Las mujeres y su inclusión en la política

La crítica en los procesos neoliberales en cuanto a la “igualdad de género”, “igualdad de oportunidades”, “equidad” y “redistribución del poder”, radicó en la inclusión al poder de la mujer después de sus constantes luchas

Lic. MSC. Cristian Calderón Collazos Lic. MSC. Cristian Calderón Collazos

Redacción Capitales
Capitales / 25/10/2019 03:39

La crítica en los procesos neoliberales en cuanto a la “igualdad de género”, “igualdad de oportunidades”, “equidad” y “redistribución del poder”, radicó en la inclusión al poder de la mujer después de sus constantes luchas, tras un proceso de democratización bajo la utopía de aquel entonces de la “equidad de género” que no resolvía la opresión de género.

Desde la Ley de Participación Popular se han planteado 19 figuras normativas en relación a la inclusión de la mujer en el ámbito político.

El análisis de estas normas deberían basarse no solo en la cantidad de mujeres que ahora son partícipes en el ámbito político, sino de aquellas que toman decisiones que gravitan en el ámbito económico, social y político.

En un periodo de 34 años en el Senado, la mujer tuvo una participación de solo 16% frente al 84% de los hombres. En los periodos llamados neoliberales la mujer llegó a una participación del 5% frente al 33%, que ocupa en este llamado “proceso de cambio”.

Es importante mencionar además que a partir del 2005, año en que se refunda la nación, ahora Estado Plurinacional de Bolivia, la participación de la mujer era mínima, con solo una persona y 26 hombres ocupando el Senado.

Se observa que este nuevo modelo no nació con un sentido equitativo y participativo hacia la mujer. En Diputados, en 34 años la mujer alcanzó una participación del 15%; en la etapa neoliberal alcanzó el 7% y a partir del 2005 hasta las elecciones del 2014 la mujer llegó a una participación del 30%

En lo que conlleva a elecciones departamentales, en más de diez años la mujer solo ocupó el 14% frente al 84% de los hombres. En alcaldías en el mismo periodo, la mujer tuvo una participación del 8% y los hombres, del 92%.

En los ministerios al 2019, de 21 puestos las mujeres ocupan cuatro, cifra que se redujo desde el 2010, cuando existía una paridad. Esta cifra actual es igual a las gestiones 2003-2009, cuando solo cuatro mujeres eran ministras. Pasaron casi 200 años y solo se tuvo una mujer como presidenta, que no fue electa y solo manejó el país ocho meses.

En las Primarias de 2019 participaron nueve agrupaciones, entre partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y plataformas. Surgen de esta manera 18 candidatos para presidente y vicepresidente, solo una mujer salió como candidata a la presidencia para las elecciones de octubre y para la vicepresidencia dos, teniendo una participación apenas del 17% mientras los hombres como candidatos son el 83%.

Es un hecho que preocupa porque las agrupaciones que propusieron a mujeres como candidatas no representan una fuerza política. Los grupos que están liderando, según información extraoficial, no cuentan con candidatas mujeres, lo que supone que los próximos representantes serán nuevamente hombres. 

Ante esta situación, termino mencionando que con la llegada del “proceso de cambio” en 2006, no se promovió la participación de la mujer en las esferas políticas. En aquel año empezaba un nuevo modelo y una estructura productiva–comunitaria, manteniendo aún una brecha significativa entre hombre y mujer. En 2012 se presentan claras diferencias aún cuando el Estado debe propiciar los espacios necesarios no solo para que la mujer participe en el ámbito público, sino sea transformadora, tomadora de decisiones y propositiva a nivel municipal, departamental o nacional.

Se debe trabajar desde las familias. No basta con la generación de normativas, donde en toda la extensión de la palabra se le “obliga” a la sociedad a tomar en cuenta a la mujer, a preservar su integridad física, emocional e intelectual.

Entonces, la participación de la mujer en estos espacios debe ser de transformación, de propuestas de cambio, no solo de adaptación o ‘comodín’ a un modelo y a unas normativas que la obliga a estar presente y seguir a un líder masculino, mismo que se está repitiendo tras casi 200 años de fundación de Bolivia; además, a seguir cumpliendo los roles de la sociedad patriarcal.

Es necesario focalizarse en la participación sustantiva de las mujeres más allá de la representación paritaria, es decir, que efectivamente participen en las decisiones importantes del poder, más allá de su inclusión formal. 

Lic. MSC. Cristian Calderón Collazos

DOCENTE DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES DE LA UMRPSFXCH

Etiquetas:
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