Cada vez que se posesiona un nuevo gabinete ministerial en Bolivia, la crítica mayoritaria apunta a que los designados como ministros son personas con un perfil más político que técnico y, por lo tanto, se pone en duda la eficiencia en su desempeño. Este cuestionamiento es mayor en el gobierno de Evo Morales en el que se ha reportado nombramientos de autoridades sin la necesaria formación académica.
Las redes sociales, cuya influencia es innegable en nuestros tiempos, refuerzan esa visión publicando gráficos de supuestos gabinetes ministeriales de países con alto crecimiento económico en los que se puede ver que casi todos sus integrantes tienen formación en su área. Así, el ministro de economía es un economista, el de justicia un abogado, el de educación un maestro… en esa línea. Sin embargo, esa información es cierta a medias porque, si se revisa algunos de los gabinetes del mundo, particularmente de los países desarrollados, se encontrará que tienen un perfil más o menos parecido al nuestro.
Alemania, por ejemplo, que es un país que el MAS sigue de cerca por el carácter reeleccionista del cargo de canciller federal, tiene el caso de Ursula Gertrud von der Leyen que es la primera mujer que fue nombrada ministra de defensa pese a que su formación profesional no pasa por ninguna carrera de armas, táctica o estrategia. Comenzó estudiando Economía pero luego se tituló en Medicina. Para colmo, existe toda una polémica respecto a un presunto plagio en su tesis doctoral.
En el Japón del primer ministro Shinzo Abe también hubo un caso de una mujer en el Ministerio de Defensa, Tomomi Inada, que no tiene más formación militar que la que adquirió empíricamente cuando, en su condición de abogada, defendió a veteranos japoneses de la Segunda Guerra Mundial. Renunció a su cargo tras un escándalo de ocultamiento de información.
En Suiza, un país que es mencionado como ejemplo en muchas cosas, particularmente estabilidad, la consejera federal que es responsable del Departamento Federal de Justicia y Policía, Karin Keller-Sutter, no es abogada ni policía. Estudió Idiomas y Ciencias Políticas.
Como se ve, no todo lo que brilla es oro porque, al final de cuentas, los gabinetes ministeriales son conformados por políticos quienes persiguen más objetivos políticos que técnicos y peor aún en años electorales como es este 2019 en Bolivia.
La formación profesional para el área en la que el funcionario se va a desempeñar es deseable pero no un requisito indispensable. Curiosamente, quienes le dan más preferencia al título académico y a los posgrados son los gobiernos conservadores, aquellos que son considerados “de derecha”.
En la Italia que ahora controla el abogado Giuseppe Conte, el ministro de relaciones exteriores es Enzo Moavero Milanesi, un jurista con una larga carrera diplomática, mientras que el Ministerio de Economía fue confiado al rector de la prestigiosa Facultad de Economía de la Universidad Tor Vergata de Roma y ex presidente de la Escuela Nacional de Administración, Giovanni Tria.
Otro ejemplo de gabinete técnico es el del ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro que puso al diplomático de carrera Ernesto Araújo como canciller, al famoso ex juez Sergio Moro como ministro de justicia y a un ex jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Fernando Azevedo e Silva como ministro de defensa.
Así, en un simple ejercicio comparativo, vemos que el gabinete de Bolsonaro tiene ventaja, técnicamente hablando. El boliviano no puede preciarse de una mayoría técnica pero tiene posibilidad de defenderse con algunas excepciones como las del retornado ministro de Economía Luis Arce Catacora, autor del denominado “milagro económico boliviano” y con posgrado en Economía en la Universidad de Warwick, Reino Unido.