Surtidor de Niños Oqharikuna pasa por situación apremiante
Una alarmante caída de las ventas, debido al perjuicio ocasionado por la interminable reconstrucción de la avenida Juana Azurduy de Padilla, tiene en números rojos a esta institución sin fines de lucro...
Una alarmante caída de las ventas, debido al perjuicio ocasionado por la interminable reconstrucción de la avenida Juana Azurduy de Padilla, tiene en números rojos a esta institución sin fines de lucro que beneficia a 25 niños y adolescentes de Chuquisaca.
Con una alarmante caída de sus ingresos, el “Surtidor de los Niños Oqharikuna” está desde hace un año en números rojos. Desde marzo de 2015 hasta la fecha, su venta de combustible se redujo en alrededor del 50 por ciento debido al perjuicio ocasionado por la reconstrucción de la avenida Juana Azurduy de Padilla.
Mientras en anteriores años vendían 7.000 a 10.000 litros de diesel y 5.000 a 8.000 litros de gasolina diarios, ahora comercializan aproximadamente entre 3.000 y 4.000 litros en ambos combustibles. Sus responsables advierten que, en caso de que esta situación continúe, Oqharikuna no podrá cubrir los gastos de alimentación, educación y salud de los 25 niños y adolescentes que acoge actualmente.
Oqharikuna es una institución privada sin fines de lucro que trabaja a favor de la niñez y la adolescencia de escasos recursos económicos. El surtidor fue, hasta el año pasado, su principal fuente de ingresos. Al atravesar por este difícil trance, ahora esos chicos, que encontraron allí una familia, dependen —en parte— de algunas donaciones.
La alemana Brigitte Pleyer y el chuquisaqueño Gonzalo Miranda, responsables del proyecto, explican a CAPITALES que la situación es angustiosa porque todo el tiempo están en déficit y esto les ha obligado a recurrir a los ahorros de la institución para encarar los gastos que generan en su diario vivir los 25 niños.
La avenida
Oqharikuna se fundó en Sucre en 1994 y se autosustenta con la generación de recursos propios a través de pequeños emprendimientos productivos como la lechería, la mueblería Oqharikea y el surtidor. Este les permitía cubrir gran parte de los gastos en nutrición, vivienda, vestimenta, salud, educación, instrucción escolar y profesionalización de todos los menores.
Pero todo comenzó a cambiar en marzo de 2015 cuando la Alcaldía, a través de la empresa Concretec, inició los trabajos de reconstrucción de la avenida Juana Azurduy, obras que impiden el abastecimiento de combustible en este surtidor por la falta de acceso. “Todo fue de repente, no nos hicieron llegar ninguna notificación para que se pueda hacer algo. Directamente nos sorprendieron con la destrucción y el bloqueo de la avenida”, dice, molesta, Pleyer.
En los primeros meses las ventas cayeron casi en un 100 por ciento, poniendo en riesgo el sustento económico de Oqharikuna. Los únicos que continúan comprando diesel y gasolina son las instituciones que tienen crédito mediante contrato; por ejemplo, parte del Órgano Judicial, la Empresa Municipal de Aseo Sucre (EMAS), la Empresa de Áreas Verdes (EMAV), el IPTK, la Policía, parte de la Gobernación, las alcaldías de Poroma y Tarabuco y algunas instituciones pequeñas.
La Alcaldía de Sucre —que aprobó el funcionamiento del surtidor, cuyas ganancias tienen un fin social— también fue cliente de Oqharikuna hasta que, entre noviembre y diciembre pasados, la gasolinera cerró durante seis semanas para cambiar los tanques de combustible. Entonces, como el resto de la clientela, empezó a comprar el insumo de otros surtidores y, por último, no renovó más su contrato, de acuerdo con Pleyer.
Estrategias
Como las cosas no mejoraban, a partir de este año tuvieron que recurrir a diferentes estrategias para aumentar las ventas, por ejemplo, por cada compra igual o superior a Bs 100 de combustible, los propietarios tenían derecho a un lavado gratuito de vehículos o a un litro de leche. Ahora, por cada compra los clientes reciben un número para el sorteo de un toro de tres meses que se realizará próximamente.
