Pasión sin límites

“Se juega donde se vive”, reza una vieja frase con la que Bolivia se defendió del veto a la altura, pero encaja con la situación de los aficionados al fútbol del barrio Munaypata, cuya cancha se encuentra entre...

En otoño, los futbolistas sufren por el viento.

En otoño, los futbolistas sufren por el viento.

cancha rodeada de basura

cancha rodeada de basura

el difícil reto de ingresar

el difícil reto de ingresar

espectadores de cuatro patas

espectadores de cuatro patas

superficie  para “valientes”

superficie para “valientes”

muro, la única resistencia

muro, la única resistencia

campo polideportivo

campo polideportivo


    José Gutiérrez/CORREO DEL SUR
    Deporte / 28/11/2016 05:27

    “Se juega donde se vive”, reza una vieja frase con la que Bolivia se defendió del veto a la altura, pero encaja con la situación de los aficionados al fútbol del barrio Munaypata, cuya cancha se encuentra entre basura y animales. Ante las malas condiciones, surgió la idea de colocar césped sintético, aunque eso traería más problemas ¿La razón? El campo ya no sería abierto y gratuito.

    Para llegar al escenario, ubicado a unos cinco kilómetros del centro de Sucre, se debe efectuar un verdadero periplo, no sólo por la distancia, sino por las cimas pronunciadas y las calles de la zona de Villa Armonía, muchas de ellas todavía de tierra.

    Al visitar la cancha, una mañana de cualquier día de la semana, sólo se puede apreciar cerdos, perros y gallinas, basura y hasta algún desconocido tomando sus primeras lecciones de manejo de automóvil. Pero el panorama es diferente por las tardes, los sábados o los domingos, cuando se llena.

    Los aficionados que llegan de los barrios aledaños como Tierra Santa o Virgen de Guadalupe, ante la falta de otro escenario cerca, parecen no tener problemas porque se calzan los botines y hacen rodar incansablemente el balón, aunque el trayecto nunca puede ser uniforme por el desnivel del campo.

    De un momento a otro, la pelota choca con alguna piedra, o se detiene ante la aspereza del terreno. El arquero sufre, es más, prefiere no volar para atajar porque corre el riesgo de quedar herido. Debajo de los tres palos, las rocas son más evidentes.

    Pero no sólo el terreno causa estos problemas, todo depende de la época. En otoño, el viento, además de ser una amenaza para los futbolistas, es un perjuicio para los vecinos porque el polvo de la cancha cubre el barrio.

    En primavera y verano, según comentan los vecinos, las lluvias provocan lodo y para culminar, en invierno, las bajas temperaturas son insoportables a la intemperie.

    ¿Hay solución? Se pregunta cualquier persona que visite el lugar y la junta de vecinos responde: colocar césped sintético. Su presidente, Víctor Hugo Veliz, informó que, tras una inspección, solicitaron la elaboración de un proyecto a la Subalcaldía del Distrito 2. Se espera que sea incluido en el Programa Operativo Anual (POA) de la próxima gestión.

    Sin embargo, este material utilizado en centenares de canchas de todo el país, no es del gusto de todos. “Será peor”, dice con contundencia uno de los visitantes de la cancha, mientras se coloca sus botines para “pelotear un rato”. Le apoyan los vecinos y los niños, que temen ver llegar el césped sintético y con ello, el enmallado de la cancha y los cobros.

    En medio de estas posiciones encontradas, la cancha continúa siendo como un “oasis” ante la falta de escenarios en la zona.

    LA OTRA MIRADA

    Cancha rodeada de basura

    Alrededor de la cancha y en los sectores desocupados del barrio Munaypata abunda la basura. Personas de otros barrios, según señalan los propios vecinos, son los que dejan sus desperdicios sin impedimentos.

    El difícil reto de ingresar

    Las rutas de entrada son de tierra. La única vía asfaltada es la calle que ingresa desde la avenida Evo Morales y une el edificio de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, el colegio Franz Tamayo y la cancha con tinglado.

    Espectadores de cuatro patas

    Cerdos, perros, ovejas y hasta gallinas son los principales espectadores cuando rueda el balón en la cancha. Los canes parecen ser los guardianes del lugar, mientras que los porcinos se mezclan entre la basura.

    Superficie para “valientes”

    El terreno de juego presenta muchas piedras. Es más, toda la superficie es dura, la poca tierra o arena que recubre la laja se va con el viento. Una caída puede provocar heridas graves.

    Muro, la única resistencia

    Un muro en la parte lateral de la cancha es la división del campo con una de las calles, es la única construcción que se realizó a favor del escenario deportivo. Mientras, a unos pasos, se emplaza el salón multifuncional “Los Sauces”.

    Campo polideportivo

    Cerca de la cancha de fútbol, se encuentra el escenario polideportivo, que también tiene basura a su alrededor y tierra sobre la superficie de cemento. Pese a ello, los niños son los que más aprovechan. 

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