Patzi: Si el MAS pierde en 2019 buscará desconocer resultados
El político dice que anular una elección (el 21F) sólo lo hace una dictadura
El líder del Movimiento Tercer Sistema (MTS) y actual gobernador de La Paz, Félix Patzi, en una entrevista con este diario, analiza la situación política del país y retrata lo que cree que pasará en las próximas elecciones: si pierde, el MAS desconocerá los resultados de las elecciones de 2019, avisa Para eso, agrega, “hallará cualquier argumento”. Por lo mismo, sostiene que lo único que queda es “resistir”, ofreciéndole a la población nuevas alternativas. Eso, para acabar con la hegemonía en el poder.
El “socialismo es una sociedad fracasada” que “anula la libertad y la diversidad”. Precisamente, eso es lo que hizo el MAS con el 21F: “anuló una elección libre. Y eso no lo hace cualquiera: eso lo hace una dictadura”, explica el intelectual aymara y ex ministro de Evo Morales.
Sobre Carlos Mesa, considera que “chilla mucho” y que tanto el MAS como él están usando el caso Quiborax con fines políticos.
Por último, piensa que el discurso del vicepresidente Álvaro García Linera –la pelea es “q’aras contra indios”– está dirigido a sostener la “lealtad”, fundamentalmente, de los campesinos. El país “está sometido a una contradicción: el de recuperar y restaurar la democracia, frente a una visión de eternización y de hegemonía política de un grupo”. “Esa es la verdadera lucha”, afirma.
CORREO DEL SUR (CS): ¿Félix Patzi ya está en campaña?
Félix Patzi (FP): El hecho de (hacer) firmar libros, ya es campaña (Viene de recolectar firmas en la plaza 25 de Mayo, para tramitar la personería jurídica del MTS). Nos estamos mostrando, en primer lugar, como figura; en segundo lugar, como estructura. Pero, en todo este tiempo, vamos a limitarnos, primero, a estructurar el partido y, paralelamente, a la difusión ideológica del MTS (...).
CS: Explíquenos...
(FP): Yo soy muy crítico al capitalismo (…), pero soy muy crítico también al socialismo. Para mí, el socialismo es una sociedad fracasada, una sociedad que no llevó a la prosperidad (…). El socialismo somete (a la sociedad) a todo tipo de dominio, incluso peor que el liberalismo. El liberalismo todavía tiene márgenes de libertad, pero el socialismo, prácticamente, anula la libertad. En el campo político, es funesto el socialismo. En primer lugar, la ve como enemiga a la elección libre. El liberalismo, por lo menos, apuesta por la elección libre. Segundo, anula la representación política diversa. Solamente privilegia a un monopolio, a un partido único. Así se liquida la democracia. Por lo tanto, anula la libertad y anula la diversidad (…). La izquierda, en este siglo XXI, no ha sido capaz de renovar el socialismo de izquierda (…). Ha optado por los mismos esquemas, y eso está llevando rápidamente al fracaso en Argentina, en Ecuador, en Venezuela…
CS: ¿En qué fase se encuentra ese proceso en el país?
(FP): Prácticamente, estamos en ese camino. Y hay un indicador bien claro: uno, se ha anulado el resultado de una elección, de un referéndum. Se ha anulado una elección libre, y eso no lo hace cualquiera: eso lo hace una dictadura. La dictadura no siempre es militar. Hay dictaduras comunistas, hay dictaduras fascistas, hay dictaduras socialistas… El indicador principal de la dictadura, en término teóricos, es precisamente la anulación de la elección libre. Otro elemento es someter a una sociedad (a) no (ser) regida por una norma. Hemos elaborado, prácticamente, normas al margen de la norma. Si nuestra Construcción dice que hay una sola reelección y eso se ha consultado y la población ha reafirmado la Constitución, alterar, con cualquier norma de jerarquía menor, como son las sentencias constitucionales, es elaborar una norma en función de la voluntad de la persona. Cuando la norma se elabora en función de la voluntad de la persona, es dictadura. En realidad, en Bolivia hemos hecho eso.
CS: El MAS dice que no hay dictadura en el país y que en cada elección gana con la mayoría de los votos…
(FP): Pero ya ha habido una consulta, una elección. No han ganado. (La población) ha dicho que aquí tiene que haber alternancia (…). Si (Evo) hubiera ganado, yo creo que nos hubiéramos aguantado (…).
