No sólo de fútbol vive el hombre
En Bolivia se practican más de 40 disciplinas deportivas, pero la que mayor atención y dinero recibe es el fútbol, aunque precisamente no sea ésta la especialidad que más satisfacciones regale a su hinchada.
En Bolivia se practican más de 40 disciplinas deportivas, pero la que mayor atención y dinero recibe es el fútbol, aunque precisamente no sea ésta la especialidad que más satisfacciones regale a su hinchada.
Esta es una realidad que tal vez a muchos y muchas incomode, pero es totalmente cierta y criticable no solamente respecto al nivel del rendimiento que muestran los jugadores, sino en cuanto al descuido y abandono en que se hallan los distintos escenarios del país en los que se practica esta especialidad.
Si los estadios se hallan en condiciones deplorables por la falta de mantenimiento, es vergonzoso referirse al resto de infraestructuras que albergan a otras especialidades.
Quien es seguidor de cualquier campeonato, sea éste de atletismo, gimnasia, raquetbol, voleibol, baloncesto, natación o cualquier otra disciplina, podrá opinar que no existen excepciones a lo largo de Bolivia: los nueve departamentos del país cuentan con decenas de coliseos, piscinas, canchas múltiples, frontones, pistas atléticas, oficinas y otras, en paupérrimas condiciones.
Todas se encuentran mugrientas por el polvo y hollín que se asienta en cada viga, gradería, portones o ladrillos. También se hallan llenas de escombros, de basura, de goteras, de material deportivo en desuso, vidrios rotos, pisos llenos de grietas, insuficiente iluminación (si es que la tienen) y oficinas que parecen bombardeadas.
Y es sólo a partir de la existencia de torneos internacionales en los que Bolivia es sede –como los Juegos Deportivos Suramericanos de 2018– cuando todos recién reaccionan y revolotean en torno a las falencias de los escenarios, al estado en el que los deportistas se encuentran y a los requerimientos que ambos mendigan el resto del tiempo.
La crítica no sólo va hacia los dirigentes deportivos, las autoridades gubernamentales departamentales y municipales. También parte de la culpa nos toca a los medios que por estar atentos a los partidos futboleros y a los resultados exitistas nos olvidamos de que desde hace mucho existen disciplinas y deportistas que dejan en alto el nombre del país en distintas competencias, pero que poca cobertura y apoyo reciben.
Hace poco se informó cómo algunos destacados atletas comienzan campañas individuales para organizar rifas, tés de beneficencia, o publican en sus cuentas de redes sociales su necesidad de aportes económicos para solventar sus viajes para asistir a competencias internacionales.
El deporte es sinónimo de integración e inclusión, en cada una de sus especialidades. Dentro las canchas y en las competencias desaparecen las ideologías políticas, las razas y los credos. Pero al parecer este concepto está lejos de ser descubierto o aplicado.
¿Será tan difícil que las Federaciones Nacionales y las Asociaciones Departamentales mantengan en adecuadas condiciones sus espacios los 365 días del año sin que tengan que esperar las dádivas hasta para cambiar de focos? Ojalá la infraestructura que dejan eventos internacionales, como los Juegos Suramericanos, sea bien mantenida y sirva para mostrar que hay, además del fútbol, cerca de medio centenar de disciplinas esperando formar nuevos valores.
¿Será tan difícil que las Federaciones Nacionales y las Asociaciones Departamentales mantengan en adecuadas condiciones sus espacios los 365 días del año sin que tengan que esperar las dádivas hasta para cambiar de focos?