“Se consume menos del 50% del cemento que se puede producir”

Las cementeras de Bolivia trabajan a baja capacidad ante la caída en la demanda del insumo en el mercado interno y los altos costos del transporte, que encarnan un gran reto para la exportación de excedentes, afirma el gerente del Instituto Boliviano del Cemento y Hormigón (IBCH), Marcelo Alfaro.

Marcelo Alfaro, gerente del Instituto Boliviano del Cemento y Hormigón, hizo un análisis del sector. Marcelo Alfaro, gerente del Instituto Boliviano del Cemento y Hormigón, hizo un análisis del sector.

El Deber
Capitales / 01/02/2022 02:36

Las cementeras de Bolivia trabajan a baja capacidad ante la caída en la demanda del insumo en el mercado interno y los altos costos del transporte, que encarnan un gran reto para la exportación de excedentes, afirma el gerente del Instituto Boliviano del Cemento y Hormigón (IBCH), Marcelo Alfaro.

Pregunta (P).  ¿Cuál es la actual capacidad productiva de la industria cementera boliviana y a cuánto asciende la demanda?

Respuesta (R) Las fábricas han implementado varios proyectos. Con la puesta en marcha de la última ampliación de Fancesa y el molino vertical de Soboce en Warnes, la capacidad instalada en Bolivia está cerca de los 9 millones de toneladas anuales de cemento. Esta cifra es bastante elevada, puesto que los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que el consumo máximo se dio en 2019, con 3,95 millones de toneladas; es decir, menos de la mitad de la actual capacidad instalada. Este desbalance tan grande entre la capacidad instalada y la demanda hace que las fábricas tengan que trabajar a baja capacidad. Se tiene hornos y molinos que no están produciendo y esto tiene un impacto importante en el desarrollo del sector cementero. Por este motivo, una reactivación de la demanda es fundamental.

P. ¿De qué manera ha influido la pandemia a la oferta y demanda en 2020 y 2021?

R. El efecto se puede calificar como devastador para la industria. Las cifras están íntimamente correlacionadas con la actividad de la construcción, puesto que el cemento participa en casi toda la cadena productiva del sector. Además de los problemas derivados por la pandemia, la situación se ha agravado por los constantes conflictos políticos, bloqueos y paros. Definitivamente el sector constructor, como todos los actores económicos, necesita principalmente de estabilidad y seguridad jurídica para poder reactivarse. Si tomamos como punto de partida el 2019 (3,95 millones de toneladas), podemos ver que el 2020 se registra un consumo total de 3,03 millones de toneladas, lo que implica una caída del 23,4%, la mayor en términos de consumo de cemento, tanto en porcentaje como en volumen. El efecto “rebote” registrado en la última información publicada por el INE refleja todavía una caída del 10,33% en el consumo, si comparamos el periodo enero-octubre de 2019 con el periodo enero-octubre de 2021. Esto quiere decir que, si bien hubo una recuperación (el año pasado), seguimos lejos de las cifras del 2019 (año anterior a la pandemia), de manera que no es posible hablar todavía de crecimiento, ni siquiera de una recuperación completa. 

P.  ¿De qué manera ha influido la mayor oferta en el precio promedio del cemento en los últimos cinco años?

R. Los precios experimentan muchos cambios a lo largo del año; el mercado boliviano es muy competitivo. Sin embargo, con un nivel de ventas menor al 50% de la capacidad instalada nacional, las empresas tienen dificultades, tanto para mantener la operación como para colocar el producto en una situación de sobreoferta. Esto ha originado que los precios bajen y seguramente se mantendrán en estos niveles por un buen tiempo.

P. ¿Cuál es la proyección del crecimiento de la demanda y la oferta?

R. El Presupuesto General del Estado 2022 considera un importante componente en infraestructura, de manera que confiamos en que el sector constructor logre una mayor recuperación. Sin embargo, hay una reducción en los recursos destinados a Gobernaciones y Alcaldías, que también son importantes generadores de proyectos. En todo caso, confiamos en que el 2022 se tengan mejores resultados y ojalá se logre alcanzar un nivel de ventas de cemento cercano a las cifras del 2019. Para ello, el crecimiento tiene que superar el 10% con respecto al 2021, una meta no fácil de alcanzar. Para el 2023 es todavía más difícil hacer una predicción. Dependerá mucho de los avances que se puedan alcanzar este año (...).

P. Antes de la crisis sanitaria, la industria cementera apuntaba a volcar el excedente de su producción a la construcción de carreteras y a la exportación. ¿Estos planes han cambiado o se mantienen?

R. La construcción de carreteras continúa siendo un pilar importante para mejorar la competitividad del país, por lo que es importante que las carreteras tengan una calidad y durabilidad que beneficie al país. Por ello, el empleo de pavimentos rígidos en nuestras vías tanto urbanas como camineras es muy importante para el desarrollo y, sin duda, impulsa también a la industria cementera.  En cuanto a la exportación, se debe considerar que el precio final del cemento depende fuertemente del flete, especialmente para distancias largas. Por este motivo, las cifras de exportación de Bolivia no son muy altas, pero seguramente las empresas que logran exportar cemento seguirán con esta iniciativa. En todo caso, este tema depende también de la economía de los países limítrofes. Por ejemplo, en Paraguay se está construyendo una nueva fábrica de cemento que podría entrar en operación este año. De ser así, Paraguay dejaría de importar cemento a corto plazo y este mercado podría cerrarse para las empresas bolivianas.

P. En 2018, el IBCH informó que el 10% de las vías del país estaban construidas con pavimento rígido. ¿En cuánto está ese porcentaje tras la aprobación de normas que priorizan el cemento en la inversión pública para carreteras?

R. La construcción de carreteras es una actividad que requiere de largos plazos para concluir las obras. Me animaría a decir que todavía se mantiene este 10%, pero la Administradora Boliviana de carreteras (ABC) anunció que varias vías se construirán en breve y por la aplicación del Decreto 3845 (de marzo de 2019), éstas se deberán licitar en pavimento rígido, con lo cual este porcentaje irá en ascenso poco a poco.

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