A ver: supongamos que se someta a una nueva elección. Para someterse a una nueva elección, Evo Morales, en primer lugar, tiene que superar un problema central: precisamente, la consulta (del 21F). Y la única manera de superar eso es a través de la dictadura, es a través de un golpe (…). Es la única vía. No hay otra.
Ahora, evidentemente puede convocar a elecciones y participar, pero hay dos figuras: en primer lugar, si la distancia electoral es corta, (él) tiene mayor posibilidad de manipular, porque él no va a ganar. En la elección libre, no gana. Si la distancia es corta, puede manipular y decir que (el suyo) es un gobierno democrático, forzar. Pero si la distancia es grande, va a desconocer (el resultado). Y para desconocer, va a hallar cualquier tipo de argumento, va a hallar cualquier tipo de justificación. Eso no sería novedad, además, para él, porque ya lo ha hecho, ya ha anulado, ya ha desconocido una elección.
CS: ¿Una nueva Asamblea Constituyente?
(FP): Puede ser cualquier salida jurídica (…). Pueden presentarse tres escenarios en 2019: primero, un escenario de conflictividad. Al parecer, la tendencia es esa: generar mayor conflictividad. Y si se genera mayor conflictividad, tranquilamente, el Evo puede decir ‘se postergan las elecciones’. Y en esa postergación, evidentemente puede inventar cualquier figura jurídica, incluso llamar a una nueva Constituyente. Segundo, que haya elecciones. Pero puede anular o desconocer (la elección), si en ese marco (durante el proceso electoral) le está yendo mal. El tercer escenario, una vez concluidas las elecciones, si los resultados son desfavorables, que empiece a decir ‘desconozco los resultados, porque ha sido un voto mentiroso, ha sido amañado, pagado por imperialistas, ha habido intromisión del extranjero. El objetivo de Evo es ser presidente 2025 (…). Se ha metido en la cabeza que tiene que ser así. Este es un problema central en Evo.
CS: Con ese escenario, ¿vale la pena que se presenten otras alternativas?
(FP): En Bolivia, desde mi punto de vista, yo diría la única manera (de hacer frente al MAS) es resistir. Ni siquiera ganar: resistir. Porque aquí estamos hablando de resistencia. Ya no estamos hablando de la posibilidad de triunfar, porque eso no existe. Gano las elecciones, sanas, libres…, anuladas. Ya no hay. Y la única manera de resistir es participando. Y para eso, hay que diversificar las opciones, porque, en este momento, polarizando, marcamos hegemonía (…). La representación diversa en el campo político es sagrada en una democracia. Precisamente, no permite la hegemonía. (Hay que hacerlo) aunque sea para (diversificar de manera real) la Asamblea (Plurinacional).
'Hay que unirse para resistir al Evo'. Esa es una lectura equivocada (…). Mientras se abran otras siglas, la gente tiene otra opción, otra referencia.
CS: Se ha estado hablando mucho en estos días de la judicialización de la política. ¿Cómo ve el caso Quiborax?
(FP): Hay dos elementos que me llaman la atención. Uno, mucha bulla, demasiado uso político del tema, y no sólo por parte del Gobierno: también por parte de Carlos Mesa. Eso no está bien. Si Carlos Mesa tiene fundamento jurídico para desbaratar eso, puede hacerlo, pero mucho chilla, y de eso se aprovecha el oficialismo (…). El aparato judicial en Bolivia, con grado menor o mayor, siempre ha estado (manipulado). Lo interesante sería no, a priori, descalificar, sino después, una vez que Carlos Mesa presente sus descargos (…). Si la justicia se parcializa, ahí se puede juzgar, con documentos. ‘Esto he presentado, (la justicia) no lo ha valorado, esto es un juicio político’. Para mí, ese es el procedimiento.
CS: El Vice dice que esta es lucha de ‘q’aras contra indios’…
(FP): Piensa que con eso todavía va a sostener la lealtad, fundamentalmente, de los trabajadores del campo (…). El problema es que la contradicción q’ara/indio no es tal en este momento. Lo fue (…). El país está sometido a una contradicción: el de recuperar y restaurar la democracia, frente a una visión de eternización y de hegemonía política de un grupo. Esa es la contracción que se ha abierto. Las batallas de esta contradicción, en su momento cúspide, van a ser, precisamente, entre las personas que apuestan por la restauración de la democracia y las personas que realmente van a sostener la posibilidad de eternización de una persona en el poder. Conflicto de razas, de clases, es secundario.