Un Mar Negro

P. Con la Editorial Pasanaku publicaron el libro póstumo de poesía de Hugo Montero, Panacea. Cuándo nació la idea de hacer este documental.

R. La película documental nació hace ocho años, el 2010, cuando conocí a Hugo Montero mientras realizaba mi internado de Psicología en el Instituto Nacional de Psiquiatría Gregorio Pacheco. Quedé impresionado por su talento artístico, su personalidad y lo apasionante de su historia. Me pareció importantísimo hacer un documental sobre ese escritor que había pasado gran parte de su vida en el olvido, dar a conocer más su obra, mostrar que el estigma de la enfermedad mental es muy injusto con las personas del psiquiátrico, que ahí adentro hay personas con muchísimo talento.

Estuve cerca de dos años trabajando en la sala de Hugo. Primero como interno de psicología y después como musicoterapeuta. En ese lapso de tiempo creamos un vínculo de amistad bastante estrecho, tanto con él como con otros pacientes de la sala. Casi ninguno de ellos tenía familia, tampoco Hugo Montero. Son personas que cuando se van de éste mundo no dejan ningún rastro detrás de ellos, no tienen fotografías en un archivo familiar, nadie guarda sus retratos, su memoria. Cuando fallecen desaparecen por completo en el olvido. Eso me motivó a trabajar en la película. Hablé con los hermanos de San Juan de Dios, que en aquel entonces dirigían la gerencia del I.N.P.G.P. y con su apoyo realizamos las gestiones tanto en SEDES como dentro del hospital para realizar el documental. Llevó cerca de 7 años completar la película.  En el camino tuve que estudiar de forma autodidacta cinematografía y buscar el apoyo de productoras locales para realizar el rodaje. Pablo Barriga Dávalos se sumó al proyecto y juntos filmamos en el psiquiátrico varios meses. La mayor parte del trabajo se realizó de forma independiente, con nuestros propios recursos, aunque también recibimos algún apoyo de instituciones locales.

En la primera etapa del proyecto realicé una investigación exhaustiva sobre la biografía de Hugo Montero y su obra poética. Recopilé material inédito de su autoría y transcribí audios donde Hugo recitaba de memoria sus versos (en sus últimos años de vida Hugo ya no escribía). El año 2016, cuando la película se encontraba en la etapa de montaje, Hugo Montero falleció. Fue entonces que surgió la idea de publicar un nuevo libro con sus poemas “Panacea” (en vida Hugo Montero había publicado y presentado un libro de poesía “Penumbras”) que incluía poemas inéditos de Hugo Montero así como su biografía.

P. Cuál es el legado humano de Montero y cuál el valor de su poesía, como un documento vital, para la sociedad.

R. Hugo Montero pasó más de 60 años en el hospital psiquiátrico, sin embargo nunca dejó de luchar, a través de su arte y su actitud apasionada por la vida. La psicóloga del I.N.P.G.P. Gloria Rivera cuenta que muchos años atrás Hugo reunía a sus compañeros de sala y les decía: “Tendrían que liberar a todos los locos que estamos acá y tendríamos que inundar las calles y ponernos en libertad para probar a todos los de afuera que están más locos que nosotros”. Las enfermeras cuentan que era lector asiduo de la biblioteca del psiquiátrico y que se enfadaba mucho cuando cambiaban sus libros de lugar. Su pasión por los clásicos de la literatura era admirable, podía declamar poemas de Rubén Darío o Amado Nervo de hasta 20 estrofas de memoria (incluso a los 82 años, época en que lo conocí). Su creación poética era constante, los médicos psiquiatras recuerdan que siempre tenía un cuaderno bajo el brazo, tomando apuntes para sus poemas o realizando dibujos. Muy pocas personas he conocido en la vida con tanto amor por la literatura. La poesía para Hugo era más que una práctica artística, era una forma de volver a ser libre, una forma volver a renacer como persona. En esta sociedad padecer de una enfermedad mental muchas veces es peor que cometer un crimen, la pena máxima para un delito en Bolivia son 30 años, pero si padeces de una enfermedad mental y tu familia te olvida puedes estar interno para siempre, y en ese proceso vas perdiendo el estatuto de “ciudadano” y “persona” frente a la sociedad. A  los delincuentes muchas personas les creen, incluso a veces les admiran, pero a un “loco” nadie le cree nada, nadie le toma en serio. Hugo Montero a través de poesía y su ejemplo de vida nos muestra lo importante y valioso de ese mensaje, la lucha por recuperar un lugar que ha sido arrebatado, la lucha por librarse del estigma y los prejuicios que sufren las personas con enfermedades mentales.

