Control polémico
¿COBROS EXCESIVOS O RAZONABLES? EL USO DE LA MADONA EN DEBATE
Lejos queda la imagen del complejo La Madona colmado de niños, jóvenes y padres como ocurría habitualmente. Ahora, se redujo paulatinamente la presencia de jugadores. ¿La razón? Entrenadores arguyen el excesivo control, mientras que el Servicio Departamental de Deportes (SEDEDE), ente administrador del escenario, defiende la necesidad de esta rigurosidad.
“Ahora tenemos un sistema de control, para no dar lugar a la susceptibilidad”, comenta Jhasmany Pérez, director del SEDEDE, defendiendo la nueva política, empleada desde principios de agosto, por la cual la oficina de ingresos de la misma institución cobra el alquiler, labor que estaba anteriormente a cargo del administrador del complejo.
Pero esta decisión, para los entrenadores del Club de Tenis Chuquisaca –principales usuarios de La Madona– impide un normal desarrollo de sus entrenamientos, ya que deben recurrir cada vez a esta oficina para simplemente alquilar la cancha. Además, reclaman que los precios superan a los de clubes privados, como el Sucre Tenis Club del parque Bolívar.
A decir del instructor Sergio Ramos, el Tenis Chuquisaca invierte alrededor de Bs 4.500 en el alquiler del escenario, mientras que el Sucre Tenis Bs 4.000. La diferencia no sólo es evidente en el costo sino también en el tiempo de uso, ya que el segundo club utiliza el campo día y noche, mientras que el primero, por horas.
A ello se suma el cobro de Bs 10, implementado también a principios de agosto, por el uso de los pequeños frontones, que por esta decisión, dejaron de ser utilizados como un lugar de calentamiento y recreación por los niños
Esta determinación, según Pérez, se debe a que el club, como ente privado y con fines de lucro, tiene la capacidad de cubrir este costo y además, el SEDEDE requiere generar ingresos para el mantenimiento del complejo.
El último trabajo de refacción en La Madona fue hace cinco meses, luego de que las lluvias, durante el Campeonato Nacional Grado 1 en febrero, dejaran en evidencia a los drenajes e inundaron las canchas. Este aspecto fue solucionado recién en abril, antes del Nacional Senior.
Sólo fueron dos de las siete canchas (terreno y luminarias) las que fueron reparadas, aunque el trabajo de mantenimiento, sólo de lunes a viernes, se efectúa cabalmente, es decir, existe el regado de los campos, limpieza y trazados de perímetros, entre otras labores.
“Nos falta dinero para lo demás”, comentó el director del SEDEDE, justificando los cobros que si bien evitan susceptibilidades en cuanto al manejo del dinero, alejan también a los deportistas por el moroso trámite del alquiler.
“Hay gente que quiere venir los fines de semana y ya no lo pueden hacer porque sólo se puede sacar la boleta de la cancha hasta las 17:00 del viernes”, comenta el entrenador Sergio Ramos, al indicar que poco a poco el complejo va quedando vacío los fines de semana.
LA OTRA MIRADA
1 REFACCIÓN PARCIAL
Las canchas 1 y 2 fueron las únicas que fueron refaccionados en abril, antes del Nacional Senior. El mejoramiento del sistema de drenaje, el mantenimiento de las canchas y el cambio de luminarias fueron algunos de los trabajos.
2 MANTENIMIENTO EVIDENTE
El regado, repintado de los perímetros y movimientos de tierra, antes del inicio de entrenamientos o partidos, es evidente, aunque, en algunos casos, los mismos instructores deben realizar estas labores.
3 LUCES, EL DOLOR DE CABEZA
La mitad de los reflectores de las siete canchas funcionan correctamente. El resto se encuentra arruinado. Hace algunos años fueron cambiados, sin embargo, no duraron mucho tiempo.
4 ALQUILER DE FRONTONES
Los dos pequeños frontones, útiles para un calentamiento previo o para la recreación de los principiantes, ahora tienen un costo de Bs 10 por hora, pese a que no presenta óptimas condiciones.
5 CANCHA “CERO” ABANDONADA
La principal cancha, utilizada sólo en ocasiones especiales u torneos nacionales, es la que menos mantenimiento recibió, por lo que el polvo de ladrillo se encuentra desgastado.
6 EL TABLERO, UN ADORNO MÁS
Al ingresar al escenario, o de cualquier zona interior, se divisa un tablero gigante, que no hace más que dar sombra porque se halla en desuso.