“Sucre es hermoso para vivir, pero es un infierno para trabajar”

Lorenzo Catalá, el ahora ex gerente general de la CAINCO, se fue de Sucre para radicar junto a su familia en La Paz. Es uno de muchos profesionales que continúan emigrando por falta de mejores oportunidades, o porque...

El ingeniero Lorenzo Catalá en las oficinas de la CAINCO Chuquisaca. CAPITALES El ingeniero Lorenzo Catalá en las oficinas de la CAINCO Chuquisaca. CAPITALES

REDACCIÓN CAPITALES
Capitales / 02/01/2018 06:19

Lorenzo Catalá, el ahora ex gerente general de la CAINCO, se fue de Sucre para radicar junto a su familia en La Paz. Es uno de muchos profesionales que continúan emigrando por falta de mejores oportunidades, o porque Chuquisaca ofrece un techo laboral y después… poco y nada. O porque la mediocridad, que a veces parece reinar, se fagocita a las mejores mentes de esta tierra...

Este joven experimentado pasó los últimos 13 años de su vida en la Cámara de Industria y Comercio (CAINCO) de Chuquisaca. Deja huella con su característica doble condición de claridad técnica y valentía política para explicar la economía del país y del departamento.

Antes de partir a la sede del Gobierno, concedió a CAPITALES la siguiente entrevista que por su importancia dividimos en dos. En esta primera, dice que en todo este tiempo fue “un peón” dentro de una institución que está próxima a cumplir nada menos que 125 años.

Habla también de cómo deja la CAINCO, de su misión y sus retos. De por qué se van los profesionales de Sucre, como él, en busca de mejores oportunidades.

En la segunda parte, el próximo martes, se referirá a la economía en Bolivia y la región durante 2017 y dará una proyección para este 2018.

CAPITALES (C). ¿Cómo es eso de que fue un peón para la CAINCO en los últimos 13 años?

Lorenzo Catalá (LC). Porque los artistas y la obra la han ejecutado muchas otras personalidades empresariales; yo era la pieza en el tablero que le daba forma a las ideas y a las iniciativas de un montón de presidentes y directores. Simplemente he sido el portavoz, la cara visible de un equipo muy grande de personas que han ido cambiando a lo largo del tiempo.

C. ¿Qué ideas e iniciativas?

LC. Me refiero a que han agarrado una institución con muchísima historia —la Cámara el próximo 24 de marzo cumple 125 años de vida y eso no es poco tratándose de una entidad privada que vive de su propio esfuerzo—, han tomado ese bagaje y han hecho que toda esa historia se transforme en una institución moderna, sin renunciar a sus raíces, a sus principios, a elementos que hacen que la Cámara sobreviva tantos años con principios elementales de respeto a la ley, de impulso a la iniciativa privada. Todo eso en un envoltorio de entidad prestadora de servicios modernos.

El trabajo en estos 13 años ha sido el de transformar esa institucionalidad, más histórica, más de representación, en una entidad que respeta eso pero que también es capaz de ofrecer servicios actuales, gestionar proyectos ante entidades internacionales, proyectar posiciones y visiones a nivel departamental y nacional. En todos estos años no se ha cambiado ni un solo centímetro la visión trazada. Esa ha sido la gran diferencia entre nosotros y el resto: hemos mantenido una línea, un objetivo claro para poder salir de un estancamiento y transformarnos en algo que tiene proyección de crecimiento.

C. ¿Cómo se apoya a emprendedores e industriales en un medio como el de Chuquisaca, a priori adverso y en desventaja respecto a otros del país?

LC. Es complicado tangibilizar servicios y prestar una mano que realmente agregue valor a las empresas en cualquier industria, comercio, servicios y turismo. ¿Qué hemos hecho nosotros, o qué hemos intentado hacer? Hemos tomado una estrategia de sectorización, que le hemos llamado “núcleos de empresas”, y esto nos ha permitido detectar necesidades específicas de sectores hasta entonces un poco ignorados. Hemos creado un “núcleo de bares turísticos”, un “núcleo de fincas rurales”, un “núcleo de chocolateros”, un “núcleo del sector de construcción”. Ahora son 17 núcleos empresariales con los que trabaja la Cámara.

C. ¿Qué hacen una vez que tienen identificada esa necesidad por sectores?

LC. Hemos ido dando respuesta a la necesidad específica del sector, no del individuo o de la empresa sino del sector como tal. Hemos ido intentando dar esa respuesta con una visión de futuro y orientadora. Muchas veces algunos de los núcleos nos pedían cosas que creíamos que no eran necesarias, y ahí nuestro papel ha sido orientador, de mostrar el camino, de resolver la necesidad con una visión diferente, de romper el esquema y buscar alternativas en momentos en los que ese núcleo no veía soluciones.

