tu vida
“¿Qué quieres hacer cuando seas grande?”, durante años nos hacen esta pregunta. Pero, para la persona que te la hace, solo se reduce a una cosa: tu profesión. Te preguntan cuál es la profesión que deseas sin ni siquiera haber explorado todas las posibilidades, y ya son doce años que te enseñan las mismas materias en el colegio. Tengo otra pregunta para ti: “¿Cuál es el verbo de tu vida?”. No tu profesión, el verbo. El verbo que va a trazar los caminos de tu vida.
Sí, me refiero a los caminos, porque en el mundo del mañana tener varias formas de vida, carrera, profesión, no será reservado para las personas atípicas. Encuentro todos los días ingenieros que se convierten en panaderos, cómicos que se convierten en conductores, abogados que se convierten en activistas en una asociación. Si tú no estás seguro/a de querer ser escritor/a o científico/a (¡como si los dos fueran incompatibles!), te dirán que debes tomar una decisión.
Y si miráramos esto de otra manera diciendo que los que están interesados en los diferentes campos, que son capaces de pasar de una competencia a otra, que pueden adaptarse a nuevos contextos, a otras formas de hacer, son múltiples potencialidades. Hay algo que hace lógicas las bifurcaciones de las personas que aportan los conocimientos que han adquirido en un área a otra, de las que abren horizontes y crean nuevas posibilidades: su verbo.
Si el verbo de tu vida es ayudar, tú podrás ser médico/a, abogado/a o trabajar en una ONG. Si tu verbo es transmitir, puedes ser maestro/a, periodista/a o cómico/a. ¿Quieres descubrir las cosas (arqueólogo/a, historiador/a, químico/a, biólogo/a), quieres inventar (ingeniero/a, mago/a) o lo que quieres es expresarte (escritor/a, músico/a, artista), analizar (columnista, analista político/a, sociólogo/a)? ¿Quieres sanar, curar, proteger, defender? Por supuesto, antes, debes reflexionar. Encuentra la materia, el tema en el que tu verbo va a funcionar: las palabras, el cuerpo, la imagen, los alimentos, los animales.
Todo el mundo es más o menos sensible a una materia. Puedes ser un/a brillante inventor/a de los videojuegos o pasteles. Puedes combinar tus habilidades: crear juegos de video y hacer música, esculpir tus tortas en obras de arte.
También tienes que preguntarte sobre tu estilo de vida: ¿quieres horarios fijos o irregulares, quedarte en un lugar o viajar, trabajar fuera o dentro de una oficina? Y por último, pero quizás lo más importante, ¿al servicio de qué o de quién vas a poner tu verbo: el sistema de producción capitalista de riqueza que expone a los individuos a la competencia, que destruye la tierra y sus criaturas vivientes, u otro sistema basado en el respeto a la vida y la ayuda mutua? En los dos casos, tú harás que valga la pena, vas a superarte e innovar.
Puede realizar el mismo trabajo para servir a dos visiones del mundo diametralmente opuestas. Mañana, el comercio no será necesariamente el centro de nuestras vidas. Hay que encontrar un trabajo que te haga vivir y que te permita vivir. Un trabajo que nos dé tiempo para aprender, descubrir, maravillarnos de vivir con los demás. Eso nos permite tener tiempo en lugar de perseguirlo.
El tiempo para equivocarte
Sí, lo sé, dije que no voy a darte consejos; admito que a veces abuso un poco. Pero te voy a dar uno que quizá te sorprenda: tómate el tiempo para equivocarte. Tienes el derecho de equivocarte. Si no lo haces antes de los treinta, ¿cuándo lo vas a hacer? Pero hay una cosa que no tienes derecho y es a engañar a tu sueño.
Un día me encontré con un hombre que era un músico, tuvo éxito y después de una noche —ya sabes, una de esas noches en las que los objetos que nos rodean parecen preguntarnos qué hacemos aquí— él decidió cambiar su vida, ya que la suya no le convenía. Vendió su casa, cerró sus cuentas bancarias y se fue a vagar por el país. El hombre se hizo una pregunta, que le tomó años en responder: ¿Qué hice por mi sueño hoy y en qué contribuyó a la belleza del mundo?
