Los CD generan millones a “piratas” y gran perjuicio a la actividad legal
Se venden en precios risorios, incluso más de 90% inferiores a los discos originales. Los libros, la ropa y las bebidas alcohólicas ocupan los siguientes lugares, con una alta incidencia negativa para quienes...
Se venden en precios risorios, incluso más de 90% inferiores a los discos originales. Los libros, la ropa y las bebidas alcohólicas ocupan los siguientes lugares, con una alta incidencia negativa para quienes producen y venden esos productos de manera legal, según un ranking de piratería elaborado por la Cámara de Industria y Comercio (CAINCO) en Chuquisaca.
Con la venta de 100 mil unidades de discos musicales originales, cada uno a Bs 80, el Estado tendría que percibir Bs 1,04 millones por concepto del Impuesto al Valor Agregado (IVA 13%) y Bs 240 mil por el Impuesto a las Transacciones (IT 3%); en total, Bs 1,28 millones. Esa es la cifra que se pierde con la oferta en el mercado de la misma cantidad de CD, no originales y en precios incluso más de 90% inferiores, según los cálculos de un auditor financiero consultado por CAPITALES.
Todo lo que cabe en un CD tiene una alta demanda comercial —como la música, las películas, el software para computadora o los juegos—, ocupa el primer lugar en la preferencia de la actividad pirata, de acuerdo con información proporcionada a CAPITALES por la Cámara de Industria y Comercio (CAINCO) Chuquisaca.
En el ranking de esta institución, los libros, la ropa y las bebidas alcohólicas ocupan los siguientes lugares, con una gran incidencia negativa para quienes producen, distribuyen y venden esos productos de manera legal.
Desagregando el ejemplo inicial (el caso hipotético de los CD), si los vendedores piratas ofrecen un disco falso en Bs 5, por la venta de 100 mil unidades obtienen Bs 500 mil. Los comerciantes legales, por la misma cantidad de discos, al precio de Bs 80 hubieran obtenido Bs 8 millones.
Al haber perdido esa venta, el Estado dejó de percibir Bs 1,28 millones por el IVA y el IT no cancelados.
Una mala costumbre
La venta de productos piratas o “truchos” está enraizada en el país y se viabiliza a través de la informalidad, provocando el cierre continuo de negocios legales que venden y facturan por la venta de productos originales.
Esta desleal competencia afecta a las fábricas o empresas de mercadería original, a los autores de libros o a los artistas musicales, entre otros rubros, y también al propio Estado, que no percibe impuestos por dicha evasión.
Es evidente la mala costumbre nacional de consumir la más económica oferta de la piratería, en algunos casos con pleno conocimiento y en otros con el costoso precio de la sorpresa posterior de haber comprado “gato por liebre”.
El comercio informal está repleto de productos truchos: desde discos compactos con música y películas, pasando por comestibles, ropa, libros, material escolar, hasta celulares, todo tipo de electrodomésticos y un largo etcétera.
Una infracción
El auditor financiero y gerente de la consultora Eficaz, Hermógenes Campos, autor del cálculo realizado en el ejemplo del principio de este reportaje, explica a CAPITALES que la copia de un producto puede ser considerada como una infracción, aunque no sea idéntica a la obra original. “La piratería normalmente se refiere a la venta ilegal e intencionada de obras protegidas por el derecho de autor”, puntualiza.
Campos confirma la información de la CAINCO en sentido de que la música es una de las víctimas preferidas de la piratería, junto a otro tipo de obras como películas y programas informáticos que se ofrecen en CD.
Por ejemplo, dice el profesional, los discos musicales originales que cuestan entre Bs 30, 50 y 80 se copian y se venden a precios muy bajos; últimamente lo más común es que se ofrezcan tres CD por Bs 10, dependiendo de la ubicación del negocio pirata o de si no está establecido en ninguna tienda, es decir que la venta se produzca en las calles.
Campos explica que la piratería elimina la remuneración económica que merecen los autores, porque el dinero obtenido de un CD pirata nunca llega a los autores o intérpretes de las canciones.
