Los robots y la inteligencia artificial pueden ayudar a los niños con autismo
Los menores son capaces de interactuar con estás maquinas e imitar sus movimientos
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección neurológica, en ocasiones congénita. Se trata de una patología que se presenta en la infancia temprana y que se extiende para toda la vida. Esta condición suele afectar a la comunicación, interacción, comportamiento y aprendizaje del individuo que la padece.
Desde niños, las personas con TEA, deben ser estimulados cuidadosamente para que no se vean afectados con las interacciones diarias a las que se enfrentarán a lo largo de sus vidas. Las intervenciones tempranas, como las terapias del habla y del comportamiento, ayudan a mejorar su desarrollo.
Terapia y tecnología
En 1988 la Universidad de Hertfordshire, en el Reino Unido, comenzó con un proyecto pionero llamado AuRoRa, que estudiaba el uso de robots como herramientas para desempeñar un papel educativo o terapéutico para niños con TEA.
Los primeros estudios comprobaron que los menores eran capaces de mirar directamente al robot, cosa que no podían hacer con otras personas. Además, le prestaban atención y trataban de imitar sus movimientos.
La imitación ha sido descrita por algunos expertos como el primer paso en la enseñanza de niños con autismo para comunicarse con el mundo exterior, algo que no es sencillo para ellos.
Sin embargo, esta nueva herramienta ocasionó que los maestros y terapeutas se sintieran amenazados.
Desde entonces se ha llevado a cabo más estudios que demostraron la eficacia de los robots en el desarrollo de una persona con autismo.
Algunas familias han optado por adquirir robots, relativamente económicos, para que sus hijos con TEA se vean beneficiados de esta herramienta tecnológica que les permite desenvolverse con naturalidad.
¿La Inteligencia Artificial hará desaparecer algunos trabajos?
Se suma la Inteligencia Artificial
El boom de la inteligencia artificial (IA) durante los últimos años, ha logrado que esta “nueva herramienta” digital sea aplicada a los robots que son utilizados para el tratamiento de niños con TEA.
La capacidad de respuesta de una IA, sumada a toda la información que puede almacenar para interactuar con los humanos, resulta ideal para la interacción con niños autistas. Puesto que, de tal manera pueden aprender con mayor facilidad a interactuar con su entorno.
Sin embargo, incluso en los países más desarrollados la aplicación de robots en terapias y procesos de enseñanza en niños, es escaza. Probablemente tendrán que pasar algunos años más para que esta herramienta esté a disposición de las familias que tienen un miembro con TEA en sus hogares.