Guillermo Berrios, un arquitecto con 48 años al servicio de la construcción
Llegó a construir alrededor de 100 casas de todo tipo. En los mejores tiempos, hasta cuatro viviendas por año, empero en 2018, una sola.
El arquitecto Guillermo Berrios Villacorta es un ejemplo de perseverancia y superación. Trabaja en el rubro de la construcción desde los 12 años de edad; ahora tiene 60 y en sus 48 años de experiencia laboral construyó casi un centenar de casas.
Empezó a trabajar como "chivato" de la construcción (ayudante) a los 12 años. Dice que actualmente ese término desapareció en su rubro; ahora, todos son "maestros".
Hace más de una década, a la par de trabajar, ingresó a estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Boliviana de Informática (UBI), de donde se tituló como arquitecto.
Nació en Chayanta, Potosí, y está casado con Florencia Miranda, con la que tiene tres hijos: Luis Fernando, Bismark Guillermo y Ameth Marvin.
Asegura que en sus casi 50 años de trabajo llegó a construir alrededor de 100 viviendas. En los mejores tiempos edificó hasta cuatro casas por año, otras veces tres o dos. Pero en este último par de años, solo una por cada periodo.
El constructor de viviendas, chalets, y casas minimalistas afirma que nunca tuvo ningún problema con los dueños de las edificaciones que levantó, ni tampoco demandas.
Comenta a CAPITALES que si bien en la última década se incrementó la construcción de viviendas en general, en los dos últimos años rebajó esta actividad en gran manera porque la gente no tiene dinero, así como ocurre en todas las áreas.
En su criterio, el área de la construcción está atravesando por una crisis.
Sin embargo, expresa que en su caso no hay mejor propaganda que la calidad de su trabajo. “A mí me pasa que de las personas que hace muchos años les construí sus casas ahora me buscan con sus hijos, que ya son profesionales, para que les construya sus casas propias. Todo es por recomendación”, sostiene con alegría.
Declara que no le gusta mentir a sus clientes; dice que su trabajo se caracteriza porque es honrado y con calidad. Además, sin ningún tapujo reconoce que su trabajo es lento pero seguro porque le gusta cumplir con todas las disposiciones de la norma de la construcción.
“Mi trabajo es despacio pero con calidad; si mi hormigón tiene que secar 28 días, se tiene que cumplir esa cantidad de días, es decir, lo que dice la norma de la construcción yo obedezco. La única garantía que puedo dar a mis clientes es que mi trabajo es bueno”, enfatiza.
En este tema, Berrios detalla que de acuerdo con los cálculos que los arquitectos hacen en una computadora, generalmente indican 120 días de construcción.
“Pero eso es mentira, yo soy sincero conmigo mismo y con mis clientes. La máquina es máquina, no hay tiempos exactos. A ese tiempo le añado dos meses más porque siempre se presentan algunos inconvenientes. Como dije antes, es muy importante que el hormigón esté bien seco”, reitera.
¿Comprar o construir?
Berríos considera que es más conveniente hacer construir una casa porque así el dueño observa cómo se está haciendo el trabajo, mientras que cuando se compra una casa ya hecha no se sabe realmente las condiciones en las que se encuentra.
Apunta que en el último caso se trata de un negocio y el objetivo de los que se dedican a esa actividad es ganar... Mientras que cuando se construye, el propietario tiene la oportunidad de supervisar cada detalle.
Según su experiencia, recomienda tener sumo cuidado en la parte estructural de la vivienda y en la instalación eléctrica y sanitaria.
Además, dice que lo que a él le diferencia de sus colegas es que no calcula por metro cuadrado sino por ítems, y cada uno de ellos tienen su precio.
Para esa tarea cuenta con un equipo de profesionales conformado por dos ingenieros que calculan, un electricista independiente, un plomero y un ingeniero eléctrico.
“De forma general el cálculo estructural se hace a partir de la tercera planta, pero nosotros estamos acostumbrados a hacerlo desde una planta”, detalla.
Por otra parte, Berrios señala que para él no hay viviendas económicas. Las únicas económicas son las que construye el Gobierno y cada una cuesta alrededor de 30.000 dólares, dice.
En su criterio una casa siempre se debe construir con buenos materiales; además, debe estar bien estructurada y planteada. “En algunos casos no tienen precio ya que el estilo de vida de una familia a otra varía mucho. Hay dueños que quieren materiales y acabados de lujo y otros no”, concluye.