“En un hipotético caso, si consideramos como ejemplo la copia y venta de tan solo 100 mil discos musicales pirateados, comparados con lo que hubiera sido la venta de la misma cantidad de originales a Bs 80 por cada disco, las pérdida es millonaria para el autor, el intérprete y los productores. Para el Estado, es de Bs 1.280.000”, ejemplifica él.
El pasado…
En Sucre, Elsa Poquechoque es la representante legal de la fábrica de discos Discolandia desde hace más de 35 años. Ella comenta que cuando no existía el disco pirata y todo era original, esa afamada empresa le enviaba centenares de discos del artista del momento que se vendían “como pan caliente”. En la actualidad, apenas le mandan dos unidades de cada artista debido a los CD piratas. “Los que saben de música buscan lo original”, comenta; pero estos, a juzgar por la realidad, son ahora minoría.
Con Poquechoque coincide el director de FM 97 Arcadia, Jhonny Huayllas, quien dice que no hay nada mejor que un disco original porque es de gran calidad.
En el caso de las películas pasa algo parecido. Un CD pirata está a la venta pocos días después de que una película ha sido estrenada a nivel mundial y a pesar de que su proyección en Bolivia está programada para más adelante. La copia es de mala calidad y el audio no se compara con el original, pero, aun así, la gente compra el CD a un precio risible.
Los cines y los libros
Este hecho provocó ya el cierre de la mayoría de las salas de cine del país y el despido de su personal. El ingeniero Weimar Rojas se anima a decir que en todo el territorio nacional, los cines no pasan de 20, mientras que hace 15 años superaban el centenar.
Otro sector que se ve seriamente afectado por la piratería es el de los libros. Además de resultar afectados los autores, se perjudican las librerías que venden productos originales.
Por citar un ejemplo, un texto original puede costar Bs 110 y uno trucho solo 10 o 20 bolivianos. Como pasó con los cines, esta situación provocó el cierre de varias librerías constituidas legalmente en la ciudad y el país.
Según Naira Quiroga, propietaria de la librería Rayuela, ubicada en el interior del Supermercado SAS, actualmente solo llegan a Sucre unos tres ejemplares de cada autor, porque no se vende más debido a la fotocopia de libros. “Esto afecta una cadena: al autor, a la editorial, a los libreros y también a los lectores porque adquieren un producto con papel e impresión de mala calidad”, afirma ella.
Útiles escolares
Pero la piratería no respeta nada. En estos días en que el comercio se centra en los útiles escolares, CAPITALES constató que las copias de reconocidas marcas como Faber Castell, Maped, Toto y otras, están sacando ventaja a la venta de productos originales.
Hay colores, marcadores, bolígrafos, tajadores, gomas de borrar, papel carpeta, cuadernos, estuches geométricos y otros insumos que a simple vista parecen originales, pero no lo son.
Si uno observa con detenimiento, se da cuenta de que hay diferencia en la textura, el brillo, la suavidad y la resistencia entre unos y otros.
Por ejemplo, los implementos de los estuches geométricos no originales están fabricados con un plástico poco resistente que se rompe a la primera caída; los borradores ilegales no tienen el brillo ni la suavidad al tacto de los legales; el scotch apenas pega; las hojas de carpeta lucen como descoloridas; etc.
La diferencia de precios depende de cada producto. Por ejemplo, una goma original se vende en Bs 2 y la copia en Bs 1. Una caja de colores original cuesta entre 18 y 20 bolivianos; su copia trucha entre 12 y 15 bolivianos. Una mochila original de Bs 700 se puede encontrar en Bs 300, pero ésta será trucha.
Según algunos comerciantes consultados por este suplemento, la mayoría de los productos son de industria china.
La ropa
En nuestro medio, especialmente, la ropa ilegal se vende a vista y paciencia de las autoridades. El comercio de prendas “americanas” (usadas) afecta a los diseñadores de ropa locales y nacionales por su bajo precio. Es sabido que estos vendedores no tributan al erario boliviano a través de la facturación. Además, ofrecen ropa supuestamente estadounidense cuando en realidad, una gran parte proviene de fábricas de Corea, India, Singapur y otros países asiáticos.
