Guerra comercial afecta crecimiento al inicio de 2019
El FMI confía en que los bancos centrales adapten sus políticas al nuevo entorno de desaceleración. El sector manufacturero alemán, el del automóvil en concreto, está dando las primeras señales de alerta sobre lo que pod

El FMI confía en que los bancos centrales adapten sus políticas al nuevo entorno de desaceleración. El sector manufacturero alemán, el del automóvil en concreto, está dando las primeras señales de alerta sobre lo que podría venir.
El año 2019 empieza con un incremento de la incertidumbre y la sensación de que la mejor parte de este ciclo en la zona euro ha quedado atrás. No es para menos, el ritmo de crecimiento trimestral ha pasado a ser prácticamente la mitad del registrado en 2017 y la región afronta un año cargado de desafíos.
Alemania está en el centro de atención. La debilidad del avance, en especial desde el pasado verano, ha sorprendido al conjunto de analistas; y hemos observado, trimestre tras trimestre, cómo se iban revisando a la baja las previsiones. Finalmente, la locomotora alemana habría crecido un 1,5% en el año, un punto menos de lo esperado al comienzo del mismo y del avance conseguido en 2017.
El sector manufacturero alemán, el del automóvil en concreto, dio las primeras señales de alerta. Pero los últimos datos de coyuntura muestran una debilidad generalizada. Este nuevo año, en un entorno más incierto, comprobaremos la capacidad de resistencia de la economía. Sin grandes desequilibrios, con una demanda interna que mantiene el tono y una más que envidiable posición fiscal, Alemania tiene margen para sortear aguas más turbulentas.
Preocupa también Francia. Tras meses de movilizaciones sociales —que han tenido un efecto disruptivo sobre la actividad—, el presidente Macron ha anunciado una expansión fiscal para 2019. Un cierto aire para una economía que ya mostraba señales de debilidad, pero que no soluciona problemas de calado. El alumno menos aventajado sigue siendo Italia. El mercado seguirá pendiente de sus pasos. Cualquier movimiento en la dirección opuesta a la exigida por Bruselas podría ser castigado con fuerza afectando a la de por sí frágil economía italiana.
Así las cosas, el BCE deberá ser más cauto a la hora de continuar con la retirada de estímulos, un soporte vital en estas horas bajas. Tras el fin de las compras de activos y sin la presión de la inflación, la primera subida de tipos no se espera para antes de finales de este mismo año.
No podemos dejar de lado otro foco de incertidumbre. La salida de Reino Unido de la UE está prevista para finales de marzo. Sin un final claro aún, lo cierto es que la resolución del Brexit en ningún caso será favorable, así como tampoco la prolongación de este periodo de impasse.
El año, por tanto, comienza con dudas. Veremos hasta qué punto la desaceleración de los últimos trimestres se queda en algo anecdótico o se prolonga más allá de lo esperado. Será clave que los focos de incertidumbre se diluyan. En todo caso, estaríamos ante un escenario de mayor moderación que no supondría una interrupción de la expansión de la zona euro, que suma ya cinco años consecutivos.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China está afectando más de lo previsto al gigante asiático y a la economía global. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado sus perspectivas de crecimiento para este año en dos décimas, hasta el 3,5%, y podría ser más si la salida de Reino Unido de la Unión Europea se produce sin acuerdo o si el enfrentamiento entre las dos potencias se recrudece. Así las cosas, el Fondo espera que los bancos centrales tomen nota del nuevo escenario de riesgos y suavicen la normalización de sus políticas monetarias y, con ello, las subidas de los tipos de interés.
La expansión continúa pero se debilita más rápido de lo previsto hace apenas unos meses, según ha admitido este lunes en Davos la nueva economista jefe del FMI, Gita Gopinath. Y aunque la rebaja es modesta (dos décimas este año y otra décima para 2020, hasta el 3,6%), el creciente vínculo entre las tensiones comerciales y los mercados financieros en un escenario de endurecimiento de las condiciones financieras eleva considerablemente los riesgos a la baja para este ejercicio.
“El comercio y la inversión se han frenado, la producción industrial fuera de EE UU se ha desacelerado y los índices de los gestores de compras se han debilitado, lo que apunta a un escenario general más débil. Aunque eso no significa que estemos en puertas de una crisis económica es importante tomar nota de los muchos riesgos al alza que existen”, ha recalcado Gopinath. Entre esos riesgos, el Fondo pone el acento en la posibilidad de que Reino Unido salga de la Unión Europea sin acuerdo --"una amenaza que ya se refleja en la caída de la inversión", ha apuntado Gopinath-- y una desaceleración mayor de lo previsto en China.
En 2018, las autoridades chinas emprendieron reformas para regular la actividad bancaria en la sombra y la inversión no presupuestaria de los gobiernos locales que frenó su ritmo de crecimiento, pero la escalada comercial con EE UU ha obligado a Pekín a revertir esas políticas y aprobar medidas de estímulo para suavizar el frenazo. "Las rebajas de los tipos de interés y la relajación de las reservas de capital a los bancos han amortiguado el frenado", ha explicado Gopinath. Pero puede no ser suficiente.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha ido más allá al pedir a la comunidad internacional "redoblar sus esfuerzos para resolver los problemas que compartimos, desde la reforma del sistema de comercio mundial, a la lucha contra la corrupción y la evasión fiscal y afrontar la amenaza del cambio climático". Es la apuesta de Lagarde por un "nuevo multilateralismo, que como nuestro informe demuestra este tipo de cooperación es más urgente que nunca". No parece que los accionistas mayoritarios del organismo, con Estados Unidos a la cabeza, estén por la labor.
Claves
Amenazas
Tensiones políticas
A esas amenazas se suma la incertidumbre que rodea la agenda política de los nuevos Gobiernos, como sucede en Brasil o en México, el cierre de la Administración en EEUU y las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo y el Sudeste Asiático.
Perspectiva
Mayor revisión
Entre los países desarrollados, es la zona euro la que sufre una revisión mayor de sus perspectivas de crecimiento (tres décimas menos de lo previsto en octubre, hasta el 1.6%), debido a las dificultades del sector automotriz en Alemania y las renovadas tensiones financieras en Italia.
Emergentes
Recesión
En el caso de los emergentes, son Turquía y México los que apuntalan la rebaja de las previsiones, al pronosticar una recesión mayor de lo previsto en el primero y una caída de la inversión privada, en el segundo, debido a las políticas del presidente islamista Erdogan.
México
Desaceleración
En el caso de México, con un nuevo Gobierno desde el pasado mes de diciembre, el Fondo Monetario Internacional prevé una notable desaceleración (de cuatro décimas este año y medio punto el que viene, al 2.1% y 2.2% respectivamente).
Brasil
Recuperación
Para Brasil, cuyo nuevo Ejecutivo de corte ultraderechista tomó posesión el pasado día 1 de enero, el Fondo confía en que la recuperación se mantenga, con un crecimiento del 2.5% este año, una décima más de lo previsto, y un 2.2% para 2020, una décima menos.
Cooperación
Políticas estrechas
El FMI defiende que es necesaria una mayor cooperación internacional en momentos en que el mundo vive una evidente guerra comercial entre las grandes potencias, una política que está perdiendo adeptos a pasos agigantados en la escena internacional.
Bancos
Regulaciones
La política monetaria en las economías desarrolladas debería seguir normalizándose con cuidado. Los principales bancos centrales están al tanto del momento de desaceleración y esperamos que calibren sus próximos pasos en línea con estos acontecimientos.