Lluvias, tras un año de carencia en Sucre
Las precipitaciones pluviales para esta gestión se mostraron intensas, pero aún se debe esperar

Un 35% de déficit por debajo de la media normal de precipitaciones anuales es el registro final del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) respecto a la gestión 2016. Un dato a tomar en cuenta para las gestiones venideras ya que el déficit de precipitaciones ocasionó la carencia de agua potable tanto en la ciudad de Sucre como en los municipios de Chuquisaca, sobre todo en los meses de septiembre, noviembre y diciembre.
De acuerdo con los datos del SENAMHI, en 2016 se registró un promedio de 410 milímetros de precipitación, muy por debajo de la media normal que es de 629.3 milímetros en Chuquisaca.
“El año 2016 tuvo un déficit de precipitaciones provocando falta de consumo de agua y de riego también, asimismo debemos indicar que este déficit ha sido del 35% de la media normal, es decir ha llovido menos en 200 milímetros aproximadamente esa gestión”, informó el responsable regional del SENAMHI, Franz Delgadillo,
El entrevistado precisó que las precipitaciones son parámetros atmosféricos variables dentro de lo que es el ciclo de lluvias en cada gestión, estos valores de precipitación (lluvias) son determinados por factores influyentes de los fenómenos globales tales como el fenómeno del Niño o de la Niña en nuestro país.
“Haciendo una relación del periodo entre los años 2000 y 2016, de manera general, la precipitación ha registrado un total anual que ha oscilado entre los 900 milímetros aproximadamente y los 410 milímetros”, añadió.
En la gestión 2016 se presentaron fuertes pérdidas de precipitación, sólo llovió seis veces en todo el año. Pero además las precipitaciones arrojaron valores muy bajos, habiendo llegado solamente a 16.6 milímetros cuando la media normal es de 62.5 milímetros. “Un déficit extremo sobre todo en el mes de noviembre (2016) que ha generado una serie de problemas y consecuencias ocasionando la falta de agua”, explicó Delgadillo.
PRECIPITACIONES MÁXIMAS EN 24 HORAS
Por otra parte, en lo que se refiere a las precipitaciones máximas en 24 horas, la gestión 2016 estuvo dentro de los rangos normales ya que no superó las máximas históricas como ocurrió, por ejemplo, en 2007, en enero, cuando se registró 95.4 mm, que es el valor más alto de una precipitación que se dio en 24 horas.
En octubre de 2016, la precipitación más alta en un solo día registró 46.8 milímetros, que si bien no superó el récord histórico de 2007, generó una serie de percances y problemas por el escurrimiento y los sistemas de drenaje sobre todo en la ciudad de Sucre, recordó el responsable del SENAMHI.
“La lluvia es un parámetro variable de cada gestión en el que lamentablemente nosotros no podemos sacar una conclusión de que la precipitación pueda estar en una disminución permanente (en cada año o no) ya que este parámetro depende de algunos factores como ser fenómenos globales, el fenómeno del Niño y la Niña”, aclaró.
El fenómeno de la precipitación como parámetro meteorológico está definido por otro tipo de anómalos globales que se generan en los océanos y que inciden en la formación nubosa en diferentes áreas del globo terráqueo, desde la cual se generan las lluvias.
CHUQUISACA, CON CARACTERÍSTICAS MARCADAS
En la latitud sur del territorio boliviano y en países vecinos, las cuatro estaciones del año –primavera, verano, otoño e invierno– están astronómicamente bien marcadas. Así, otoño se extiende desde el 21 de marzo al 20 de junio; invierno, del 21 de junio al 20 de septiembre; primavera, del 21 de septiembre al 20 de diciembre, y verano, el 21 de diciembre hasta el 20 de marzo. En otras naciones, sobre todo de Europa, sólo se cuenta a veces con dos estaciones: verano e invierno.
Si bien las estaciones del año en esta latitud continental son bien marcadas, también lo son los periodos de lluvia. La ciudad de Sucre y el departamento de Chuquisaca tienen la característica, en las temporadas de aguacero, de presentar altas probabilidades de descargas eléctricas y granizadas, debido a las nubosidades de la región.
“Los periodos de lluvia concentran el mayor porcentaje de precipitaciones en lo que es el mes de octubre y finales de marzo, pero si bien el periodo de lluvias está definido y comprendido en esos periodos, eso no significa que no hayan precipitaciones en lo que es abril, mayo e inclusive los meses invernales de junio y julio. Debemos indicar que una de las características del clima de la ciudad de Sucre y Chuquisaca son las descargas eléctricas, las cuales están sujetas a las nubosidades”, detalló Delgadillo.
De la misma manera, las lluvias no son comunes ni normales en mayo, pero como se evidenció hace poco, ese mes tampoco está libre de tener aguaceros ocasionales. Los datos del SENAMHI, con relación a años anteriores, muestran que en un gran porcentaje en los periodos 2000 a 2016 hubo precipitaciones en mayo. En 2015, ese mes reportó un total de 11 milímetros de precipitación; en 2014, 7 milímetros e inclusive en 2003, 40 milímetros de precipitación.
“Debemos indicar de que son precipitaciones ocasionales que son producto del efecto de los fuertes fríos que ingresan al territorio nacional boliviano cuando estos ingresan con un alto porcentaje de humedad y vapor de agua, que favorecen a la formación de nubes”, expresó.
JUNIO, UN MES PARA TOMAR PREVISIONES
Finalmente, Delgadillo recomendó que la población de la ciudad deba tomar previsiones para el cuidado de su salud dados los cambios climáticos, especialmente en el mes de junio y julio. En este periodo se tienen descensos bruscos de temperatura, generalmente a partir de las 17:30 hasta las 9:00. “En estas horas, la población tiene que protegerse y tomar todas las previsiones respecto a lo que son los cuidados para su salud” concluyó.