El quiebre de una relación de pareja
Consejos para que la separación no sea dramática (y para amar saludablemente)
Sin pasión, compromiso e intimidad, aumentan las probabilidades de fracaso en una relación amorosa. Para que el quiebre no sea dramático y doloroso, lo mejor es ser franco con uno mismo y con la pareja. Eso sí, en caso de que uno de los componentes sienta que no puede vivir sin el otro, ahí hay un problema que debe ser tratado por un profesional.
En estas páginas, con la ayuda de un psicólogo, ECOS aborda la siempre compleja temática sentimental en los seres humanos, considera diferentes situaciones que viven habitualmente las parejas y, por último, ofrece algunos consejos para quienes deben afrontar momentos difíciles, incluso definitivos, en el amor.
Dimensiones del amor
El psicólogo Iván Salinas aclara de inicio que es difícil abordar desde la psicología el tema de una relación amorosa, pues existen varias posiciones teóricas al respecto. Él considera que la aproximación más coherente es la del psicólogo Robert Jeffrey Sternberg.
Según Sternberg, el amor está constituido por tres elementos: el atractivo (la parte física y sexual de la relación); la intimidad (sentirse cómodo y en confianza con la otra persona, al grado de revelarle información que no se comparte con cualquiera), y el compromiso (la decisión consciente de permanecer con alguien).
Las tres dimensiones tienen gran importancia, de acuerdo con el psicólogo estadounidense; si falta una de ellas, no se podría considerar un amor maduro.
Amor emocional y sentimental
Salinas dice que se debe distinguir entre el amor como emoción y como sentimiento. El amor emocional se parece a la pasión, atracción y gusto que una persona siente por la otra; si bien es muy intenso, normalmente dura poco, quizá unos meses.
En cambio el amor maduro o sentimental va más allá de la simple emocionalidad y gusto, requiere de otros elementos como sentirse cómodo en la intimidad con la otra persona y el compromiso de estar de manera permanente con ella siéndole fiel.
“Sin embargo, es importante aclarar que no es lo mismo empezar una relación durante la adolescencia, en la juventud o en la vida adulta”, discierne Salinas.
Además, el inicio y el final de una relación depende mucho del momento que toca vivir, de las experiencias previas y de la madurez emocional, agrega el profesional.
Los mitos
Determinar que una relación amorosa se termine sin enfrentar grandes problemas o una crisis es difícil. Si se ha consolidado como madura, porque hay pasión, compromiso e intimidad, en teoría, no tendría por qué terminar.
Hay mitos que han contribuido a pensar que una relación sí o sí tiene que terminar en un matrimonio o que una persona tiene que buscar a su “media naranja”, lo cual significa la existencia de alguien ideal para cada uno.
Según Salinas, es difícil definir al amor científicamente y más aún enfrentar el mito romántico→ →que nos venden en los cuentos de hadas y las telenovelas. En psicología se parte de la premisa de que el amor es una construcción y si la pareja no se dedica a cuidar su relación de forma positiva y saludable, probablemente termine en rompimiento.
Una pareja “saludable”
“Claro que es posible terminar sanamente una relación, pero hay muchos factores que están involucrados en ello. Para empezar, una pareja saludable tiene una comunicación apropiada en diferentes niveles, desde lo emocional hasta lo sexual”, sostiene el psicólogo.
Entonces, una relación saludable puede terminar de la misma manera, saludablemente. Para ello debe haber cierto grado de coherencia a nivel emocional: los involucrados en una relación de este tipo saben qué es lo que sienten y qué quieren el uno para el otro.
Si no es así, inevitablemente se expondrán a un escenario donde podrían presentarse conflictos en el momento de una ruptura emocional.
Influyen para una ruptura
“Cuando en una pareja falta alguno de estos tres aspectos: amor, intimidad o compromiso, o los tres, es muy probable que no esté destinada a permanecer junta”, refuerza Salinas.
Por ejemplo, los que no tienen mucha intimidad tienden a convertirse en compañeros más que en pareja; al descuidar la parte física, no revitalizan la relación amorosa.
En cambio, si una pareja tiene mucha pasión e intimidad pero poco compromiso, aunque pueda ser agradable estar con la otra persona, tal vez no les interese formalizar, explica el psicólogo. Y aclara que esto puede ocurrirle tanto al hombre como a la mujer. •
Machismo: Cuestión de género
El psicólogo Javier Salinas sostiene que en nuestro medio es inevitable hablar de la cuestión de género. Los mitos machistas contribuyen a que muchas parejas no puedan terminar de manera saludable una relación, generalmente, por la tendencia del hombre a cosificar a la mujer como si fuera de su propiedad.
