“No es buena señal que la inflación haya estado por debajo de lo esperado”

El economista José Gabriel Espinoza, investigador especializado en desarrollo, responde a CAPITALES una serie de preguntas relacionadas con el pasado, el presente y, sobre todo, el futuro de la economía nacional.

José Gabriel Espinoza, economista paceño entrevistado por CAPITALES. FOTo cedida José Gabriel Espinoza, economista paceño entrevistado por CAPITALES. FOTo cedida

REDACCIÓN CAPITALES
Capitales / 23/01/2018 06:51

El economista José Gabriel Espinoza, investigador especializado en desarrollo, responde a CAPITALES una serie de preguntas relacionadas con el pasado, el presente y, sobre todo, el futuro de la economía nacional.

La anterior semana, en esta misma sección, vaticinó que “el 2018 continuará siendo un año de poco consumo y de menor movimiento económico”. Hizo notar también que el año pasado quedó claro que el consumo, el principal motor de la demanda interna, se frenó bruscamente, “algo que se explica por la precarización del empleo y la caída en la demanda por bienes y servicios de los gobiernos subnacionales”.

En esta segunda y última parte, se refiere a la posibilidad o no de forzar el pago del doble aguinaldo este año y habla de la inflación, las tasas de interés en los créditos bancarios, el déficit fiscal, la deuda externa, el tipo de cambio fijo del dólar, la informalidad de la economía y la administración estatal de las empresas estratégicas.

C. El 2017 no se alcanzó el 4.5% de crecimiento mínimo para pagar el doble aguinaldo. Pero se dice que este 2018, al ser año preelectoral, el Gobierno podría forzar ese nivel de crecimiento. ¿Esto es posible? ¿Cómo?

JGE. Desde una perspectiva teórica, podría hacerlo a partir de altos niveles de inversión pública, fuertes incrementos salariales y una política monetaria expansiva. Sin embargo, en el caso de las dos primeras herramientas, los datos muestran que han perdido potencia, ya que la inversión pública ha crecido considerablemente, pero el ritmo de crecimiento del PIB ha decaído. Esto podría explicarse porque la inversión, concentrada en megaproyectos, es atendida sobre todo por empresas extranjeras y con una gran cantidad de componentes importados. Por otro lado, mayor inversión pública en un contexto de menores ingresos significa también una combinación de mayor déficit fiscal, mayor endeudamiento y caída de reservas.

En el caso de la política salarial, las cifras muestran también que la informalidad se ha mantenido en torno al 80% de la economía, por lo que es de esperar que en un contexto menos halagüeño que el observado en años anteriores, sean cada vez menos los beneficiarios de nuevos incrementos en el salario.

Finalmente, en el caso del uso de la política monetaria expansiva, el costo radica en una mayor inflación, algo que claramente afecta a todos los actores económicos.

C. A propósito, la inflación es mínima en Bolivia, ¿esto es un punto a favor del Gobierno o no? ¿Y el 2018?

JGE. Que la inflación en el 2017 haya estado por debajo de lo esperado, en un contexto en el que el equipo económico del Gobierno ha insistido en negar la desaceleración y en el que además los salarios siguieron aumentando, pero con un menor crecimiento del PIB, no es para nada una buena señal. Al contrario, significa que la demanda de los consumidores ha estado muy por debajo de lo esperado, lo que ha obligado a los empresarios y comerciantes a mantener sus precios, cuando no a bajarlos, para poder mantener niveles de ventas aceptables.

Salvo que el Gobierno recupere la credibilidad en materia de política económica, es muy probable que el 2018 se acentúe aún más esta situación.

C. ¿Las bajas tasas de interés en los créditos bancarios sí son un punto a favor?

JGE. Las bajas tasas de interés están sesgadas por la fijación de las mismas en los créditos al sector productivo y de vivienda social. Además, la caída de las tasas de interés ha sido un fenómeno global desatado por las crisis en las economías desarrolladas entre el 2000 y 2008. Sin embargo, desde el tercer trimestre del 2017 se han empezado a ajustar hacia arriba, y es claro que en el 2018 esta tendencia al alza continuará.

C. Tenemos un déficit cercano al 8%. ¿Es alto o estamos bien?

JGE. Si se consideran solo los ingresos permanentes que percibe el Gobierno, es decir, los impuestos que pagan las personas, sin contar las rentas por recursos naturales, naturalmente fluctuantes, el déficit está por encima del 20%.

Esto es una cifra considerablemente alta, y preocupante, porque sigue marcando el fuerte apego que tiene el Gobierno central a un modelo primario exportador antes que a una economía de base ancha y productiva.

C. Ante la falta de recursos, algunos economistas cuestionan el nivel de endeudamiento externo del país. ¿Cuál es la realidad? ¿La deuda externa es tan alta como para preocuparse?

JGE. Por ahora está en niveles aceptables, sin embargo preocupa, en el 2018, el crecimiento de la deuda bilateral con China y la colocación de bonos soberanos contemplada en el PGE (Presupuesto General del Estado), que en conjunto implican al menos 2.000 millones de dólares más.

C. Hace varios años que el dólar se mantiene en los mismos valores. Al respecto hay diferencias de criterio. ¿Se debe mantener fijo el tipo de cambio en el país? ¿Hay que devaluar para proteger a la industria nacional?

JGE. Se han construido varios mitos alrededor de este punto. En primer lugar, gran parte de la industria nacional depende de insumos importados, por lo que una devaluación no necesariamente la favorecerá.

Por otro lado, y quizás más importante aún es que se ha convertido a este indicador en una variable política antes que económica. En el largo plazo es inevitable que el tipo de cambio deba fluctuar, como lo deberían hacer todos los precios en el mercado, sin embargo se ha vinculado de forma errada y equivocada a este precio con la estabilidad económica, por lo que el ajuste del mismo puede traer más desconfianza y expectativas pesimistas de los consumidores.

En este contexto, es muy probable que sean más bien las perspectivas políticas antes que económicas las que definan el curso del tipo de cambio en el 2018.

C. “En Bolivia, la informalidad es la fase superior del capitalismo”, dice el analista Gonzalo Chávez. ¿El gobierno de Evo Morales combate la informalidad o no?

JGE. El sustento del modelo económico es el consumo, que, sin haber logrado una diversificación productiva, solo se logra con importaciones baratas.

En este sentido, la alta informalidad se constituye en un mecanismo para lograr esto, aunque el costo es la precariedad en el empleo.

C. Con las empresas estratégicas en manos del Estado, ¿se confirma o se rebate la tesis de que el Estado es mal administrador?

JGE. Los resultados recientes muestran que los retornos de estas empresas distan mucho de lo deseado por el propio Gobierno, aun cuando las condiciones que estas enfrentan son significativamente mejores que las que se les dan a las empresas del sector privado. De hecho, en el 2017 no solo se han observado problemas de administración, sino también de seguimiento y control, algo que se había advertido al estar las empresas y el regulador en manos del mismo actor.

Etiquetas:
  • inflación
  • estado
  • José Gabriel Espinoza
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor