“No estamos produciendo lo que el mercado requiere”

Esta es la segunda parte de la entrevista que CAPITALES le hizo a Jamil Campero, economista e ingeniero agrónomo, master en Desarrollo Rural, experimentado profesional que actualmente trabaja en la oficina regional de...

Ingeniero Jamil Campero, a cargo de Pro Bolivia en Chuquisaca. CAPITALES Ingeniero Jamil Campero, a cargo de Pro Bolivia en Chuquisaca. CAPITALES

REDACCIÓN CAPITALES
Capitales / 04/10/2016 05:23

Esta es la segunda parte de la entrevista que CAPITALES le hizo a Jamil Campero, economista e ingeniero agrónomo, master en Desarrollo Rural, experimentado profesional que actualmente trabaja en la oficina regional de Pro Bolivia, entidad desconcentrada del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural.

Pro Bolivia funciona con recursos de la Cooperación de Dinamarca y una parte también con fondos suizos; en ambos casos, se canalizan a través del Ministerio para implementar un programa denominado Pro Mype, con el que Pro Bolivia trabaja en temas de desarrollo, productividad y competitividad de cinco complejos integrales: madera, textil, cuero, metal mecánica y alimentos procesados.

Esta entidad realiza un registro de acreditación de unidades productivas, a las que, mediante el Decreto Supremo 181, se beneficia con un margen de preferencia en compras estatales. Campero cita el caso de una carpintería o de un taller de confección de ropa de trabajo, generalmente requeridas por instituciones públicas para la provisión de overoles, pupitres, puertas, marcos y ventanas para las construcciones, o alimentos para el desayuno escolar, entre otros productos. Si estuvieran registradas en Pro Bolivia, pueden acceder a un margen de preferencia de 20%, que se calcula sobre la base del precio de oferta del servicio.

Ahora, no es necesario viajar a La Paz para concretar el trámite de certificación. Las oficinas de Pro Bolivia están ubicadas en la avenida Juana Azurduy de Padilla, al frente del supermercado Líder de la zona San Matías.

CAPITALES (C). ¿Hay un problema estructural en cuanto a visión de la productividad en el departamento?

Jamil Campero (JC). Chuquisaca, desde los municipios, en la Gobernación y en todas las instancias, habitualmente se ha estado apoyando en temas productivos, tratando de que el mercado nos compre lo que producimos. Pero no estamos produciendo lo que el mercado requiera.

C. ¿Cuál es su recomendación al respecto?

JC. El tema de comercialización y búsqueda de mercados no debería ser una política aislada, sino convertirse en una política de desarrollo departamental. Tenemos problemas con nuestros agricultores, por ejemplo desánimo de seguir produciendo, porque no estamos teniendo las alertas que un sistema de inteligencia de mercados nos podría facilitar. Si queremos tener un mejor desempeño como departamento en el tema productivo, necesitamos de un sistema de alerta de mercados y de precios para poder tomar las decisiones correctas antes de haber sembrado siquiera.

Esto incluso debería ser una política nacional. Una sugerencia muy personal: el tema comercial debe ser una función del Estado. Al contrario de esto, la Gobernación va cerrando sus unidades relacionadas con el tema comercial; ha cerrado la  Dirección de Promoción Productiva y Competitividad y no se tiene en este momento una repartición, menos un adecuado presupuesto, como para poder promocionar de buena manera nuestra oferta productiva departamental. Y en el Gobierno municipal existe, pero es una oficina que informa precios de los mercados de Sucre y no de inteligencia y articulación con los mercados de afuera.

Al final, es el mercado el que nos tiene que ayudar a hacer una estimación inicial de qué es lo que se necesita en el departamento. No hay ningún municipio que no produzca, lo que no tenemos en los municipios es el criterio de los técnicos de impulsar procesos más eficientes, que estén vinculados al mercado.

C. ¿Se cargan las responsabilidades sobre los hombros del productor?

JC. Como en el fútbol, a veces pretendemos que el productor patee el córner, que cabecee y arqueree a la vez. El mismo productor no puede producir, transformar y comercializar, todo junto. El productor tiene que producir. La que tenga que transformar será otra instancia, tal vez de los mismos productores, con capacidad de inversión para poder generar valor agregado. Pero el que tiene que comercializar, buscar mercados, es el Estado; esa es su función. Y no es suficiente hacer ferias en el lugar, sino vincular con reales compradores.

