Arte y conciencia ecológica se funden en la bohemia
Un proyecto impulsado por varios colectivos de artistas chuquisaqueños
Con una agenda cultural que al menos tiene dos eventos artísticos a la semana, es decir 100 al año, La Quimba es uno de los espacios culturales más dinámicos de Sucre, entre veladas literarias y teatrales, hasta proyecciones de cortometrajes, exposiciones de arte y, por supuesto, conciertos. En los seis años de vida que precisamente cumple este mes de agosto, sus amigos reconocen que La Quimba se ha convertido en una casa para muchos artistas chuquisaqueños, como también para sus esporádicos invitados de otras regiones, como los argentinos de Caravana Cantante o los legendarios hermanos Junaro o el poeta laureado con el Premio Yolanda Bedregal, Vadik Barrón, entre otros.
"La Quimba nació siempre con la idea de un espacio cultural, en realidad el hecho de que sea un restaurante y pub, es sólo un aspecto complementario a la actividad cultural que impulsamos desde este espacio, porque no hay que olvidar que La Quimba está formada por varios colectivos de artistas, como el grupo literario Miércoles de Ceniza, el teatro La Cueva, Títeres Paralamano o el ensamble Malinke Djembe de percusiones que ensaya en el mismo local", explica Francisco “Pancho” Barrios, artista chuquisaqueño y administrador de La Quimba.
En las palabras de Pancho, que junto a Alejandro Gonzáles, participaron en un encuentro latinoamericano de títeres en Iguazú (Argentina), con la compañía Títeres Paralamano, “La Quimba es un pequeño espacio cultural alternativo que nos permite hacer cosas grandes, porque el ambiente es pequeño” acota Pancho, entre risas.
El administrador de este espacio destacó que el proyecto inicial siempre fue hacer un espacio cultural, ya que muchos de los colectivos artísticos existían antes de La Quimba, y este fue el paso natural para ofrecer un escenario o plataforma donde mostrar sus trabajos. Otro ejemplo de la actividad cultural que se desarrolla en ese espacio es el próximo lanzamiento de una comunidad de música autóctona experimental “creo que esto es algo que no se ha hecho antes, además algo que es diferente también es que la comunidad estará compuesta por warmis(mujeres)”, acota Pancho.
“Los artistas saben que pueden actuar acá, porque no hay ningún principio de discriminación, hemos tenido actuaciones de rock, de hip hop, folclore, jazz, géneros que a veces son seccionados en otros escenarios según el estilo musical, pero además apoyamos a esos músicos, porque les entregamos nuestras vitrinas para que vendan sus discos, de los cuales no cobramos ninguna comisión, lo mismo con los autores de ediciones independientes, que dejan sus libros y los venden en nuestra vitrina”, recalca Pancho.
UNA POSTURA AMBIENTALISTA DESDE LA PACHAMAMA
Lo cultural en su sentido antropológico, abarca mucho más que expresiones artísticas, y este es un aspecto notable del trabajo que se desarrolla en La Quimba. Pancho destaca el compromiso que el centro asumió con una postura política de cuidado del medio ambiente que se expresa en diversas prácticas, como el reciclado, observable en la recolección de baterías usadas, que en La Quimba se intercambian por crédito de consumo, por ejemplo, una batería o “pila” equivale a Bs 1 de consumo “es decir, si alguien viene con 40 pilas, tiene un crédito de Bs 40 en La Quimba”, aclara. Pero, también se ve esta vocación ecologista en los mesajes que se pueden leer en el local para el uso conciente del agua y la alianza que los artistas de este espacio cultural tienen con la red Oxígeno, que trabaja en reforestación.
TRADICIONES Y FESTEJOS
“El centro y pub abre sus puertas justamente en agosto, el mes de la pacha, y eso es muy importante para nosotros”, añade. Justamente una de las características de este espacio cultural de la noche sucrense es que es el único que los primeros viernes de cada mes realiza una k’oa y ch’alla abierta a todos los que quieran participar. Quizá en un principio esta propuesta cultural alternativa tenía una asistencia moderada, pero ahora se ha convertido en una tradición para mucha gente participar de este ritual en La Quimba, con un masiva asistencia.
“Ese día hay música en vivo a cargo de la comunidad Illa, encendemos nuestra mesa ritual con todos los amigos que nos quieren acompañar, que para nosotros no son clientes, son amigos, y compartimos la chicha, no la vendemos ese día, porque para nosotros es muy importante, agradecerle a la madre tierra, a la pachamama”, destaca Pancho, con cierta timidez que reconoce en la entrevista, aunque es imperceptible en los escenarios, porque también fue integrante del reconocido grupo “La trova”.