¡Hazte esta pregunta todos los días!
Sobre todo, no creas que algunos sueños son mejores que otros, bajo el pretexto de que los caminos se trazan en el colegio. Te han hecho creer que la ciencia, las matemáticas, el idioma, la filosofía, historia… son más importantes que la música, el deporte, el arte, el teatro, la costura, las artes, la cocina, y todas las otras materias que no te enseñan en el colegio, o tienen muy pocas horas. ¿Alguna vez has lamentado que estas áreas son consideradas como pasatiempos? Mira a tu alrededor: el arte y los deportes son considerados como entretenimiento de fin de semana. En otras sociedades, son el centro del aprendizaje y el desarrollo de cada persona.
Tú y yo sabemos que el sistema educativo te ofrece una gama muy restringida de todas las posibilidades disponibles para ti. Si crees que un título es suficiente para conseguir un trabajo... pero, estoy segura de que tú ya no crees más en este mito. Tú sabes, además, que necesitas de las amistades, el conocimiento del medio, la suerte, las relaciones. Por supuesto, en algunas áreas vas a tener un poco más de problemas para encontrar tu lugar. Precisamente porque el sistema no habrá trazado tu camino, vas a dibujarlo tú mismo/a. ¡Mejor! ¡Será extraordinario! Por supuesto que te llevará más trabajo, esfuerzo y disciplina, pero al menos no habrás traicionado a tu sueño.
Si los estudios te ofrecen un camino directo a lo que quieres hacer, adelante. Pero no te olvides de ir a ver cómo funciona en el mundo real. Observa a las personas que practican su trabajo, habla con ellas, pídeles si puedes visitar sus locales, oficinas, ofréceles tu ayuda [N. del E. tomando recaudos y consultando antes con tus padres]. Tómate un tiempo en medio de tus estudios para averiguar cómo funciona, aquí y en otros países.
Te dije que no me gustan las categorías de edad. A ti tampoco, tal vez. Habla con las personas mayores que tú. Cuando un experto ve un joven queriendo aprender lo que él hace, y si ve en tus ojos la suficiente confianza y el deseo, además de ver que tú persistes y que ya estás listo/a para trabajar, te garantizo que valdrá mucho más lo que aprendiste con él que cualquier curso en todo el mundo. Cuando vuelvas después de esos cursos, sabrás mucho más que aquellos que han seguido las clases solo para tener un diploma.
No hay que olvidar que también tienes derecho a bifurcar, a tomar otros caminos, treinta, cuarenta, ¡cuantos tú quieras! No tienes que doblegar tus deseos para que se ajusten a las casillas del sistema. Está en ti utilizar lo que la sociedad te ofrece para realizar tu sueño. Un sueño, espero, que se ocupará de la belleza del mundo.
Tú te preguntas tal vez qué hice yo para hablarte así. Tú te imaginas que yo era una de esas estudiantes que no sabían lo que querían hacer. De hecho, es todo lo contrario. Siempre supe lo que quería hacer —escribir, sobre los poderes adormecidos que las personas tienen en ellas— y era una muy buena estudiante. Los caminos estaban trazados para mí, todos los caminos reales. Cada vez se bifurcaron, pero nunca comprometí mi sueño. Quería ver qué había más allá de la escuela, de la enseñanza, del diploma al que me dirigía.
Así que no digo que no estudies, solo estoy diciendo que tú tienes el derecho de cambiar, de explorar nuevos horizontes, para aprender y prepararte de una manera diferente. Y una de las mejores herramientas para eso son los idiomas.
Ofrécete todos los lugares
Vas a decirme que tal vez no te gusta el inglés, que eres nulo/a en francés, que es muy difícil el alemán o que te aburre el vocabulario para aprender y las frases para completar. ¡Cómo te entiendo!
Pero no te desalientes cuando tengas que aprender un idioma. Es posible que no te gusten las clases, pero no se puede no querer hablar y entender otro idioma. Poder ver películas con tus actores favoritos y realmente escuchar cómo hablan, entender las letras de las canciones que te gustan, utilizar el software en inglés, escuchar informaciones de otros países y no sentirte tonto/a cuando viajas y preguntas por el camino.
