Volvemos sobre los problemas limítrofes recurrentes de Chuquisaca. Esta vez en las fronteras con Tarija, y dándole la razón porque sostiene que los límites con ese departamento no están definidos; mientras la desinformada gobernación de Chuquisaca supone que tienen carácter definitivo. Lo hemos afirmado y reiterado en el caso de “Incahuasi” y “Margarita – Huacaya” que basta conocer historia y geografía de Bolivia, para comprobar que estos campos petrolíferos han sido descubiertos a principios del Siglo XX en esa provincia, que se ubica al Norte del río Pilcomayo en Chuquisaca.
Pruebas sobran para definir nuestros derechos sobre la zona: 1) La Ley de 13 de octubre de 1840, creación de la provincia Azero (Chuquisaca) estableciendo como límite arcifinio el río Pilcomayo, que divide esta provincia, de Salinas (Tarija). 2) El “Bosquejo Estadístico de Bolivia” (1859) del ilustre jurisconsulto Dr. José María Dalence, que demuestra que la provincia Azero (Chuquisaca) “Confina por el Norte con las provincias de Gutierrez y Chiquitos (Santa Cruz), por el Sud con Salinas que divide el Pilcomayo, y por el Este la República del Paraguay…” El fortín de San Bernardo de la Frontera (Tarija 1574) fue fundado por disposición del Virrey Toledo, con una jurisdicción de 20 leguas hacia los Chichas y 30 leguas hacia los Chiriguanos –es decir que esos límites ni siquiera llegaban al Pilcomayo– posteriormente, fueron las reducciones franciscanas “Propaganda Fide” y otras normas dispersas y contradictorias que han extendido su ocupación territorial hasta el paralelo 21º como límite interdepartamental.
La Ley de 10 de noviembre de 1898, que modifica los límites de la provincia Azero, por cesión a título gratuito de territorios a Santa Cruz y Tarija –es claramente inconstitucional y cuando menos objeto de compensaciones pendientes– así como la posterior de 21 de octubre de 1912, fruto de adjudicaciones de hecho, efectuadas a partir de 1905 por la 2ª Delegación del Grl. Pando. La Ley “misteriosa” que no citan con malicia, es la Ley de compensación y de igual jerarquía de 29 de noviembre de 1898, llamada de “Radicatoria de los Poderes del Estado en la Capital” Sucre, que provocó la guerra llamada “federal” y el traslado de los poderes ejecutivo y legislativo a La Paz. Sus consecuencias fueron funestas para Chuquisaca, porque no solo perdió su rol fundacional de núcleo y centro político de la República, sino además 32.000 Kms2 de territorio –sus salidas al río Paraguay– e importantes recursos naturales, o sea su poder económico; y, origen de los posteriormente llamados “campos compartidos” fruto de la imaginación creativa de políticos y técnicos.
Ésta, es una cuestión de principio que debe ser tratada con justicia y equilibrio, dejando de lado criterios rentistas y politiqueros; se trata de sentar la verdad histórica y legal. Mas allá de la desinformación de nuestras propias autoridades, siempre dispuestas a renunciar los derechos de Chuquisaca ya sea por ignorancia u obsecuencia.
Quisiera creer que este Siglo, nos permitirá desplegar visiones nuevas para Chuquisaca y el Sur de Bolivia. Actualmente se abren corredores bioceánicos y nuevas oportunidades en las zonas de “Charcas”, y es tiempo de reconocer esa región geopolítica, como cabeza de cuencas del Plata y el Amazonas, y buscar el desarrollo compartido con los vecinos del Sur a través de esfuerzos integradores basados en nuestra posición geoestratégica, recursos humanos y naturales, explorando los potenciales y destino, frente al abandono, el egoísmo y la improvisación.
Es tiempo de olvidar viejos rencores, intereses localistas y personales, para volcar nuestra energía hacia nuevos valores morales y constructivos, y unir potenciales y oportunidades en procura del bienestar de nuestros pueblos.