Hemos sido un poquito una bocanada de aire, no una solución permanente, cuando los emprendedores se sentían agotados. Y hemos hecho un acompañamiento codo a codo, en el que cuando cae el núcleo o sector, caemos también nosotros y nos levantamos junto a ellos. Hemos sufrido y hemos disfrutado de los éxitos con ellos. Esa cercanía creo que nos ha significado un crecimiento en términos patrimoniales y de riqueza asociativa.

C. ¿Qué trabajo realizaron en el tema de liderazgo?

LC. Hemos desarrollado una enorme capacidad de liderazgo. Algo muy interesante es que hace 13 años teníamos un directorio un poquito vetusto; hoy en nuestro directorio tenemos más del 60% de participación femenina y nuestros directores tienen una media de edad entre 35 y 50 años, de los directorios más jóvenes a nivel país.

Hemos proyectado líderes casi en todos los núcleos, y siempre hemos generado cambios dentro de cada uno: no hemos permitido que un núcleo tenga una sola cabeza. Por otra parte, a la cabeza del sector de chocolates no está una gran industria sino un pequeño productor, un joven empresario que ha ido aprendiendo de los grandes, que asumieron primero el reto pero han ido dejando la posta para otros.

Una de las formas de ayudarle a Chuquisaca ha sido darle norte a través de gente joven, con nuevas ideas, que se nutre de la experiencia de los demás.

C. Habiendo adquirido toda esta experiencia renovadora en estos años, ¿cuál es el reto de la CAINCO Chuquisaca de ahora en adelante?

LC. La visión se mantiene exactamente igual que ahora porque aún no se ha conseguido el reto más importante, que es convertirnos en una entidad moderna, prestadora de servicios empresariales de calidad que tienen que darle competitividad a las empresas. Ese es el norte y el camino que tiene que seguir la CAINCO.

C. ¿En qué está trabajando para lograrlo?

LC. Tenemos varios proyectos. Primero, hay que consolidar un espacio que se ha trabajado desde hace tiempo y que es un Complejo Empresarial, donde desarrollas logística, servicios, asentamiento de empresas... La idea de abrir un complejo empresarial privado, de manera eficiente y rápida. El segundo reto es mantenerse firme con los principios que la crearon hace 125 años. Y esos principios son: Respetamos la norma nos guste o no, pero defendemos nuestros principios con todas las fuerzas que necesitemos, sin embargar nuestra voz, a pesar de las presiones. Y ahí sí que hay una enorme diferencia con otros sectores empresariales de Chuquisaca que han hincado la rodilla y han vendido su alma y su espíritu a cambio de cuatro monedas. Eso no lo ha hecho CAINCO Chuquisaca y yo creo que no lo hará hacia delante porque sería traicionar las raíces de su fundación en 1893.

C. ¿Por qué la gente se va de Sucre? Como usted, por ejemplo.

LC. Sucre es hermoso para vivir, pero es un infierno para trabajar. Hay no solo una sensación de que estás girando sobre la misma rueda, sino una enorme capacidad autodestructiva que agota. En todas partes hay esto, no es una exclusividad ni una marca regional, pero se acentúa mucho más en un entorno pequeño como el nuestro.

Llega un momento en que hay dos razones que mueven a la gente a cambiar de aires: Primero, no tener oportunidades (un entorno muy cerrado) y, segundo, si bien puedes tenerlas, la perspectiva hacia delante, porque no se va al mismo ritmo de crecimiento del resto, puedes vivir temporalmente bien pero a la larga tu proyección en todo sentido puede estancarse.

C. ¿Hay que ser pesimistas, entonces?

LC. No, yo siempre soy optimista. Cuando quieres analizar una situación tienes que partir del optimismo; la gracia de toda problemática es que las soluciones dependen de nosotros, están en nuestras manos. Depende de que pongas a las personas adecuadas en los cargos adecuados y les des el tiempo necesario para que las cosas mejores.

Yo veo las cosas con optimismo porque Bolivia va a seguir creciendo. La Chuquisaca de hoy, claro que ha mejorado respecto a años atrás, hay signos de que se puede avanzar, hay ejemplos claros de que se puede hacer cosas. Sí es posible y hay mucha gente que lo hace y lo ha logrado, solo es cuestión de ponerse a trabajar y tener las personas correctas.

 

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