Un idioma es una puerta abierta a otra forma de pensar, es como si de repente aumentaras la superficie de tu horizonte. Después, verás la sociedad, tu país, con nuevos ojos.
Tienes un inmenso poder
Sé que eres mucho más sensible a la destrucción del planeta que la generación de tus padres. No sé si tú participas en tu vida diaria, o si ya tomas decisiones para limitar tu impacto. Tú tienes un gran poder: tú eres un/a consumidor/a. Es por ti que las grandes industrias saquean los recursos, destruyen los bosques, hacen que los niños se enfermen, explotan a los trabajadores, maltratan a los animales. Es para tu placer.
Sería suficiente con que la gente dejara de comprar para que no se fabrique más. Por supuesto nos sentimos pequeños. Puedes dejar de comer Nutella*, y poner en una balanza el placer de consumirlo y los horrores que genera, pero los estantes del supermercado están siempre llenos. Pero sin tu primer gesto, no habrá otros para seguir tu ejemplo. Si contamos todos los frascos de Nutella que has comido, ¿cuántos árboles, cuántos gritos de orangutanes, de hombres y niños cuyos pueblos fueron quemados, representa esto?
Eres lo suficientemente mayor para tener una conciencia y estar orgulloso/a de lo que tú participas. Tú tienes la oportunidad de vivir en una época en que miles de científicos, ingenieros, inventores, han encontrado otras maneras de hacer otros productos respetuosos de los seres vivos. El cambio social se encuentra en lo más pequeño y en lo grandioso. En el gesto irrisorio de un hombre en Holanda que inicia la limpieza de la orilla del río donde pasa todas las mañanas, y en el proyecto loco de un ingeniero de diecinueve años que inventó un filtro para limpiar océanos.
Tu turno de escribir una carta
Lo que tienes dentro en ti es inmenso, porque todavía no está escrito. Eres un gran potencial, nunca dejes que nada ni nadie lo aplastaste. Lamento que en ocasiones no solemos pedirte tu opinión para saber cómo te sientes acerca del mundo y del mañana, así que si tienes tiempo, si tienes ganas, te propongo un experimento. Escribe una carta a un destinatario que no te puede responder. Una carta a algo que está en ti, lo que está fuera de ti: a un animal, a un objeto, una persona desaparecida. Que nadie diga que tú eres solamente una enciclopedia, sino alguien que piensa en el mundo, que sueña, que toma la palabra y que hará el mundo de mañana.
Hasta la próxima,
Sarah
Puedes enviar tu carta a [email protected] o grabarla y publicarla en YouTube.
* Crema de chocolate, nuez y aceite de palma. •
Nuestra página AQUÍ
Tu profesión está al servicio de tu sueño
Bertrand Piccard es un psiquiatra suizo y aviador. Él inventó el primer avión que vuela con energía solar. Tiene sed de innovación y de aventura, le gusta examinar los lugares inexplorados respetando siempre la naturaleza. Si no se hubiera interesado en los aviones, él podría haber sido espeleólogo, fotógrafo submarino o protector de los animales. En lo que hiciera, habría buscado la innovación y la aventura.
El mismo valor para inventar algo que no existe
Said Bennajem fue campeón de boxeo en Francia, subcampeón de Europa y participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Creó el boxeo femenino y actualmente enseña a niños, además de proporcionarles ayuda escolar en el segundo piso del gimnasio en Aubervilliers. Si Said no hubiera practicado el boxeo, él no habría perdido su vocación. No, él habría hecho simplemente lo que él quería hacer: superarse, luchar con respeto, transmitir, en otra área, pero con la misma energía, la misma disciplina, el mismo sudor.
Harás siempre lo que corresponde si encuentras tu verbo
Kiran Bedi es una mujer india que introdujo la meditación en las cárceles. Ella buscó cambiar los sistemas, introduciendo la escucha de uno mismo y la de los demás. Si no hubiera escogido las prisiones, ella podría haber cambiado las escuelas o los hospitales. Los contextos en los que tú haces lo que tienes que hacer son el resultado de las casualidades de la vida, de reuniones, de oportunidades y circunstancias. Poco importa si es en una empresa, una asociación, un bosque, una escuela o una escena, tú harás siempre lo que te corresponde si encuentras tu verbo.