Programación: El “lenguaje del futuro”

Sugerencias de plataformas en Internet para aprender desde cero

Programación: El “lenguaje del futuro”

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Programación: El “lenguaje del futuro”


    Richard Mamani ECOS
    Ecos / 15/07/2018 12:11

    Vamos a empezar a programar, ya es hora. No se trata solo de entender cómo funcionan los aparatos que nos rodean, sino de un asunto de supervivencia. Ahora mismo, gran parte del mundo está ocupado en esto, ¿vamos a quedarnos atrás? ¡Que vengan las primeras clases!

    Antes, ¿por qué debería uno aprender a programar? Entre otras cosas, para ayudar a cambiar el mundo, o para hacerlo mejor. Puede que en las manos de uno de nosotros esté dormido algún producto revolucionario. Algo que quizá ayude, en algún sentido, a millones de personas.

    Claro que no todos nacen para ser programadores o quieren serlo. Es decir, no todos tienen “alma” de programadores. Sin embargo, cualquier puede aprender y convertirse en uno. No importa el oficio, no importa si quiere ser programador o no. El asunto es entender el mundo tecnológico que nos rodea y no quedarse estancado o “analfabeto”, puesto que los entendidos dicen que se trata del “lenguaje del futuro”.

    Por último, se trata de entender todo eso para guiar a las nuevas generaciones, a los niños que dependen de nosotros.

    Un mundo conectado

    Cada vez hay más computadoras en el mundo, más aparatos —televisores, celulares y otros dispositivos— conectados unos a otros. Cada vez estamos más rodeados de robots o “bots” (programas informáticos que hacen lo que nosotros queremos). Y lo que hacen no son “milagros”. Detrás de ellos hay personas que los hacen posible.

    “Actualmente, todos usan una computadora o un celular. El teléfono (móvil) es una computadora, todo el mundo utiliza uno, todo el mundo tiene necesidades y quiere que las computadoras hagan ciertas cosas, que realice su trabajo, que automatice las tareas que realiza manualmente”, dice a ECOS el desarrollador informático del consorcio de empresas de informática ITGroup y docente universitario Marcelo Quispe. “Y para eso se necesita un programador, alguien que pueda satisfacer esas necesidades”, agrega.

    Los niños y la programación

    ¿Por qué deberíamos introducir a los niños en el mundo de la programación? Los ayuda a pensar y a resolver problemas. Y eso, en el futuro, no solo les ayudará en el campo de la programación y la informática, sino en cualquier aspecto de su vida.

    “Aprender a programar, básicamente, es aprender a solucionar problemas. Cuando un niño aprende eso, se ayuda a sí mismo y ayuda a solucionar problemas, más allá del ámbito informático. Ve las cosas más sencillas, más simples y trata de resolverlos lo más rápido posible. Despierta la agilidad mental y el razonamiento”, explica Quispe.

    Por último, está claro que en el futuro harán falta más programadores. “Estados Unidos se está quedando sin programadores”, enfatiza el desarrollador informático. Ciertamente, ahora mismo contrata los servicios de programadores de otros países. “Yo trabajo con una empresa que está siendo subcontratada por gente de Argentina, España, México”, ejemplifica.

    ¿Difícil? Michael Sayman, hijo de una peruana y un boliviano, comenzó a programar con solo 13 años. Es actualmente una de las “estrellas” de Google. Y aprendió con tutoriales de YouTube.

    ¿Qué es programar?

    Básicamente, lograr que una máquina realice una tarea determinada. “La programación es todo un mundo, es la habilidad de desarrollar programas para que (una máquina) cumpla una función determinada. En el mundo de la programación hay un montón de áreas: hay programadores de páginas web, programadores de aplicaciones móviles, programadores de sistemas, programadores de videojuegos”, detalla Quispe.

    Cuando uno le da una orden a alguien, por ejemplo “compra unas manzanas y paga la cuenta”, está “programando” a esa persona. De eso se trata la programación: de darle instrucciones a una máquina para que haga lo que queremos.

    Y eso se hace a través de algoritmos. ¿Qué es un algoritmo? Una secuencia de pasos lógicos necesarios para llevar a cabo una tarea. Si uno le dice a una persona: “compra unas manzanas y paga la cuenta”, esta deducirá el camino que debe seguir y cómo debe cumplir la tarea. Una máquina, no.

