Después de uno de los más prolongados y radicales paros cívicos que le tocó vivir al departamento de Chuquisaca, demandando que le sean reconocidos sus derechos compartidos sobre las regalías del campo gasífero Incahuasi, un multitudinario cabildo abierto convocado por el Comité Cívico cambió los propósitos de la movilización por la demanda, entre otras varias conclusiones, de la renuncia del Gobernador de Chuquisaca, del Alcalde y del Rector de la Universidad.
Si bien es cierto que el papel jugado por esas y otras autoridades –lo mismo que dirigentes– en la legítima reivindicación departamental deja mucho que desear, habría que convenir que el duro golpe recibido por Chuquisaca se origina, ante todo, en las políticas centralistas que mantienen sometida a un secular marginamiento a esta y otras regiones del país.
En el caso particular de los estudios que determinan la propiedad absoluta de Santa Cruz sobre las regalías por la explotación de los actuales pozos en producción del campo Incahuasi, ha sido determinante la actuación de las autoridades del Ministerio de Hidrocarburos o de la alta cúpula de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), cuya parcialidad en el tratamiento de un tema de tan alta sensibilidad quedó en abierta evidencia desde mucho antes de que estallara el conflicto que ocupa nuestra atención.
Tampoco podemos pasar por alto la lamentable actuación de las autoridades, también del nivel central, que pasaron por alto los reclamos chuquisaqueños en torno a la indefinición de los límites departamentales con Santa Cruz.
Así pues, el sacrificio de la ciudadanía movilizada tanto en la Capital como en las provincias no puede diluirse en propósitos circunstanciales como los arriba señalados. Debe servir, por el contrario, para que las autoridades y representantes actuales y futuros no descuiden, nunca más, los intereses de Chuquisaca como departamento productor de hidrocarburos y garanticen –tal y como lo hacen otras regiones productoras– una participación determinante en todas las instancias concernidas del nivel central, con el nivel técnico que ello requiere.
Asimismo, no puede postergarse por más tiempo la demarcación definitiva de los límites con los departamentos vecinos. Así, no sólo se evitará futuros conflictos por la explotación de reservorios de gas sino que se eliminará cualquier manipulación que pueda afectar los intereses económicos de Chuquisaca.
En consecuencia, la atención de Chuquisaca tendría que orientarse hacia objetivos estratégicos de mediano y largo aliento, para los que se requieren autoridades, dirigentes y representantes que estén a la altura de tal desafío.
Es de esperar, pues, que la desmoralización ciudadana y la natural frustración colectiva de una movilización que no obtuvo resultado alguno a favor del Departamento no derive en pequeñas disputas de orden interno sino, más al contrario, sirva para fortalecer la unidad, identidad y compromiso que demostraron durante la convocatoria cívica los chuquisaqueños de la Capital y las provincias.
Es de esperar que la natural frustración colectiva de una movilización que no obtuvo atención del Gobierno no derive en pequeñas disputas internas, sino sirva para fortalecer la unidad, identidad y compromiso que demostraron durante la convocatoria cívica los chuquisaqueños de la Capital y las provincias