“Si bien las ventas se incrementaron en algo, no tenemos ninguna ganancia, por esta razón urge que las autoridades terminen de construir la avenida. Vemos un panorama negro porque, primero, postergaron la fecha de la entrega de la obra y, ahora, se sabe que ni siquiera aprobaron el reformulado del POA”, dice, preocupado, Miranda.
Ganancia por comisión
YPFB vende a Oqharikuna el litro de gasolina a Bs 3,52 para que el surtidor lo venda en Bs 3,74. El litro de diesel a Bs 3,54 para que pueda ser comercializado en Bs 3,72. El precio es regulado por la petrolera, es decir, Oqharikuna gana una comisión de 22 centavos por cada litro de gasolina y 18 centavos por litro de diesel.
Pero a ese beneficio se le descuenta la comisión de gastos fijos y variables tales como los servicios de agua potable, electricidad, teléfono, internet, salarios, impuestos, aportes a la AFP, al seguro de salud, transporte y otros, explica Miranda.
Más del Proyecto Oqharikuna
- El surtidor ubicado en la avenida Juana Azurduy de Padilla, cerca del aeropuerto del mismo nombre, atiende las 24 horas del día. Vende la medida exacta de diesel y gasolina y también brinda servicio de lavado automático de coches.
- En la Casa Stefan funciona una pequeña planta de procesamiento de leche donde se procesa yogurt en distintos sabores, queso gouda (especialidad de la lechería) a Bs 80 el kilo, crema de leche a Bs 20 el litro, dulce de leche a Bs 12, leche descremada a Bs 6, variedad de helados picolé y leche natural fresca.
- Se puede comprar estos productos en el mismo surtidor, en la calle Tarapacá 59, o bien pedir el servicio a domicilio mediante contratos mensuales.
La Casa Stefan y Oqharikea
La Casa Stefan es un internado de varones dependiente del proyecto Oqharikuna que cobija a niños y adolescentes de entre cuatro y cinco años y los alberga hasta los 18, cuando logran el bachillerato y algún oficio.
La familia de los niños que ingresan a Oqharikuna debe aceptar a la Casa Stefan como el nuevo hogar de sus menores. Allí se desarrolla una vida normal, como en cualquier otra familia donde los hijos tienen derechos y obligaciones.
En la vivienda hay todos los servicios básicos, alimentación adecuada, vestimenta, material y apoyo escolar, atención médica necesaria y mucho amor. Además de contar con panadería propia, los internos reciben formación en computación y carpintería.
Entretanto, Oqharikea es una mueblería y aserradero que está ubicada en la zona de Azari, donde este proyecto vende madera de producción propia (7 pies de largo por 1, 2, 3 y 4 pulgadas de grosor). También fabrican una variedad de muebles con diseños novedosos (madera pino de buena calidad y mano de obra garantizada).
Granja lechera Quinray Punilla
Es una propiedad rural ubicada a 20 kilómetros de Sucre, cerca de Punilla. Allí desde 1977 funciona una granja lechera, “Quinray Punilla”, donde se aprovecha el espacio apto para el cultivo de alimento forrajero como alfalfa, cebada, maíz, avena y otros. También se cultiva y produce quinua, papa, tauri y una variedad de hortalizas y legumbres que se destina para el consumo de los internos de la Casa Stefan.
La granja cuenta con unas 50 vacas Holstein de diferentes edades que diariamente proporcionan entre 400 y 500 litros de leche de alta calidad.
La hacienda beneficia a los pobladores de las zonas de Ravelo, Maragua y Potolo con la compra de forrajes y fuentes laborales, sobre todo, en tiempo de cosecha.
Los niños y adolescentes de la Casa Stefan disfrutan de la hacienda y participan de actividades recreativas, educativas, pecuarias y ecológicas durante las vacaciones escolares, complementando una sana formación.
Los niños y adolescentes plantaron hasta ahora 40.000 árboles de pino radiata.