Ejemplo a seguir

Rafael Calvo es un apasionado por el voleibol, que a sus 76 años de edad aún no le pasa por la cabeza la idea de dejar ese deporte. A sus 12 años se inició como jugador y desde hace 36 años es director técnico del...

Rafael Calvo (Nº 2) con la selección boliviana en Venezuela.

Rafael Calvo (Nº 2) con la selección boliviana en Venezuela.

Rafael Calvo posa con el primer trofeo ganado en torneos locales.

Rafael Calvo posa con el primer trofeo ganado en torneos locales.

Rafael Calvo como director técnico de una selección juvenil.

Rafael Calvo como director técnico de una selección juvenil.

Rafael Calvo  (primero de la derecha) con un equipo de La Paz.

Rafael Calvo (primero de la derecha) con un equipo de La Paz.


    Luis A. Guevara/CORREO DEL SUR
    Deporte / 28/11/2016 05:21

    Rafael Calvo es un apasionado por el voleibol, que a sus 76 años de edad aún no le pasa por la cabeza la idea de dejar ese deporte. A sus 12 años se inició como jugador y desde hace 36 años es director técnico del Club de sus amores: Dínamo, en el que jugó e incentivó a jugar a sus hijos y nietos.

    Hoy en día Calvo representa la historia viva del voleibol de Sucre. Sus andanzas en este deporte comenzaron cuando tenía 12 años, en la calle Aniceto Arce esquina plazuela Tarija, lugar donde vivía con su familia. En ese espacio, con los amigos de su barrio fundaron el club Botafogo.

    Con esa casaca debutó en el campeonato de la Asociación Sucrense de Voleibol. Sus buenas actuaciones le llevaron a ser contratado por Dínamo, equipo con el que debutó en el campeonato local a sus 13 años, cuenta el reconocido deportista y entrenador.

    Recuerda que sus primeras incursiones en el voleibol las hizo en un canchón que se ubicaba tras del frontón que había en la calle Aniceto Arce.

    Era una cancha de tierra al igual que las canchas de la calle Ayacucho casi esquina René Moreno y de la escuela Ricardo Mujía, en la calle Loa, donde se jugaban los partidos por el campeonato local. También los partidos de voleibol se jugaban en la calle del Liceo de Señoritas María Josefa Mujía. “Los jugadores ingresaban limpios y salían muy sucios”, comenta Calvo.

    Después, los encuentros pasaron a disputarse en la cancha de la ex plaza de Toros, donde actualmente es el coliseo Jorge Revilla Aldana. Fue la primera vez que en ese lugar los partidos se disputaban en cancha de cemento. Aquello ocurrió entre los años 1970 – 1971.

    Dice que en ese entonces, Edmundo Gantier, Gustavo Carrasco, Antonio Pardo, Jorge Postigo, Jorge Cardona, Sara Gacha, Melva Tovar y Gudalupe Chávez, entre otras personas, eran los promotores del voleibol en Sucre.

    Calvo manifiesta que los primeros campeonatos de voleibol eran mixtos. Así se jugó hasta 1980, año en el que dejó las canchas como jugador, asegura.

    ANÉCDOTAS

    Rafael Calvo se inició en el voleibol. Era un hombre alto. Muy alto para el medio local. Calzaba 44 ó 45. Esto le llevó a enfrentar muchos dificultades en cuanto a conseguir el calzado adecuado para jugar. El número más grande de la oferta era 43 y venía en zapatillas Manaco, de goma, color negro, recuerda. En más de una oportunidad tuvo que cortar la punta de las zapatillas para poder jugar, sostiene.

    En 1970, cuando por primera vez la selección boliviana de voleibol iba a una competencia internacional en Maracaibo (Venezuela), tuvo otra dificultad. No podían conseguir zapatillas para su pie y esto provocó que tuviera que entrenar “pata pelada”. Las zapatillas compraron en Venezuela.

    “De joven uno soporta todo”, dice Calvo al recordar que en 1964, la selección chuquisaqueña de voleibol viajó en camión a participar del primer campeonato nacional que se realizó en Santa Cruz. Fueron casi 24 horas de viaje en un camión vacío, con mucho frío y sin un lugar dónde sentarse.

    TODA UNA VIDA

    Rafael Calvo está “casado” con el club Dínamo. Empezó en jugar en 1953 y ahora sigue como entrenador. Son 63 años en los cuales tuvo una interrupción de cinco años; se fue estudiar al Instituto Nacional de Educación Física de La Paz. Estudió dos años y tres se quedó a trabajar. Durante este periodo jugó en equipos de esa ciudad.

    Recuerda que a un principio los equipos no pasaban de 12 jugadores; ahora trabaja con alrededor de 200 personas que conforman el primer equipo y la escuela de voleibol.

    LA FAMILIA

    Calvo es uno de los pocos deportistas que tuvo la satisfacción de compartir cancha con sus hijos en campeonatos oficiales. Prácticamente involucró a toda su familia. Recuerda que a un inicio tuvo dificultades con su hijo mayor para que practicara voleibol, pues más le gustaba el basquetbol. Logró convencerlo que abrazara el deporte de las redes como su pasión y después fueron ingresando al primer equipo los otros hijos. “Jugué con los dos mayores”, precisa.

    Estando ya en la dirección técnica continuó inculcando a sus hijos y después a sus nietos. Emocionado adelanta que el 12 ó 13 de diciembre ocurrirá algo inédito; por primera vez en Dínamo ingresarán seis jugadores de apellido Calvo. El plantel estará conformado por sus hijos y nietos; el director técnico será él.

    CIFRA

    12 años a esa edad Rafael Calvo comenzó su carrera de voleibolista conformando el equipo Botafogo, que fundó en 1952 con sus amigos de barrio.

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