El “recado” que nos deja la obra “T’anta Almita”
Con el Antiguo Salón del Senado de la Casa de la Libertad readecuado a las circunstancias de una “mesa” de Todos los Santos, el Teatro La Cueva volvió a demostrar ayer por qué es una de las compañías más importantes del escenario local, junto con el encumbrado Teatro de los Andes
Con el Antiguo Salón del Senado de la Casa de la Libertad readecuado a las circunstancias de una “mesa” de Todos los Santos, el Teatro La Cueva volvió a demostrar ayer, por partida doble (en dos funciones), por qué es una de las compañías más importantes del escenario local, junto con el encumbrado Teatro de los Andes.
Su obra “T’anta Almita”, personificada por Darío Torres (escritor y director), además de los actores invitados Alejandra Quiroz y Luis Aduviri, llevó al público (solo 40 personas por función) a transitar por emociones intensas.
En cuerpo y alma, literalmente, se presentaron los tres para expresar de manera artística y con notable sensibilidad una de las tradiciones más profundas –que se debate año tras año entre el dolor del recuerdo y la alegría del retorno de las almas– para la cultura nacional.
Destacan la maestría del dramaturgo sucrense Torres y la gran capacidad interpretativa de Quiroz y Aduviri –los tres con altos niveles actorales–, incitando a la risa, al llanto o al coraje según los textos –algunos de la novela “De la ventana al parque” de Jesús Urzagasti– van despertando sentimientos de humor, pena o rabia.
Párrafo aparte para el “Recadero” (Aduviri) que, reconviniendo a Carmelo (Torres) y Esther (Quiroz), no solo enseña el ‘abc’ del k’anchacu, sino que empuja a la reflexión sobre las almas olvidadas (de Carmelo y Esther) un 3 de noviembre, tras la acostumbrada fiesta. Y lo hace magníficamente, en el contexto de la pandemia que es cruel para los vivos y también para los muertos.
La enfermera Esther y el paciente Carmelo han sucumbido a la enfermedad y, en su primer Todos los Santos, entrañan una nostalgia que se impregna en cualquiera que haya sentido la pérdida de un ser querido por coronavirus.