Rusia 2018 confirma que el fútbol es una máquina de hacer (y gastar) plata
Rusia le arrebató a Brasil la etiqueta de “Mundial más caro de la historia”. El país sudamericano tuvo un presupuesto de $us 11.600 millones, mientras que la actual organización destinó $us 14.000 millones...
Rusia le arrebató a Brasil la etiqueta de “Mundial más caro de la historia”.
El país sudamericano tuvo un presupuesto de $us 11.600 millones, mientras que la actual organización destinó $us 14.000 millones, aunque algunos dicen que son 20.000 y que incluso podrían llegar a $us 30.000 millones
El fútbol es una máquina de hacer dinero. El negocio va viento en popa y confirma que las economías nacionales e incluso internacionales pueden subir o bajar, según las diferentes coyunturas, pero este deporte, el más popular de todos, suele mostrar un comportamiento parejo, generalmente al alza. Aunque no faltan los gastos excesivos, y la corrupción.
En lo que respecta a los mundiales, las organizaciones desembolsan cada cuatro años ingentes cantidades de recursos en inversiones con la esperanza de que la inyección de capitales en diversos sectores redunde en beneficios a corto, mediano y largo plazo.
El Mundial más caro
Brasil, en 2014, se hizo famoso por tener el “Mundial más caro de la historia” con un presupuesto final de 11.600 millones de dólares, más del doble de lo pensado inicialmente y casi el triple de los $us 3.500 millones destinados por Sudáfrica en 2010.
Este año, Rusia desbancó al país sudamericano. Según los cálculos de diferentes fuentes, entre el Gobierno nacional, las administraciones regionales y, en menor medida, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), el total del presupuesto ruso alcanza a $us 14.000 millones. Aunque algunos dicen que son 20.000 y que podrían llegar a 30.000 millones.
Solo uno de los seis estadios construidos desde cero, el de San Petersburgo, tuvo un costo, de 44.000 millones de rublos (700 millones de dólares).
La apuesta de los gobiernos pasa por la inversión y la imagen internacional, para su repercusión al nivel del turismo, antes que por el consumo durante el evento mismo —que de todos modos suele ser importante para las economías de los organizadores. Y depende mucho de la estabilidad o inestabilidad que el Mundial encuentre en el país que le toque.
Los gastos
En el caso de Rusia 2018, a la construcción de instalaciones deportivas, más infraestructura de transporte y de otros sectores, se suman gastos que se encuentran bajo el ítem “otras actividades relacionadas con los preparativos para la Copa del Mundo”.
Prácticamente ninguno de los organizadores de los últimos mundiales se salvó de la sospecha de la corrupción, algo que no resulta ilógico considerando las grandes cantidades de dinero que mueven este tipo de eventos deportivos.
Hace cuatro años, Brasil recibió a alrededor de 600 mil extranjeros solo para los días del Mundial. Y 1,3 millones de brasileños movieron el turismo interno. Los cálculos ofrecidos a la BBC Mundo por la Oficina de Turismo de Brasil estimaron en casi 3.500 millones de dólares los gastos realizados por los visitantes extranjeros y nacionales a las distintas sedes.
Hoteles, alquileres de departamentos y vehículos, transportes, bares, pubs, restaurantes y discotecas fueron los que concentraron la mayor parte de esos gastos. Rusia, entre los suyos, debió agrandar su presupuesto para ofrecer una mayor seguridad a los asistentes a los campos deportivos ante la amenaza terrorista.
FIFA, una máquina de facturar
La FIFA, sorprendiendo a muchos, no se ha visto disminuida económicamente por los escándalos de corrupción hecho públicos en los últimos años.
La máquina de facturar de la máxima entidad del fútbol mundial —que incluye multimillonarios derechos de televisión y contratos de patrocinio con las empresas más lucrativas e influyentes— le deparó números para nada despreciables durante los cuatro años previos a Brasil 2014: obtuvo 5.700 millones de dólares en ingresos.
Por este y otros motivos, las diferentes organizaciones de las copas del mundo se lanzan a la construcción de monumentales infraestructuras y movilizan recursos humanos en forma descomunal.
¿Y después?
La gran pregunta que se hacen los economistas y no pocos políticos es qué pasará con tanta infraestructura después de cada Mundial. Concretamente, muchos dudan de si los gobiernos serán capaces de mantener lo construido o si, por el contrario, todo eso se constituirá en un “elefante blanco”.
Para muestra, el actual botón. Anualmente, Rusia debería destinar entre 3 y 6 millones de dólares anuales en el mantenimiento de cada uno de sus nuevos estadios, si no quiere ver cómo se deterioran con el paso del tiempo.
CLAVES
Impacto
económico
En unos $us 1.300 millones cifró el impacto económico del Mundial de Rusia el profesor de Marketing del EAE Bussines School, Francesc Rufas, citado por libremercado.com. Él dice que el gasto total para esta copa podría ser de $us 30.000 millones.
Turismo
en Rusia 2018
Tan solo en concepto de turismo, está previsto que Rusia perciba unos 2.000 millones de dólares. La organización empleó más de 220 mil personas para la parte logística y recibió otros 50.000 voluntarios de todas partes del mundo.
Valores
de las selecciones
9,2 millones de dólares es el valor de la plantilla de Panamá, la más “económica” de las 32 participantes. La peruana está en el puesto 30, la islandesa en el 24, la colombiana en el 15, la uruguaya en el 9 y la argentina en el 7. Francia es la más costosa: $us 1.254 millones.
Premios
a las selecciones
Cada una de las 32 selecciones recibirán de entrada $us 8 millones; las que alcancen los cuartos de final otros $us 12 millones; el cuarto puesto $us 22 millones; el tercero $us 24 millones; el subcampeón $us 28 millones; y campeón $us 38 millones.
Apuestas
Un Mundial aparte
Las casas de apuestas oficiales están pagando 1.000 a 1 a quien crea que
Panamá puede ser campeón mundial, 5 a 31 a quienes depositen su fe en Brasil, y 37 a 50 a quienes confían en que la selección nacional alzará el trofeo de campeón.
FIFA
Puro poder
En 2014, tras pagar $us 453 millones a Brasil por la organización de su Mundial, 358 millones en premios y 397 millones en gastos de personal durante cuatro años, la FIFA todavía contaba con lo suficiente para comprar el Hotel Ascot y 72 habitaciones en Zurich.