Medidas para incrementar la resiliencia frente al cambio climático en el Chaco
“Las comunidades del Chaco boliviano son en extremo vulnerables a la sequía que afecta ese territorio, lo que hay que hacer es desarrollar un conjunto de medidas que constituyan una intervención integral para...
“Las comunidades del Chaco boliviano son en extremo vulnerables a la sequía que afecta ese territorio, lo que hay que hacer es desarrollar un conjunto de medidas que constituyan una intervención integral para incrementar su resiliencia ante el cambio climático”, aseguró el analista y educador socioambiental del Centro para el Desarrollo Sostenible Molle (CDS Molle), Edwin Alvarado Terrazas, quien proporciona consejos para encarar la sequía.
Se debe apostar por la articulación de todos los actores, organizaciones, sociedad civil y diferentes niveles de Estado que deben intervenir de forma concurrente, e implementar un plan estructurado con medidas múltiples que reduzcan la vulnerabilidad de los pueblos del Chaco ante el cambio climático, acotó el experto.
Prolongada sequía
El Chaco boliviano sufre una aguda y prolongada sequía desde 2004, cuando las Naciones Unidas (ONU) tuvieron que emplear 1,8 millones de dólares y casi 3.000 toneladas de alimento a través del Programa Mundial de Alimentos, para mitigar las necesidades de las familias afectadas.
El gobierno del presidente Carlos Mesa declaró "zona de desastre" al Chaco boliviano en septiembre de ese año y desde entonces la cantidad de municipios afectados no redujo.
Datos
De los 16 municipios que integran el Chaco boliviano, ocho son los más afectados frecuentemente, con una superficie de hasta 86.000 hectáreas de cultivo perdido, especialmente de maíz, soya, cumanda, ají y pastos forrajeros.
En este contexto, en 2013 se registró la mayor pérdida de cabezas de ganado vacuno, superando las 36.000 en el Chaco boliviano, ubicado en parte de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija.
Según Alvarado, más de 15.000 familias se ven afectadas anualmente por los fenómenos climatológicos extremos como sequías y surazos, fluctuando la temperatura entre los 45 grados centígrados y menos de 0.
Respecto al agua que se puede aprovechar en esta zona, el costo de perforación de un pozo cuesta alrededor de 100 dólares el metro y esta se encuentra entre 200 y 350 metros de profundidad, lo que significa un gasto entre 20.000 a 35.000 dólares, sin contar el equipamiento.
Medidas actuales
Alvarado explica que entre 15 y 38 cisternas con una capacidad de 12.000 litros transportan agua hasta la zona de sequía, a un costo que oscila entre los 800 y 1.200 bolivianos. En el mejor de los casos, los afectados pagan sólo el diesel para el transporte.
Están registrados 25 pozos públicos y 35 pozos privados que reciben apoyo de las Gobernaciones de los tres Departamentos para mantenerse en funcionamiento.
Medidas para incrementar la resiliencia
“Acueductos que conduzcan el agua desde el Pilcomayo y desde el Aguaragüe, podrían ser parte central para una solución sostenible, pues diversificarán e incrementarán las fuentes de agua para consumo humano, ganadería y producción en las llanuras del Chaco”, enfatizó el analista del CDS Molle.
Entretanto, dijo que para el Chaco no se pueden descartar los carros cisterna; la fuente de aguas subterráneas a través de la perforación de pozos y el establecimiento de atajados de tierra para la cosecha de aguas superficiales. Sin embargo, se debe incrementar la cobertura vegetal para optimizar la infiltración de las aguas de lluvia y reducir los procesos de evaporación, agregó.
Además, es importante encontrar el modo más expedito para la perforación y mantenimiento de pozos, para evitar la desconfianza de los dirigentes de las comunidades, con el fin de mejorar las capacidades de respuesta, acotó.
Por otra parte, Alvarado dijo que la agropecuaria a escala familiar (campesinos, pequeños productores, comunidades originarias) y la ganadería comunitaria desarrollaron experticia en el manejo productivo, reproductivo y sanitario, así como en el manejo del monte para la conservación y producción de especies forrajeras nativas, que pueden constituir un modelo sostenible replicable en el Chaco, por tanto es importante recuperar los saberes locales, reflexionó Alvarado.
En el ámbito de la agricultura, se debe apostar por la diversificación productiva orientada a la seguridad alimentaria, cultivando además del maíz, soya y ají, hortalizas y frutales bajo sistemas de riego eficiente, para garantizar el aumento de la resiliencia frente el cambio climático, aconsejó.
Finalmente, dijo que se debe revalorizar, conservar y ampliar el bosque chaqueño y sus servicios ecosistémicos, como factor clave para la sostenibilidad de los sistemas productivos del Chaco, concluyó.
Características del Chaco boliviano
El Chaco boliviano tiene una superficie de 127.755 Kilómetros cuadrados, con una población que alcanza a 294.380 habitantes.
Comprende 16 municipios en tres departamentos: Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, donde las lluvias se concentran apenas durante cuatro meses al año, entre noviembre y febrero, contribuyendo al permanente déficit hídrico de la región.
El Chaco cuenta con una marcada diversidad cultural conformada por: criollos, migrantes quechuas, aymaras, menonitas e indígenas.
La población indígena en la región alcanza a 79.829 habitantes, de los cuales 77.126 son Guaraníes, 2.525 Weenhayek y 178 son Tapiete.
La pobreza alcanza a un 75% de la población debido a los bajos niveles de educación y pocos ingresos que tienen.