Analista: “Nuestra posición es favorable para endeudarnos en mejores condiciones”
El analista económico Alberto Bonadona se refiere a la reciente operación de devolución de un crédito del FMI, el mismo que había sido acordado en abril de 2020 por el gobierno de Jeanine Áñez
El analista económico Alberto Bonadona se refiere a la reciente operación de devolución de un crédito del FMI, el mismo que había sido acordado en abril de 2020 por el gobierno de Jeanine Áñez. Asimismo, explica a Capitales la actual situación de la economía nacional y señala que Bolivia tiene en este momento la oportunidad de contraer más créditos dada la crisis internacional generada por la pandemia.
CAPITALES. (C) El Gobierno nacional hizo, hace pocos días, una devolución al FMI de un crédito de 327,7 millones de dólares suscrito durante la anterior administración de Jeanine Áñez. ¿Se justifica esta operación inédita en la historia reciente de la economía nacional? ¿Traerá algún beneficio a las finanzas del Estado?
Alberto Bonadona (AB). El Gobierno argumenta que su decisión se basa en aspectos de la Constitución. Desde mi perspectiva es una medida insensata económicamente hablando. No es necesario devolver un crédito, algo que no es un crédito porque es una transferencia de recursos, intercambio de obligaciones sobre la base de la cuota que todo país miembro del FMI tiene en el derecho especial de giro, que es una moneda que no circula, sin embargo tiene una cotización, un valor intrínseco basado en cinco monedas de las economías más fuertes del mundo. Euro, libra, dólar, yen. Cuando una de esas monedas cae, lo que hace es que suba el precio del DEC.
Lo que ocurrió en este caso, el dólar cayó por un tiempo relativamente largo, cuando devolvimos los 327 millones se habían convertido en 351 millones y además la comisión y un interés que es una parte del compromiso que se tiene para utilizar lo que vendría a ser nuestra cuota por pertenecer al FMI.
Haber hecho esta operación no tiene mayor sentido económico porque nos hizo pagar un monto adicional que no se iba a pagar después de los cinco años de plazo para volver a negociar el monto de la transacción.
C. Mucho se habla y se discute sobre la capacidad de endeudamiento del país. ¿Qué opina sobre este punto? ¿está condicionado por algunos factores?
AB. En épocas normales donde no hay una situación de pandemia, el prestarse mientras se tenga un respaldo, no necesariamente en términos de una posición financiera nacional, sino de un plan claro en la conducción de un país sería suficiente para conseguir abundantes recursos a una tasa de interés que posiblemente en los últimos 50 años no se ha tenido. Tal vez para Europa para el plan de reconstrucción Marshall.
Ahora las tasas que se hablan están por debajo del 2% y en algunos casos podrían ser tasas negativas. Nuestra posición es perfectamente amplia para endeudarnos y en mejores condiciones que otros países, como Argentina, que se ha endeudado con más de 60 mil millones.
Para nosotros, conseguir un monto de 6.000 millones sería relativamente sencillo, pero lo que hay que ver es si hay la voluntad de realizar una operación de esa naturaleza, que, desde mi punto de vista, no solo es necesaria sino urgente.
C. Una de las políticas anunciadas por parte del nuevo gobierno es negociar con los acreedores parte de la deuda externa, teniendo en cuenta la crisis económica que afecta a muchos países a raíz de la pandemia del covid-19. ¿Sería factible formar un bloque de países para la suspensión temporal del servicio de la deuda?
AB. Esta es más una iniciativa de los acreedores que de los deudores. Los acreedor es han expresado su voluntad, sobre todo la gente que dirige los organismos internacionales, de realizar este tipo de operaciones si es que los países lo piden. No hay mayor impedimento que la voluntad de los gobernantes para hacerlo.
C. ¿Cómo ve en general la situación de la economía en estos cuatro meses de gestión? ¿Se asumieron las medidas pertinentes o se dejaron algunas que debieron haberse dictado?
AB. El Gobierno había anunciado como 26 medidas en el campo económico destinadas a reimpulsar la dinámica de la economía boliviana. Son medidas que se las anunció en la campaña electoral del año pasado.
Se tomó algunas de ellas, se han hecho incluso leyes, pero no hay ninguna de ellas que tenga la trascendencia como para recuperar efectivamente la producción en el sector privado y público que permita hablar de una efectiva reactivación de la economía.
La que más ha sonado de estas medidas es un crédito para empresas que quieran ingresar a procesos de sustitución de importaciones, cuando esta sustitución es una tarea complicada que, además, parece estar dirigida a buscar una sustitución en el uso de combustibles. O sea, se estaría buscando que se desarrollen las empresas privadas, pero no va más allá de impulsar la producción, particularmente privada.
Los procesos de sustitución siempre se han mostrado complejos en Bolivia, sobre todo por el tamaño de los mercados y por la falta de impulso a las exportaciones.
C. ¿Qué opina de la situación de los principales productos de la exportación? ¿Cuál es el panorama de los precios de las materias primas a nivel mundial y de otros elativos a las exportaciones no tradicionales?
AB. Partamos de hablar de los productos tradicionales, estamos hablando de gas y de minerales. En el campo del gas, hubo una subida en el precio del petróleo y como el gas está atado al precio del petróleo, entonces ahí habrá un aumento de los ingresos.
Habrá un monto favorable para Bolivia. Pero el petróleo tiende a bajar y no mantendrá esos precios. Hay que adicionar que las reservas están declinando y no se han encontrado pozos que pudieran resolver este problema.
Por otra parte, también tenemos el mercado nacional que será el mercado más importante para el gas boliviano en el futuro cercano, quiere decir que se mantendrán los subsidios para este producto. Por ahí la situación no es de lo más favorable.
En cuanto a los minerales, lo que tenemos es una situación mezclada, porque hay minerales que han subido de precio y otros que no han subido tanto en los mercados. De subida están el cobre, el oro, que ahora se estabiliza; no ha ocurrido lo mismo con el estaño.
En términos de los tradicionales, la situación no es favorable para Bolivia. En términos de los no tradicionales, algo que ocurre desde hace 40 años, se tiene precios y cantidades en ascenso, algunos cayeron como los cueros y las confecciones que se han visto caer, pero los otros productos no tradicionales están en permanente ascenso en cuanto a volumen exportado. Eso va a continuar y podía impulsarse aún más si hubiera acciones más decididas por parte del Estado.