Incansable estudiosa de la música
¿Cómo llegó María Antonieta García Meza de Pacheco a ser la admirada y respetada pianista que es? En la época en la que nació (1941), gran parte de las familias de Sucre tenían un piano en su casa o a alguien...
¿Cómo llegó María Antonieta García Meza de Pacheco a ser la admirada y respetada pianista que es?
En la época en la que nació (1941), gran parte de las familias de Sucre tenían un piano en su casa o a alguien estudiando un instrumento musical. No había televisión y los aparatos de sonido eran todavía escasos. “La gente tenía la necesidad de tener música en su casa, era una forma de vida”, recuerda García Meza.
La pianista e investigadora tuvo algo de suerte en ese sentido. En su familia, casi era una norma que todos tomaran clases de piano. A ella, le tocó comenzar cuando tenía apenas cuatro años. “Me enamoré del sonido, me encantaba oír el sonido del piano”, cuenta.
Más tarde, cuando pasó los nueve años, comenzó a ofrecer conciertos privados. En el edificio donde se encuentra actualmente el Museo del Tesoro de la Capital (plaza 25 de Mayo) vivía un señor llamado Jorge Urioste. Él y dos de sus amigos se reunían ahí periódicamente. “Querían oír música y me invitaban a mí; tenía nueve o 10 años”.
Cuando le tocó decidir qué estudiar, les dijo a sus padres que lo suyo era la música. “Casi se desmayan, te vas a comer tus teclas”, recuerda que le dijeron, entre risas, refiriéndose a que el oficio de pianista no le iba a dar dinero suficiente para vivir.
Estudió en la Escuela Nacional de Maestros y se hizo profesora de música. Casi siempre vivió de su trabajo y no le fue necesario abandonar nunca su oficio. Tampoco se arrepintió de perseguir su sueño.
Su oficio como investigadora nació mientras estudiaba para convertirse en profesora de música. “Había profesores increíbles, unas eminencias. Pasábamos clases de Apreciación Musical, y en esas clases escuchábamos música (…). Siempre me llamaba la atención cuando llegábamos a los compositores bolivianos (…); había partituras, pero muy pocas. Entonces pensé: ‘¡Qué injusticia!’. No estábamos seguros sobre cuánto habían avanzado nuestros compositores. Lo que nos llegaba de Europa era sensacional, pero lo que habían hecho nuestros compositores estaba en veremos (…). Muchos ya habían muerto y su obra no tenía la menor importancia”.
Decidió cambiar eso y se dedicó a investigar. La empujó su amor por la música y su curiosidad por el trabajo de esos compositores olvidados.
En 1982 consiguió grabar su primer disco: unas exquisitas cuecas del compositor chuquisaqueño Simeón Roncal. “Me llamaron hasta de una radio que estaba en Siglo XX, fue un boom. Fue desempolvar la historia”, rememora con orgullo.
Y no paró más. Sus investigaciones se hicieron cada vez más intensas y sus próximos discos comenzaron a tomar forma. Teófilo Vargas, Miguel Ángel Valda, José Lavadenz, Eduardo Caba… García Meza había logrado descubrir y recuperar el trabajo de una selecta lista de compositores del valle y del altiplano del país.
“Era música extraordinaria. Mientras iba estudiándola, tuve que mejorar también como pianista. La técnica pianística de estos compositores era de primer nivel; la unión de todo un conjunto de sentimientos, escritos en pentagrama, que nunca más se van a perder”, comenta.
En 2009, después de décadas de investigación, finalmente salió a la luz una de sus obras más importantes: “Estudios de la música boliviana”, un libro extraordinario con las partituras originales de los compositores que había investigado García Meza.
Unos años más tarde llegó “Estudios de la música boliviana Tomo II”, que era la continuación de su primera obra. “Algunos de ellos —Valda, por ejemplo— tenían su música oculta, casi no se conocía”, evoca.
No le importó usar su dinero en sus proyectos. De hecho, todo lo que grabó y publicó hasta ahora, lo pagó ella. No se lamenta nunca, habla siempre con gran orgullo del resultado: 15 discos compactos y cinco de vinilo grabados.
Sin embargo, no fue nada fácil dar con las obras originales. “Cuando morían los compositores, sus familias agarraban las partituras, contaban las hojas y se las repartían. Como no todos sabían de música y tampoco les interesaba…”.
Literalmente, rastreó varias partituras y se las compró a las familias que las tenían. “No he perdido un minuto de mi vida en estas cosas”, confiesa.
García Meza ofreció innumerables conciertos a lo largo de su carrera, pero el que más la cautivó fue el que ofreció en Madrid, en Casa de América (2004). Ella no se dio cuenta, pero varios de sus amigos se encontraban en el teatro… la habían visto tocar en Potosí muchas veces. “Era Semana Santa. Me dijeron que no iba a haber gente, pero tuvieron que poner sillas extras”.
Su trabajo la llevó por diferentes países, entre ellos Argentina, Perú, Chile, México y España.
Entre Potosí y Sucre
Dice que tuvo la suerte de vivir en las dos ciudades que más confabularon a favor de su trabajo: casi 40 años en Potosí y el resto en Sucre. “Potosí es un lugar muy especial. A Sucre, usted llega y todo se abre, escucha los pájaros. Potosí es una cosa más pesada, pero tiene un sentido profundo. Pienso que he vivido en los dos lugares ideales para hacer esto”, confiesa.
Su esposo tuvo mucho que ver en su carrera. Carlos (Pacheco) y yo hemos cumplido 57 años (juntos), empezamos muy jovencitos. Él es médico, nos hemos ayudado mucho, nos hemos dado el hombro ambos. Es orureño y se vino a estudiar a Sucre. Ahí nos conocimos: el minuto fatal”, recuerda con una sonrisa.
Con el doctor Pacheco tuvo tres hijos: Vivian, Cecilia y Carlos.
¿Cómo es su vida ahora?, le preguntamos. “Todo el tiempo estoy con pinchazos de sonidos (en la cabeza)”, revela, de nuevo, entre risas.
Cada vez que le toca hablar de música y de su trabajo, lo hace con una pasión contagiosa. Pierde la noción del tiempo y parece que todo lo demás dejara de existir.
Encuentra música en lo que la rodea. Vive frente al parque Bolívar, en cuyos árboles revolotean casi todo el tiempo unos pajaritos. “Hacen una sinfonía”, resume ella.
Hay dos cosas que le preocupan a doña María Antonieta García Meza de Pacheco: que el patrimonio musical que rescató siga sin ser objeto de estudio en las escuelas y que su trabajo esté siendo vendido, sin su consentimiento, en Internet.
En su casa, cuando alguien pregunta por ella y quiere saber dónde está, la respuesta casi siempre es la misma: “Estudiando música”; o también: “Ha ido a buscar música”.
Seguro que ahora mismo está en eso… •
María Antonieta García Meza
- Nació en Sucre el 13 de julio de 1941.
- Su primer profesor de piano fue Juan Manuel Thorrez Rojas.
- Estudió Armonía con el famoso profesor Emilio Hoffman.
- Se graduó como profesora de música de la Normal Superior de Maestros en 1960.
- En Brasil, asistió al Conservatorio Dramático y Musical de Sao Paulo.
- Continuó sus estudios en Chile, en el Instituto “Santa Elvira”.
- En Chile tuvo de profesora a la concertista chilena Margarita Herrera.