    ¿Cómo resolvemos el problema, entonces? Para que una máquina cumpla la tarea como queremos, uno debe desarrollar un algoritmo lógico y preciso. En este caso: camina cinco pasos hacia adelante/saca Bs 20 de la bolsa que está en la mesa celeste/camina otros cinco pasos hacia adelante/abre la puerta/sal/baja las gradas/camina hacia la derecha 20 metros/pide cinco manzanas/paga la cuenta/date vuelta/camina cinco pasos hacia adelante/sube las gradas/entra/cierra la puerta/da cinco pasos hacia adelante/entrega las manzanas.

    Claro, y si el algoritmo tiene alguna falla —lo debe tener; si puedes desarrollar un algoritmo, mejor—, la orden no se cumplirá o se estancará en algún tramo. Por eso, entre otras cosas, los programas presentan fallas. Por eso —esa es la buena noticia— son también perfectibles.

    ¿Por dónde empezamos?

    En Sucre no hay escuelas que enseñen programación. Al menos, no especializadas y dirigidas a todos los segmentos de la población. ITGroup planea abrir una dentro de poco.

    “Tenemos un proyecto, lo vamos a lanzar en un par de meses, vamos a crear un instituto para dar cursos de informática. Básicamente, la idea es enseñar a programar a adolescentes, a estudiantes de quinto y sexto de secundaria y, después, bajar y enseñar a niños”, anuncia Quispe. “La necesidad nos ha llevado, en algún momento, a subcontratar programadores. A veces, no hay a quién contratar; nos ha pasado”.

    Pero mientras eso ocurre, hay plataformas en Internet que cualquiera puede usar para aprender a programar desde cero. Primero, los niños: “Recomiendo que empiecen con Scratch, que es una plataforma desarrollada por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Esta herramienta es bastante útil e interactiva. Los niños pueden divertirse aprendiendo”, dice el desarrollador informático de ITGroup.

    Scratch (scratch.mit.edu) es una plataforma gratuita y está disponible en español. Los niños —también pueden usarla adolescentes y adultos— aprenden los conceptos básicos de la programación arrastrando y ordenando bloques, algo parecido al lego. Pueden crear animaciones, videojuegos, tutoriales… por ejemplo, ver cómo funciona Súper Mario Bros y modificarlo, si quieren.

    Otra: La hora del Código (hourofcode.com/es). Es una plataforma diseñada por Code.org, “una organización pública sin fines de lucro dedicada a promover la participación en escuelas e institutos de las ciencias de la computación”, según su presentación. Está diseñada, sobre todo, para adolescentes, “para mostrar que todo el mundo puede aprender a programar y así comprender los fundamentos básicos de la disciplina”.

    Tiene una infinidad de tutoriales; de hecho, está diseñada para que los profesores organicen una “hora del código” en sus escuelas y se sumerjan en el mundo de la programación. Allí hay videos cortos con subtítulos en español y los estudiantes pueden ver cómo está hecho, por ejemplo, Flappy Bird, un famoso videojuego, y programarlo.

    “Para los adolescentes, sugiero empezar con un lenguaje de programación determinado. Hay uno que es bastante interesante: Python. Cuando uno empieza, lo hace desordenadamente, (pero) con Python el estudiante lo hace de manera ordenada y correcta. Está en Internet y se puede descargar”, dice Quispe.

    Python (www.python.org) es uno de los leguajes de programación más populares. Está disponible solo en inglés, pero “¡no, problema!”, hay tutoriales en YouTube que explican, paso a paso, cómo descubrir Python.

    Para los adultos

    Si usted es adulto, no le dé pena. También puede empezar con Scratch, la Hora del Código o Python. También con Code (code.org). Como los otros, este último no está diseñado para adultos. Tiene animaciones para niños, pero los principios para comenzar a programar son los mismos. También está Codecademy (codecademy.com), una buena opción.

    Por último, “pueden tomar algunos cursos de pago: Platzi, Udemy, Nextu, por ejemplo. Ofrecen videos cortos, de cinco a diez minutos. Esta modalidad tuvo mucho éxito. De hecho nosotros, en la empresa, los tomamos. Cuestan entre 10 y 20 dólares cada curso; otros cobran por mes, cuestan 200 bolivianos. No son caros, son gente que trabaja en empresas importantes, que se dedican a eso”, explica el desarrollador de ITGroup.

    SoloLearn (aplicación móvil) también es una muy buena opción. ¡Uno puede aprender desde el teléfono!

    Bueno. Está dicho. ¡A programar! •

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