C. Y en contrapartida, ¿no se exige demasiado al Estado?

JC. Este proceso no debe estar solamente en manos del Estado: se deben sumar la Universidad, las instituciones privadas de desarrollo y, principalmente, los productores.

C. ¿Esto tiene que ver con la falta de involucramiento institucional?

JC. Normalmente, la búsqueda o articulación con el mercado eran parte de las actividades de las ONG, y estas se han ido tomando en cuenta de una manera aislada. Si había una ONG con un presupuesto para hacer estudios de mercado, articulación comercial, desarrollo de etiquetas o marcas, duraba mientras duraba el proyecto, pero no se vinculaba al Gobierno municipal y era visto más como una actividad de esa ONG. El resto de los actores del departamento no se involucraba.

Las ONG han hecho trabajos muy buenos, como Asovita con ACLO; luego se han sumado otras pero, en algunos casos, no se ha hecho una adecuada lectura. Todos los que trabajamos en el tema agropecuario creemos tener un conocimiento cabal de lo que está pasando, y cada uno gestiona por su lado los financiamientos y al final estamos gestionando cosas para la misma asociación, en un mismo municipio, comprando cada vez más cosas, cuando quizá no es lo que necesitan. Y cuando uno va a visitar su galpón, ve todos los equipos amontonados, con los logotipos y los stickers de todas las cooperaciones que han recibido, pero no los están utilizando.

C. ¿Qué hace Pro Bolivia en Chuquisaca para apoyar al sector de la manufactura?

JC. Nosotros proporcionamos los servicios de capacitación, de asistencia técnica, temas de asociatividad, y una articulación con el sistema financiero, para poder mejorar su actividad productiva. En realidad, nosotros no trabajamos con procesos formativos, o con aprendices, sino con unidades productivas que ya están trabajando por lo menos un año, porque ellos ya han identificado cuellos de botella, debilidades, saben que necesitan mejorar y les cuesta hacerlo; les cuesta sacar un crédito o vincularse con el mercado interno.

C. ¿Cuáles son las líneas de trabajo de la institución a su cargo?

JC. Tenemos dos. Una, con los servicios de apoyo a la producción, la asistencia técnica y la asociatividad. Y la otra línea con los servicios estratégicos, que tienen que ver con un sector productivo; puede ser la articulación con un mercado interno para el sector textil, por ejemplo. Eso, para nosotros, significa apoyarles por ejemplo en la participación en una feria, que puede ser en Chuquisaca o en otro departamento.

C. Con el programa Pro Mype, ¿a qué sectores se da cobertura?

JC. Con este programa, que hasta hace un año y medio se llamaba Jiwasa, cubrimos cinco rubros: madera, textil, metal mecánica, cuero y alimentos procesados. Con Pro Bolivia, uno más: artesanía. El Pro Mype no está en todo el país, pero la institución Pro Bolivia sí.

C. Y, ¿cuáles son las características de la capacitación que brindan en Pro Bolivia?

JC. La capacitación que Pro Bolivia ofrece es más de tipo administrativo empresarial, de asistencia técnica especializada para que las unidades productivas puedan mejorar su competitividad, incidiendo en el tema de la asociatividad. La idea es impulsar procesos más asociativos que nos permitan el poder hacer que las unidades productivas tengan mejores posibilidades trabajando de una manera asociada que de una manera individual.

C. Finalmente, ¿cuál es, en su criterio, la relación entre el Estado y la inversión privada, con miras al desarrollo económico local?

JC. Yo tengo un criterio muy básico, yo relaciono y digo que no podemos hablar de desarrollo económico local si no generamos inversión privada. Eso es, que la micro o la pequeña unidad productiva, la mediana o la gran empresa pueda tener un escenario favorable como para hacer inversiones, con bajos niveles de incertidumbre en el tema del mercado, principalmente.

En ese sentido, el Estado tiene que proporcionar toda una plataforma de servicios, fundamentalmente información, capacitación y asistencia técnica, para que los microempresarios o los emprendedores puedan desarrollar sus actividades de la mejor manera posible.

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