En ese sentido Hugo Montero era uno de los pocos pacientes en el psiquiátrico que podían expresar de forma verbal sus emociones y pensamientos. Muchos otros pacientes no tienen acceso a la palabra. Por lo que él es un portavoz no sólo de sí mismo, sino de todos sus compañeros que han tenido una historia similar. Su poesía no tiene solamente un valor estético (varios de sus poemas están formalmente bien logrados), sino sobre todo un valor testimonial  que le da a su arte una profundidad inigualable.

P. Hasta ahora solo has dirigido documentales cortos, este es tu primer largometraje, cómo te has sentido con esta nueva etapa y cómo te sientes con el resultado.

R. Ha sido un arduo camino, especialmente porque ésta película, además de ser mi primer largometraje, ha constituido en sí misma mi formación como cineasta. Estoy muy contento con el resultado, en el proceso he recibido la ayuda de muchas personas y eso me ha dado muchos ánimos a continuar a lo largo de los años. Debo resaltar especialmente la participación de Pablo Barriga Dávalos, en la fotografía, producción y colaboración en el montaje. De igual forma apoyaron varias productoras locales y cineastas del país para realizar el corte final. Cada vez estoy más enamorado del cine documental y creo en el enorme potencial y libertad que tiene como arte.    

P. Tu documental se presenta en el Festival de Cine Radical, una buena plataforma para medir el alcance de tu trabajo, cómo llegas hasta aquí y cuál es el camino que seguirá la película. Cuándo la estrenarás en el resto del país y en Sucre, particularmente.

R. El Festival de Cine Radical es uno de los pocos espacios en Bolivia para exhibir cine de autor. La ausencia de una ley del cine en nuestro país no ayuda al desarrollo de este arte. Esperemos que poco a poco las salas de cine dediquen más tiempo a las producciones nacionales. En ese sentido estoy feliz de presentar Mar Negro en la Cinemateca Boliviana, que es un espacio emblemático para la cinematografía de Bolivia.

Una película como Mar Negro es a la vez una obra artística y un instrumento de lucha. Busca dialogar con la gente acerca de algo importante, algo postergado. El estigma que sufren las personas con trastornos mentales, el olvido al que son sujetos por parte de la sociedad. Hugo Montero es el portavoz de este mensaje. Por eso es importante que la película llegue a la mayor cantidad de gente posible. Espero que la película llegue muy pronto al resto del país y fuera de él. Los festivales de cine para éste tipo de obras son el mejor vehículo y trabajaremos para que la película cumpla su objetivo y la poesía de Hugo llegue a la mayor cantidad de personas.

En Sucre prepararemos muy pronto la presentación. Me parece importante devolver a Hugo Montero el escenario que se merece y que su obra se difunda en la ciudad donde él vivió tantos años. Para esto coordinaremos con las instituciones culturales de Sucre y con el Instituto Nacional de Psiquiatría Gregorio Pacheco para trabajar juntos y difundir la obra y el mensaje de Hugo Montero en nuestra ciudad.

 

El poeta y documentalista Omar Alarcón presentó este fin de semana en el Festival de Cine Radical en La Paz, su primer largometraje que narra la vida y obra de Hugo Montero, el poeta que murió en el Hospital Siquiátrico de Sucre. Aquí conversamos con Alarcón sobre Mar negro, que será presentada en la ciudad próximamente.