En esos casos, el hombre no permite que una relación termine saludablemente. “Ve amenazado su ego cuando ve que alguien se interesa en la mujer, eso hace que empiece a desear lo que no tiene. Por eso es importante saber qué se quiere y qué se siente por la otra persona; eso es capital”, insiste el experto.
Hay parejas de jóvenes y de adultos que no saben si quieren o no continuar con una relación, entonces muchos se mantienen juntos por una especie de inercia.
En ese tipo de escenario, los miembros de la pareja pueden hacerse daño y no manejan saludablemente una ruptura.
¿Qué hacer cuando rompen con uno?
Cuando rompen con uno, aunque duela, lo ideal es estar bien consigo mismo. Se debe intentar manejar el duelo de manera coherente, ocupándose de sí mismo.
“Un principio de la psicología del amor es que si uno no tiene una buena autoestima y no se cuida, es poco probable que vaya a asumir con tranquilidad y coherencia un rompimiento amoroso. Es normal sentirse frustrado y triste frente a un quiebre de relación; de hecho, no se debería negar esa situación, pero no hay que prolongarla porque todos los días, todos pierden a alguien”, aconseja el psicólogo.
También es importante distraerse con actividades que a uno le gusta. Tal vez con esas que a veces se pierden porque se dejan de buscar cuando uno está en una relación.
La infidelidad no siempre acaba en ruptura
Una infidelidad no necesariamente tiene que desembocar en la ruptura de una relación de pareja. Hay quienes lidian con el dolor que provoca y aprenden con ese proceso, según explica a ECOS el psicólogo Javier Salinas.
A veces, cuando se presenta una infidelidad en la pareja, se busca mejorar a partir de ese momento traumático.
Las parejas saludables son capaces de manejar la infidelidad de tal forma que hasta fortalece su relación. La clave está en que los miembros de esa pareja mantienen una madurez emocional, saben lo que quieren, pueden identificar las premisas para el futuro y valorar con calma las decisiones antes de tomarlas hormonalmente, dice Salinas.
Dependencia emocional
Cuando uno de los dos no desea abandonar la relación y hay una dependencia emocional que implica sentir que no se puede vivir sin la otra persona, representa un problema mayor y entonces debe acudir a un psicólogo para que este analice por qué se siente así.
Una ruptura complicada significa que se tiene un problema psicológico; a veces cuando se entra en una relación amorosa empiezan a surgir aspectos que uno desconocía de sí mismo, llegando a modificar su propio comportamiento.
Hay personas que cuando están solas, como amigas, tienen un comportamiento, pero cuando inician una relación amorosa cambian, algo despierta lo peor de ellas.
Por eso es importante considerar a la pareja como un espacio de aprendizaje, recomienda el psicólogo consultado por ECOS, ya que no todas van a despertar exactamente lo mismo en uno. “Eso lo saben muy bien quienes tuvieron varias parejas”, concluye.
Consejos a tomar en cuenta
- Cuando rompen con uno, o uno rompe con el otro, hay que aceptar que no es fácil pero tampoco significa el fin del mundo.
- Es importante ser honestos con la pareja. No hay por qué adornar una verdad incómoda.
- No esperar hasta último momento para plantear el término de la relación, porque hay más probabilidades de hacer daño a la otra persona.
- Reconocer que la otra persona es valiosa y asumir, dentro de ese valor, que no se la puede lastimar para no salir lastimadas ambas partes.
- No abandonarse en una relación, no dejar de ser como uno es. Si uno gusta a otra persona es por algo. La relación no debe convertirse en una excusa para dejar de hacer lo que a uno le gusta.
- Dejar un espacio para cada uno. Si no se sabe manejar bien la situación, la pareja invade todos los escenarios de la vida del otro y se transforma en una especie de unidad, donde uno tiene que renunciar a las cosas que quiere por el otro.
- Procurar no hablar mal de la expareja porque de alguna manera se está hablando mal de uno mismo y sobre las decisiones que tomó en su momento.
- Para amar, la persona tiene que estar bien consigo misma y, cuando mantiene una relación de pareja, revisar continuamente cómo va la misma, qué está haciendo para que mejore.
- Tiene que haber diálogo y honestidad con uno mismo y con la pareja. No es fácil, el amor no responde a una receta y cada pareja busca la forma de cuidarse, mejorar y de permanecer juntos.
- El compromiso no significa dar el “sí, quiero” el día de la boda y esperar que mágicamente no haya problemas. El compromiso se actualiza permanentemente.