Alertan de impacto económico si no hay cosecha en Chuquisaca
Para 2017, la Jefatura de Prevención y Atención de Riesgos de la Gobernación de Chuquisaca advierte de un probable impacto económico por escasez de alimentos e incremento de precios.
Para 2017, la Jefatura de Prevención y Atención de Riesgos de la Gobernación de Chuquisaca advierte de un probable impacto económico por escasez de alimentos e incremento de precios. Las familias de pequeños productores son las que más sufren las consecuencias del cambio climático y sus abruptas modificaciones, dice el Coordinador Estratégico de la Fundación PASOS.
Aproximadamente 55.000 familias de los 29 municipios de Chuquisaca resultaron afectadas hasta ahora este año por los desastres naturales, tanto por las riadas o granizadas o por la sequía que azota al agro debido al cambio climático. Se espera el inicio de la siembra grande (que ya debió haber comenzado), de papa, maíz y otros; de no haber cosecha este año, en 2017 puede haber un impacto económico por la escasez de alimentos y el consecuente incremento de precios.
Esta información y advertencia la hizo el jefe de Prevención y Atención de Riesgos de la Gobernación de Chuquisaca, Fausto Escalante, en declaraciones a CAPITALES. Según esta autoridad, hay una preocupación generalizada por el cambio climático, que este año afecta a las familias y a la producción agrícola del departamento.
“Todos estamos esperando el inicio de la siembra grande, porque las anteriores siembras se perdieron con las granizadas y sequías”, enfatiza.
En este contexto, recuerda que el 25 de noviembre culmina la vigencia del decreto que declara al departamento como “zona de emergencia”. Después de esa fecha, todos los sectores tendrán que definir qué se hará, sobre la base de evaluaciones e informes. Sin embargo, el mismo Escalante agrega que existe una gran posibilidad de que se declare al departamento “zona de desastre”.
Sucre, la más afectada
El Jefe de Prevención y Atención de Riesgos dice que la posible falta de alimentos en 2017 afectará a todos los habitantes del área urbana y rural, aunque el mayor impacto se sufriría en el municipio de Sucre porque tiene la mayor cantidad de población concentrada. “Si no hay producción ni agua, la situación será crítica”, alerta él.
Sin embargo, todavía hay la esperanza de que llueva, como ocurrió por el sector del chaco chuquisaqueño en pasadas horas. “Ojalá se repitan unas tres lluvias más, para mejorar la situación”, agrega Escalante al recordar que para paliar las consecuencias de los desastres, el Ministerio de Defensa Civil cooperó a los municipios de Poroma, Zudáñez, Culpina, San Lucas y Yamparáez con la dotación de herramientas y alimentos.
Asimismo, entregó 75 tanques de agua que se distribuyeron en los municipios con más necesidades y pronto llegará el mismo número de tanques familiares.
Productores de Macharetí recibieron 738 rollos de pasto y 1.850 quintales de alimento balanceado para los animales. Hasta el 25 de este mes, la Gobernación se comprometió a entregar más alimento y forraje para los ganaderos de Muyupampa y Huacaya.
Escalante también asegura que está garantizada la dotación de agua en las comunidades del chaco, mediante cinco carros cisternas, hasta diciembre de este año.
Asociación de Ecología
En los últimos años el cambio climático se ha ido percibiendo de forma drástica, no solo en Chuquisaca y Bolivia, sino a nivel mundial.
En lo que respecta a nuestro departamento, los bajos niveles de respuesta y los altos grados de vulnerabilidad de las comunidades rurales frente a los eventos climáticos han provocado que los efectos tengan una consecuencia directa en la economía.
El presidente de la Asociación Sucrense de Ecología (ASE), René Arancibia, explica a CAPITALES que en los últimos años, en Chuquisaca, el cambio climático tuvo mayor efecto sobre la disponibilidad de agua para el consumo y el riego, no porque se haya reducido la oferta sino porque la demanda se incrementó debido al crecimiento de los centros poblados en las ciudades y al aumento de áreas cultivables bajo riego.
“Los índices de pobreza, la afectación a los medios de vida, la pérdida de cobertura vegetal y los índices de inseguridad alimentaria, hacen que nuestro departamento tenga un alto grado de vulnerabilidad ante los cambios climáticos, con un efecto directo en la economía, principalmente de las familias”, sustenta él.
Dice que es importante considerar que si no se toman medidas reales, los efectos pueden ser mayores en el futuro. Considera fundamental reducir los niveles de vulnerabilidad de las comunidades, aumentar los procesos de adaptación y resiliencia y fortalecer las acciones preventivas y de respuesta ante eventos extremos en Chuquisaca.
Seguridad alimentaria
El coordinador estratégico de la Fundación PASOS, Antonio Aramayo, sostiene que las familias de pequeños productores son las que más sufren las consecuencias del cambio climático y sus abruptas modificaciones.
Las familias campesinas viven situaciones poco conocidas, casi con resignación por lo poco que pueden hacer respecto a la constante disminución del agua en las fuentes y el incremento de la temperatura. “Todas las familias se ven afectadas por estos dos factores climáticos”, enfatiza Aramayo.
Sin embargo, la observación de lo que pasa ahora, comparado con lo que vivieron antes, y la necesidad latente de encontrar una salida a las dificultades, hace que las familias del campo busquen soluciones parciales para garantizar una cosecha, como distribuir el riesgo ampliando el periodo de siembra (es decir sembrando el mismo cultivo en diferentes tiempos). Así, alguno de los sembradíos prosperará mientras que otros se perderán por efecto de la sequía, la granizada o la helada.
“Los pequeños productores sortearon por milenios grandes retos, pero los nuevos tiempos llegan marcados por factores negativos acrecentados. Sabemos que en sus manos están las respuestas a las complicaciones que el mundo enfrenta en este tiempo; lo que ellos hagan y consigan cosechar, hará posible que un año más se cuente con alimentos para su sustento”, reflexiona el Coordinador Estratégico de la Fundación PASOS.
“Esperemos que les vaya bien, porque nuestro alimento también depende de cómo les vaya a ellos, que están invisibilizados, son los que hacen posible que nuestra mesa cuente con la diversidad de saludables alimentos que nuestras familias degustan, olvidando casi siempre a quienes los producen”, sentencia Aramayo.
Un análisis conjunto de la ONU y del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres, que examina 20 años de datos relacionados con catástrofes naturales, señala que el número de desastres naturales que ocurren en el mundo se mantienen estables, pero ahora son más intensos y mortales.