“Es un camino inevitable el profundizar la relación con China”
Economista, máster en Relaciones Internacionales por la Academia Diplomática Boliviana, máster en Globalización por la Universidad de Amberes (Bélgica) y candidato a doctor en Ciencia Política por la Universidad...
Economista, máster en Relaciones Internacionales por la Academia Diplomática Boliviana, máster en Globalización por la Universidad de Amberes (Bélgica) y candidato a doctor en Ciencia Política por la Universidad Goethe de Frankfurt, Daniel Agramont actualmente se desempeña como coordinador de proyectos en la Friedrich Ebert Stiftung (FES) y también como director de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Aprovechando su vasto conocimiento de las relaciones económicas internacionales, CAPITALES lo entrevistó para conocer su opinión respecto a varios temas vinculados con la economía política.
Por su experiencia y por la claridad y el valor de sus respuestas, presentamos la entrevista en dos partes. En esta primera, con una aproximación inicial al polémico relacionamiento de Bolivia con la China.
La próxima semana, Agromont profundizará en ese tema, se referirá a lo que él considera un nuevo orden mundial, a la política exterior de Estados Unidos y a la cuestión de Chile y el mar (él participó en una investigación al respecto que luego se convirtió en un libro).
CAPITALES (C). China es uno de los principales socios comerciales del país, ¿por qué es tan controvertida su presencia como prestamista de Bolivia? ¿Los cuestionamientos tienen que ver, únicamente, a la cuestión económica, es decir, al endeudamiento?
Daniel Agramont (DA). Esta pregunta me parece que refleja la opinión general que existe sobre la China y la confusión que existe. ¿Es la China uno de los principales socios económicos de Bolivia? La respuesta es sí. Pero esto va mucho más allá que solo los préstamos oficiales. Es importante entender que la gran irrupción china en el mundo en desarrollo se debe principalmente al aumento de los flujos económicos y que estos son de índole muy variada. Siguiendo a la literatura especializada en el tema, estos flujos pueden ser: comercio de bienes, comercio de servicios, inversión extranjera directa, cooperación y por último préstamos (deuda).
En base a lo anterior, si analizamos el rol de la China solo como prestamista estamos considerando solo un cuarto de las vías de relacionamiento, lo que nos lleva a grandes sesgos. Pero claro que entiendo el porqué de la pregunta.
El gran cuestionamiento a la presencia China en África y América Latina se basa en su rol como prestamista. Sin embargo, a pesar de lo amplio que puede ser el relacionamiento económico es preciso resaltar que los préstamos son una de las principales fuentes de controversia. Y esto va unido al tema político. La China tiene como principio fundamental para el relacionamiento internacional el de no intervención en asuntos internos, pero este punto es sumamente cuestionado. Si bien la China no interviene en el diseño de las políticas económicas de un país, mi visión es que sí interviene en la política doméstica al tener los préstamos ligados a contratos con obligaciones que son ampliamente beneficiosas para ellos y no para el país receptor, como por ejemplo la obligatoriedad de contratar empresas y personas chinas.
C. ¿Sería un error estratégico para Bolivia profundizar las relaciones con China?
DA. Sería sumamente pretencioso de mi parte querer contestar esta pregunta con el poco análisis que existe. El libro que vamos a publicar en la FES y que continúa un paper que hemos publicado con el London School of Economics, trata de profundizar los datos sobre este tema.
Además, mi tesis doctoral en la Universidad de Frankfurt busca entender la política detrás de los flujos económicos chinos a la región.
Este es un debate que todavía no tiene respuesta clara, tanto en la academia como en la política. Existen beneficios y desventajas del relacionamiento con China, al igual que con cualquier otro país. El punto central es que la China merece especial atención y análisis, debido a que es una potencia creciente y en expansión. Y la historia nos ha demostrado que es muy difícil que un hegemón tenga relaciones de igual y de beneficios mutuos. En vista de lo anterior, yo diría que es un camino inevitable el profundizar la relación con China y que esto puede ser beneficioso. El problema está en que mientras no tengamos claro qué queremos de la China, menos beneficios obtendremos. Como dice Dussel-Peters, la China tiene claro qué quiere de la región, pero nosotros no sabemos qué queremos de la China, y eso es únicamente nuestra culpa.
C. ¿Qué implica la politización de este asunto en nuestro país?
DA. Es verdad que las relaciones entre China y Bolivia tienen un alto grado de politización y están muy presentes en la agenda pública. Yo veo que esto se debe, en primer lugar, a que la China es una potencia mundial y esto siempre es conflictivo. No nos olvidemos del relacionamiento con Estados Unidos y que durante más de tres décadas tuvo aceptación por un sector de la población y odio por otro. Me parece que es bastante ingenuo pensar que se puede tener relaciones con una potencia (ascendente), como es la China, y que sus efectos sean neutros. Además, no nos olvidemos de que ya existen más 20 años de historia del desembarco chino en África y que tiene hasta el día de hoy un algo grado de conflictividad.
A esto hay que sumar la elevada polarización que existe en el país. La opinión pública está tan cargada con la polarización política que la mayor presencia chino no solo se debe a lo que sucede entre los dos países, sino también a la afinidad u odio que se tenga al Gobierno actual. En el libro que estamos publicando incluimos un capítulo sobre esto, que está basado en una encuesta a nivel nacional. Encontramos que la opinión pública está dividida en un tercio a favor de la profundización de las relaciones con China, un tercio en contra, y un tercio al que no le interesa el tema.
C. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de que China amplíe su radio de acción en el continente y el mundo?
DA. Esta es la gran pregunta que se tiene. Nuevamente, sería ingenuo pensar en absolutos —como está haciendo la clase política en el país— y decir que existen únicamente ventajas o únicamente desventajas. La realidad es menos dicotómica, por supuesto. Para mí existen dos ventajas principales en el relacionamiento con China: El gran mercado interno que ofrece para poder vender productos y los recursos financieros que pone a disposición de países en desarrollo y que no siguen la condicionalidad de los organismos internacionales de financiamiento clásicos. Sin embargo, la principal desventaja es el peligro de reproducir una relación centro-periferie y que preserve y profundice la matriz primario-extractiva. A pesar de que estamos profundizando la investigación en este tema, por el momento, en base a datos generales, encontramos que esta hipótesis se está cumpliendo. China compra de América Latina más de dos tercios de materias primas y productos agrícolas, mientras que el resto se trata de manufacturas básica, principalmente de minerales y aceites vegetales. Por el contrario, las compras de la China son menos de 10% de commodities y el resto son bienes manufacturados; con la particularidad de que ya no se trata solo de manufacturas livianas, sino que la mitad proviene de manufacturas de mediano y alto contenido tecnológico.