Las editoriales marginales que sorprenden al mundo
Un investigador chuquisaqueño indaga en un fenómeno literario Latinoamericano
Las editoriales cartoneras no son muy conocidas en Sucre, sin embargo, existen al menos cuatro que trabajan de forma estable en el país desde hace varios años, formando parte de un fenómeno literario latinoamericano sin precedentes, que sin tener más de dos décadas, en la actualidad se convirtió en un movimiento cultural que se extiende a 21 países del mundo en los continentes de Europa, África y por supuesto América, con sus tres subcontinentes. Este fenómeno se ha convertido en un objeto de estudio recurrente en las letras latinoamericanas. Desde la academia estadounidense hasta la española, por citar algunos ejemplos vuelven la mirada a donde comenzó todo; pero también existen otras vertientes de la investigación local que buscan aportar al conocimiento de este movimiento y dadas las condiciones de proximidad con el fenómeno literario, estas investigaciones locales prometen un importante aporte a su comprensión.
Un chuquisaqueño, Christian Avilés, ha decidido tomarle el pulso al movimiento y viene trabajando desde agosto con este propósito. La realización del trabajo de campo lo llevó a visitar 16 ciudades de Brasil, Argentina y Chile, para visitar las editoriales y entrevistar a los miembros de éstas. En una breve parada por Sucre, Avilés comenta a CORREO DEL SUR sobre los adelantos de su trabajo de investigación.
¿Nos puedes explicar brevemente, de dónde nace el proyecto de investigación?
El proyecto surge a partir de una iniciativa personal, poder indagar el momento actual de las editoriales cartoneras. Las editoriales cartoneras utilizan el material del cartón reciclado como un elemento que les distingue de las editoriales formales, aparte de que siguen objetivos de visibilización y democratización del acceso al libro como objeto por su bajo costo, pero también democratizando el acceso de autores de primer nivel, que no pueden editar su obra en editoriales grandes.
¿Cómo y dónde surge este movimiento?
Surgió en Buenos Aires alrededor del movimiento que fundó el escritor Washington Cucurto que junto a otros escritores fundó la primera editorial cartonera que se llama Eloísa Cartonera. Cucurto organiza todo este movimiento como una especie de protesta simbólica y real frente al corralito argentino del 2002 y luego lleva esa experiencia desde su literatura y su activismo a diferentes ciudades de Latinoamérica. Después de eso van surgiendo editoriales cartoneras con ese espíritu y es así que en la actualidad hay un boom de editoriales cartoneras que siguen diferentes objetivos, no tan cercanos al original, pero que mantienen muchos elementos del discurso inicial.
EL SENTIDO POLÍTICO DE ESTAS EDITORIALES
Estos emprendimientos editoriales toman su nombre de los cartoneros, personas que se dedican a recolectar cartón y otros bienes reutilizables que la población bonaerense tira a la basura como desechos, explica Beatriz Martínez Arranz, investigadora española que analizó el caso de una editorial cartonera de Valladolid para su tesis de maestría.
Según explica Ksenija Bilbija, doctora en letras latinoamericanas de la universidad Iowa (Estados Unidos), Cucurto y otros fundaron Eloísa Cartonera, con el propósito de hacer una línea editorial artesanal que lleve por tapas esos cartones recuperados de la basura.
¿Christian, las editoriales cartoneras se reivindican como cartoneros en ese sentido más amplio, es decir, aparte de utilizar cartón, ellos buscan aliarse con este sector subalterno de la sociedad argentina?
Es lo que pasa con la editorial Eloísa Cartonera, porque ellos compran el cartón a la cooperativa de cartoneros formada en la villa de La Boca. Reivindican y valoran el trabajo del cartonero, porque ademas pagan un precio mucho mayor al que les pagan las empresas de reciclaje.
Y algo que pude observar en el presente es como estas editoriales originales, como la Eloísa, terminaron con tanta demanda de edición que tuvieron que hacer un quiebre y se preguntaron qué hacer, podían terminar produciendo en serie reproduciendo los métodos de las editoriales tradicionales, pero entonces la solución que encontraron fue que la cooperativa de recolectores de cartón, no sólo les proporcionaran el material, sino que los mismos recolectores se integren a la editorial y elaboren las tapas de los libros, de este modo se aumentaban personas en el proceso, pero no necesariamente bajo la idea de aumentar la productividad en términos industriales y eso es algo que mantiene la línea muy clara, en cuanto al carácter artesanal y reivindicativo que tiene esta producción.
LOS HALLAZGOS DEL TRABAJO DE CAMPO
¿Nos puedes explicar en qué aspectos se concentra tu investigación?
En las entrevistas que realice. Trabajé bajo tres ejes: qué significa ser cartonero en la actualidad considerando que han pasado más de diez años desde que el movimiento empezó; cuál es el objetivo y el fin último que persiguen con la editorial, ahí se me hizo evidente que hay una diversidad de objetivos, que hay editoriales cartoneras que amplifican su discurso ideológico, ya sea el feminismo, la cuestión de género o de la marginalidad de algunos sectores sociales y otras que son totalmente metidas en el ámbito escolar, como propuesta alternativa, hacen libros para iniciación a la lectura y otras que trabajan con poblaciones específicas, difundiendo por ejemplo literatura de la cárcel o de poblaciones de riesgo.
¿Esa diversidad que encontraste plantea una ruptura con lo que eran las editoriales cartoneras en un principio?
No, esta diversidad es de objetivos, de espacios de incidencia, pero no de discurso, por ejemplo una iniciativa que me gustó mucho es la que encontré en Santa María (Brasil), ahí una pareja, ambos doctores en letras, empezaron a publicar autores emergentes pero también consagrados y los tradujeron, para hacer intercambios con otras editoriales cartoneras de Latinoamérica, de ese modo hacen conocer la literatura brasileña con una muestra mucho más amplia de la que llega por la vía de las editoriales convencionales. Otro aspecto interesante es que las editoriales cartoneras llegan a un público que no está acostumbrado a la lectura, en una editorial regular, cuando uno va a una librería estándar, va con el objetivo de consumir cierto autor, cierta obra que sabe que la puede encontrar ahí. Pero el gancho de las editoriales cartoneras es el objeto libro, porque al ser artesanales cada libro es único en sí, en segundo lugar, las editoriales cartoneras tienen un contacto personal con quienes adquieren sus libros.
¿Qué elementos destacarías de lo que ya has podido observar en tu trabajo de campo?
Un aspecto interesante es que las editoriales cartoneras también han propuesto una reivindicación del objeto libro, al hacer accesible su producción, por ejemplo refiriéndome a los usos pedagógicos que se han desarrollado del modelo, en algunas cursos para niños de las villas, se prepara un tema y luego se les hace confeccionar un libro a los niños con los temas que han preparado, luego se hace una feria en la que sus padres compran ese libro y eso en muchos casos marca una diferencia sustancial, son familias muy pobres realmente, a veces, sólo tienen ese libro y una biblia que les regalaron. Entonces ese tipo de experiencias puede abrir una relación con el libro en espacios sociales donde antes no existía eso.