“Los negocios ilegales siempre perjudican a los legales”, protesta una diseñadora de modas chuquisaqueña que prefiere mantener su identidad bajo reserva.
Cabe recordar que en 2015, la firma chuquisaqueña Chocolates Para Ti denunció que en China se plagió su producto a pedido de un empresario cruceño que logró conseguir el registro del Senasag y la autorización de la Aduana para venderlo en el mercado interno.
Las cajas del producto plagiado contaban con el certificado del Senasag y fue elaborado por la empresa china Risen Industrial Group Limited.
La firma china plagió el nombre, color y el diseño del logotipo de la empresa, que inició acciones administrativas, civiles y penales por los daños ocasionados.
El auditor Campos sostiene que “la piratería es una actividad ilegal que no solo perjudica a los autores, intérpretes, productores, empresas y fábricas, sino también a la sociedad en su conjunto y al Estado, ya que las actividades relacionadas con la piratería se desarrollan al margen del sistema establecido y, en consecuencia, no se cobran impuestos”.
Demandas por piratería se triplicaron de 20 a 60 entre 2010 y 2014
De acuerdo con un informe publicado en La Razón el 17 de febrero de 2015, las demandas por infracción marcaria (piratería) se triplicaron de 20 a 60 entre 2010 y 2014, según un informe del Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi). Las marcas más imitadas son Adidas, Nike, Puma, Lacoste, entre otras.
Gabriela Murillo, la entonces directora ejecutiva del Senapi, explicó que una infracción a los derechos de propiedad industrial es una acción legal ejercida por el titular de un registro contra quienes, sin autorización de los titulares, realizan actos que vulneran los derechos que confiere un registro o utilizan éste ilegalmente, como ser patentes de invención, modelos de utilidad, diseños industriales, marcas, lemas y nombres comerciales, debidamente reconocidos por la Decisión 486 de la Comisión de la Comunidad Andina (CAN).
Murillo indicó que en Bolivia las demandas de infracción se triplicaron entre 2010 y 2014:?en 2010 llegaron a 20; en 2011 subieron a 27, en 2012 a 48, en 2013 bajaron levemente a 43 y el año pasado se incrementaron a 60 (casi en 50%). “Las demandas de infracción han crecido desde 2010 hasta 2014 en casi 200%”. La sumatoria total llega a 198, que son el número de casos resueltos, precisó a La Razón.
El aumento de demandas implica que las personas están aprendiendo sobre la importancia que tiene la “propiedad intelectual”. “La gente está viniendo a registrar sus marcas y, por ende, las está protegiendo, esto significa que el boliviano está valorando su producto, le está poniendo una marca boliviana y la está protegiendo”, remarcó la funcionaria.
¿Cuáles son las marcas y prendas o artículos que más se copian ilegalmente o piratean? Este problema se presenta en todos los rubros, especialmente en ropa, textiles y zapatillas deportivas que emplean las marcas Adidas, Nike, Puma, Calvin Klein, Dior, Lacoste, entre otras, señala la información publicada por el diario paceño.
Sin embargo, esto igualmente se da en agrupaciones musicales que utilizan el nombre de un grupo y le agrega un “plus” para la confusión. Por ejemplo, la autoridad citó al conjunto folklórico potosino Taquipayas, del cual apareció otro con el denominativo Taquipayas Cay.
La piratería también ingresó al ámbito de los alimentos y los medicamentos, lo que implica un gran riesgo para la salud de la población. Asimismo, Murillo afirmó que en Bolivia se falsifican marcas de prendas de vestir, especialmente en El Alto; empero, subrayó que la mayor cantidad de artículos falsificados se importa de una nación asiática. “China es un gran falsificador, la mayoría de los tenis Adidas, Nike, Polo, de marcas renombradas, vienen desde China como producto falsificado”, afirmó.