“El patrimonio debe ser un vehículo para la prosperidad y el desarrollo”
Una institución que ha participado en alrededor de un centenar de obras desde 1998
En la década de 1980, un arquitecto español puso en práctica un emprendimiento cuyo objetivo era brindar trabajo a la juventud desempleada a través de proyectos de rehabilitación de sitios patrimoniales. Esa idea tuvo un éxito tal que, algunos años después, el Gobierno de España decidió implementarla en los países iberoamericanos mediante sus conocidas agencias de cooperación.
De esta manera se crearon escuelas taller y casas de oficio, a la vez que aparecieron los empleos entre grupos de jóvenes que, además, recibían una formación técnica en las tareas de restauración. La oferta del Gobierno español se hizo formal con motivo de la celebración del Quinto Centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América.
“Empezando en México y siguiendo al sur, se fue implementando este programa para recuperar patrimonios. Vieron que la ecuación en España podía aplicarse también en América. Se pusieron de acuerdo los gobiernos y los municipios acogieron bien la idea”, afirma Domingo Izquierdo, actual director de la Escuela Taller Sucre.
La ciudad de Sucre fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad un 13 de diciembre de 1991. Pero fue en 1998 cuando la Cooperación Española propuso al Gobierno local la creación de una escuela taller, similar a la que se había creado en Potosí el año 1994.
De esta manera, la Escuela Taller Sucre fue fundada un 25 de mayo de 1998, fijando como sede el convento de San Francisco, mediante un convenio con el Ministerio de Defensa. Fue también la primera obra de restauración a cargo de la naciente institución.
“El edificio como tal se convierte en material didáctico para la capacitación de los jóvenes. Se fue restaurando el exconvento y se convirtió en la sede de la Escuela Taller. Sede de Escuela Taller, Museo Histórico Militar y Casa de la cultura de las provincias de Chuquisaca. Diez años después, fuimos expulsados de manera ignominiosa por los militares”, cuenta Izquierdo.
Para ese proyecto, la Cooperación española aportó con un 80% del costo, creándose los primeros talleres. La CAF y la Alcaldía de Sucre fueron los otros financiadores, alcanzando un monto de 3,5 millones de dólares. “Fue una tarea colosal. La materia de restauración incluía el templo, aunque con énfasis en el claustro que estaba en un estado de ruina”, refiere el Director de la Escuela Taller Sucre.
Las obras más importantes son casi la totalidad de los templos y conventos de la ciudad, con excepción de Santa Mónica y María Auxiliadora. También se recuperaron plazas y espacios verdes que estaban descuidados o abandonados.
“Normalmente lo que se ha hecho es el cambio de cubiertas; en casi todas se ha intervenido y se hizo mantenimientos, bóvedas, fachadas y todo lo que es obra civil. Eventualmente se hizo en púlpitos, retablos y bienes muebles. Se han restaurado lienzos, pintura de caballete, esculturas de bulto, sillerías... se hizo mucha obra de mediana y pequeña escala”, apunta Izquierdo.
También explica otros trabajos que la Escuela Taller realizó, como la restauración del Palacio de Gobierno departamental, la Casa de la Libertad y, recientemente, la rehabilitación de la Catedral Metropolitana que, según Izquierdo, es el “non plus ultra”, la obra culmine de la institución.
Se restauraron la iglesia de Quila Quila, inmueble del siglo XVI, así como una obra en Tomina más el traslado de un templo en los yacimientos de San Cristóbal, Potosí. Actualmente trabaja en la restauración de la cúpula de la capilla de La Rotonda.
“Desde el momento en que la humanidad entera se ha fijado en Sucre y nos ha otorgado un título que nos declara como patrimonio de mundo, tenemos una obligación ante el mundo de conservarla en buen estado”, sostiene Izquierdo.
“Pero también, hay que decirlo, el patrimonio no es simplemente el objeto o una carga que se ha heredado del pasado, sino que es y debe ser considerado como un vehículo para la prosperidad y el desarrollo”, sentencia el especialista en conservación y restauración del patrimonio cultural.
Cooperación Española renueva su respaldo
Después de más de dos décadas de haber sido financiada por la Cooperación Española, en 2018 se anunció el retiro de ese apoyo como en muchas escuelas taller de Latinoamérica.
Normalmente, son los municipios los que se apropian de estos proyectos. En algunos casos, algunas escuelas taller son autosostenibles.
En el caso de Sucre “ya era una 'crónica de una muerte anunciada', un retiro anunciado de la Cooperación Española”, recuerda Domingo Izquierdo. Sin embargo, “milagrosamente” el Gobierno español decidió volver a financiar a las escuelas taller de Bolivia, entre ellas la de Sucre, de la Chiquitanía, las misiones jesuíticas. Y luego de La Paz. De esta manera, quedó renovado el convenio binacional por lo menos un par de años más.
Soldados del patrimonio
Los alumnos de la Escuela Taller son una especie de “soldados del patrimonio“, según dice Izquierdo.
En cuanto a los requisitos, detalla que los aspirantes deben haber cursado el segundo año de secundaria y mostrar que atraviesan por una condición económica difícil, aparte de la firma de una persona como garantía. A los alumnos aceptados se les asigna una beca de alrededor de 100 dólares.
“Tenemos dos años de estudio para técnico medio. Básico, auxiliar y medio. Un año, año y medio y dos. Hablamos de 3.800 horas de capacitación”, explica el Director de la Escuela Taller Sucre.
“Nuestro objetivo no solo es la capacitación de mano de obra, sino también una restauración de una manera idónea, correcta y no comercial, o sea que el resultado es distinto”, finaliza Izquierdo.