“Hablar de un incremento salarial es sentenciar a muerte a las empresas”
Gastón Serrano Carvajal, representante del sector de la construcción, es el nuevo Secretario Ejecutivo de la Federación de Empresarios Privados de Chuquisaca (Fepch). Durante una entrevista con Correo del Sur Radio FM 90.1 advierte sobre la fragilidad del sector productivo departamental, que se ve comprometido por la crisis económica que dejó la pandemia del coronavirus, aparte de la inestabilidad social y política que caracterizó a este último año.
Pregunta (P). Empezando su gestión con actividades ya relacionadas con los objetivos institucionales, ¿dónde se encuentra y qué actividad lo lleva a estar en otro departamento?
Respuesta (R). Estamos en Santa Cruz en un taller que tiene por objetivo desarrollar una Fundación para la ciudad de Sucre destinada a apoyar a los jóvenes emprendedores y la creación de nuevas empresas, con apoyo y seguimiento constante y que estas sean exitosas en el corto plazo.
P. ¿Qué proyectos importantes considera la Federación de Empresarios Privados de Chuquisaca en esta coyuntura, signada por la crisis actual?
R. Parte de la responsabilidad de todas las instituciones del departamento y del país deben marcar un norte orientado a dos acciones: primero la reactivación económica, que es fundamental, y para eso necesitamos que la mayor parte de nuestra población esté inmunizada en el menor tiempo posible, para que las personas y las empresas puedan reiniciar sus actividades económicas, puedan asistir a sus fuentes laborales de una manera más segura. Dentro de los proyectos que pensamos impulsar para nuestro departamento son varios. No hay que olvidarse de que los índices de inversión pública en nuestra región han sido siempre bastante bajos, estamos por debajo de las medias nacionales; hay mucho por hacer, vamos a dar continuidad a aquellos proyectos que la anterior dirección ejecutiva tenía, con caros anhelos para nuestro departamento como la doble vía a Alcantarí, tenemos también la conclusión de la diagonal Jaime Mendoza, la doble vía Sucre-Potosí, pretendemos que todas aquellas promesas de campaña se cumplan. Si estas se cumplieran empezaríamos con buen pie para arrancar con la reactivación económica. A eso hay que sumar una serie de proyectos que no han sido atendidos de la mejor forma posible; hablamos de riego, saneamiento básico, infraestructura, salud principalmente, la implementación de un mejor sistema de salud para nuestro departamento. Como Federación estaremos allá donde se nos requiera para colaborar de manera propositiva y conseguir esos objetivos.
P. Usted nombraba proyectos que fueron demandas regionales durante años, durante décadas y que todavía no terminan de concretarse. La Fepch, durante la campaña, impulsó foros para conocer las propuestas de los candidatos. ¿Qué vacíos nota en esas propuestas y que podrían corregirse una vez se posesionen las nuevas autoridades después de la segunda vuelta del 11 de abril?
R. Dentro de todas las propuestas que se tienen, que son digamos no ambiciosas, digamos moderadas, consideramos que todo se puede mejorar si las tratamos en un ámbito constructivo, de unidad, sin mirar cuáles son aquellos proyectos que causan rédito político y orientarnos a los proyectos que van a impulsar el desarrollo de nuestro departamento. Esto es parte de nuestra historia, y nuestros recursos han ido generalmente a proyectos que surgen, ya sean caprichos personales o respuestas a instituciones o sectores que tienen mayor capacidad de presión, no así a aquellos que ayudan a nuestro desarrollo. Hay que ser ambiciosos, en este tiempo de crisis no podemos malgastar un solo recurso y los pocos recursos tienen que ser bien invertidos. Una de las principales metas tendría que ser salud y ver la fecha del Bicentenario. Esta fecha no puede pasar como los aniversarios que terminan como un desfile normal, donde las autoridades están en un palco. Es una oportunidad para empezar a desarrollar nuestro departamento.
P. En esa línea, hablábamos de la crisis económica y usted asume el cargo precisamente a un mes del Día del Trabajo y cuando empieza la discusión del incremento salarial. ¿Cuánto afectaría a las empresas esta medida, y sobre todo a las empresas chuquisaqueñas y del sur del país?
R. Poniendo un poco en contexto, recordando lo que vivimos desde 2019, donde la agenda política y social estuvieron por encima de la agenda económica y de salud. En 2019 hemos tenido días muy negros, de luto, que paralizaron las actividades económicas por 21 días que resultaron en la renuncia del presidente Evo Morales, vino un gobierno transitorio y a los pocos meses vino la pandemia, que cumplió ya un año. Todo esto ha ido agravando no solamente la situación económica de las personas, sino también de las empresas. Entonces, pensar ahora en un incremento salarial no calza con el objetivo común de la reactivación económica, que es mantener las fuentes de trabajo y luego recuperar las que hemos perdido. No hemos superado ni la crisis política, estamos en elecciones, con amenazas de paros, de marchas de bloqueos, y peor la crisis sanitaria. Las consecuencias las vamos a vivir por un tiempo más. Hablar de incremento salarial es sentenciar a muerte a muchas pequeñas y medianas empresas. No se puede hablar de un incremento salarial, cuando lo que se debe hacer es mantener esas fuentes de empleo. Lo otro es mezquino, es pensar que ese 16% que goza de un salario digno traiga beneficios solo para aquellos líderes sindicales que desde la comodidad de un sueldo fijo, que no está en riesgo, pidan incrementos que no calzan con la realidad de nuestro país y de nuestro departamento.
P. ¿Cómo ve las medidas económicas adoptadas por el Gobierno?
R. En primera instancia, los montos que han sido destinados fueron aplaudidos, pero habíamos alertado, como Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, en un ensayo, presentado al inicio de la pandemia, que se necesitaban alrededor de 3.000 millones de dólares para la reactivación económica, pero pasaron meses en los que no hemos podido volver a la normalidad; entonces los requerimientos para una verdadera reactivación para apoyar a nuestras empresas están ahora en el orden de los 5.000 millones de dólares, son recursos que no han ingresado a la economía. Nos quedamos con sabor a poco. Había un programa para cubrir salarios, pero fue insuficiente porque había empresas que no podían acceder. Los bancos tomaron con cautela a quiénes se prestaba el dinero. Quedamos entre la espada y la pared acercándonos a un abismo sin retorno y a cerrar las unidades empresariales, retroceder a algo que marca mucho en Bolivia que es la informalidad.