Shocks y fluctuaciones económicas
Últimamente con mayor énfasis y frecuencia al ver canales de TV, periódicos, conferencias o eventos de discusión y ponencias apreciamos con sobresalto tratar el tema económico del país con un tono preocupante.
Últimamente con mayor énfasis y frecuencia al ver canales de TV, periódicos, conferencias o eventos de discusión y ponencias apreciamos con sobresalto tratar el tema económico del país con un tono preocupante.
Estos hechos son acompañados casi siempre con cifras económicas que en su mayor parte son de fuente gubernamental, mostrando el deterioro de algunas variables macroeconómicas como por ejemplo: el déficit fiscal que alcanza en promedio 8% del Producto Interno Bruto (PIB), el déficit comercial que es más de $us 700 millones, y las Reservas Internacionales Netas que cayeron a 8.117 millones.
Con todo lo que esto significa –cuyo análisis no es objeto del presente artículo– es natural que cualquier mortal se preocupe.
Pero también, encontramos afirmaciones como las siguientes: “La economía de Bolivia es la más estable del continente” (Alvaro García Linera, 2019). “… instar a los bolivianos que se encuentran en el extranjero a que retornen a su patria...” (Evo Morales, 2018), en referencia al crecimiento económico boliviano.
El FMI avizora “tormenta económica” en 2019.
"Una gestión responsable de la economía no debía esperar estar al pie del cadalso para actuar" (Gonzalo Chávez), en relación al deterioro de algunas variables macroeconómicas en Bolivia.
Bolivia es un país que organiza su trabajo principalmente en empresas. Y, de acuerdo con la definición de los grandes economistas Jefrrey Sachs y Felipe Larrain, se entiende que las fluctuaciones económicas difieren probablemente en grado sustancial de un país a otro, tanto en su regularidad como en sus causas.
Las fluctuaciones se refieren a los cambios en el producto agregado y empleo; sus causas pueden deberse a las políticas macroeconómicas: shocks de oferta o efectos de cambios en la economía internacional.
Ahora bien, los países pequeños como el nuestro, fuertemente expuestos al comercio internacional, como ser la dependencia de las exportaciones, en nuestro caso de gas natural y otros commodities (materias primas de poco valor agregado), están expuestos a shocks de diferente tipo que aquellos países que exportan manufacturas.
Según datos oficiales, nuestro PIB luego de experimentar un crecimiento entre 2000 y 2013, presenta una tendencia que fluctúa en promedio del 4% al 5%.
El Gobierno estima que este año el PIB crecerá al 4,7%; sin embargo, nuestras exportaciones –principal fuente de ingresos del país– están disminuyendo, el déficit fiscal aumenta y se financia con deuda (interna y externa), y las Reservas Internacionales van cayendo estrepitosamente.
Los ciclos económicos son como un péndulo, es decir, siguen un patrón; son expansiones y contracciones “acumuladas” en un período largo de tiempo de la actividad económica, que se propagan a través de múltiples mecanismos y afectan a los principales indicadores macroeconómicos.
De acuerdo con la teoría, hay tres tipos principales de impactos que generan los ciclos: shock de oferta, política y demanda. Analizando nuestra realidad, el PIB que actualmente presenta crecimiento más lento y conjuntamente el comportamiento de otras variables macroeconómicas, es probable que experimente una contracción.
¿Las causas? Poco a poco se dejan entrever, podemos decir que es poco probable que se debe a un shock de oferta; sin embargo, es probable que se deban a shocks de políticas (decisiones de las autoridades macroeconómicas). Esto puede responder al modelo económico vigente en el país y ante la proximidad de elecciones generales existe la posibilidad de “continuidad” (del modelo) como también que ocurra un “cambio”. Lo real es que tendrán que adoptarse políticas económicas basadas en lecturas claras y objetivas.
Las decisiones políticas son extremadamente importantes, existen síntomas preocupantes, y se debe prestar mucha atención a las fluctuaciones de corto (ciclos económicos) y largo plazo, tomando en cuenta los probables shocks de demanda y shocks internacionales que amenazan. Bolivia no es un país aislado y tampoco es un país de ricos.
Lic. Hugo Gualberto Caballero Asebey
DOCENTE DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES DE LA UMRPSFXCH