Familias desamparadas

Ha pasado un año desde que el avión en el que viajaba el Chapecoense se estrelló en Colombia, un año que para los familiares de las víctimas fue angustiante, con las investigaciones aún por concluir mientras la...

En el cerro Chapecoense, ubicado en La Unión (Colombia) y denominado así tras el accidente, hubo homenajes. En el cerro Chapecoense, ubicado en La Unión (Colombia) y denominado así tras el accidente, hubo homenajes.

Sao Paulo / EFE
Deporte / 29/11/2017 06:29

Ha pasado un año desde que el avión en el que viajaba el Chapecoense se estrelló en Colombia, un año que para los familiares de las víctimas fue angustiante, con las investigaciones aún por concluir mientras la aseguradora de LaMia les ofrecía un acuerdo económico para evitar futuras denuncias.

Las autoridades de Colombia, Bolivia y Brasil tratan todavía de encajar las últimas piezas de la tragedia que acabó con la vida de 71 personas entre futbolistas, preparadores, directivos y periodistas, a fin de encontrar a unos posibles responsables difíciles de señalar, porque no todos están identificados.

La Justicia boliviana concedió a la Fiscalía seis meses más para apurar el caso. “La mayoría somos conscientes de que llevará algunos años para que tengamos realmente una conclusión”, dijo Fabienne Belle, quien perdió a su esposo la fatídica noche del 28 de noviembre de 2016 y ahora es presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas del Vuelo del Chapecoense.

Más que cuestionable parece la estrategia de la aseguradora BISA Seguros y Reaseguros, pues hasta el momento la inmensa mayoría de las víctimas no recibió nada de la póliza. Los reaseguradores determinaron la improcedencia para los pasajeros de la cobertura para el accidente, pero gestionan un fondo de “asistencia humanitaria” con 200.000 dólares para cada familia afectada.

“El objetivo de la aseguradora es que desistamos de nuestros derechos de procesar, en el futuro, después de la conclusión de las investigaciones, a los implicados en la tragedia”, denuncia Fabienne. No obstante, la mayoría de las familias no aceptó pese a su “situación financiera muy difícil”.

Marla Ivana, viuda del locutor Fernando Doesse, es una de las víctimas que rechazó el fondo, a pesar de la “caída significativa” de su renta, aunque destaca la ayuda del Chapecoense, que dona unos 9.000 dólares al mes a repartir entre las familias.

Pero más allá de los números, la mayor preocupación de esta profesora de Chapecó, la ciudad de donde es el equipo, ahora se centra en sus dos hijas, sus dos nietos y su suegro, quien necesitó tratamiento antidepresivo y desarrolló parkinson a partir de la pérdida de su hijo.

Sobrevivientes

“Soy un milagro de Dios”, dijo Ximena Suárez, la joven azafata boliviana, que volvió a nacer el 28 de noviembre de 2016, junto a otros cinco sobrevivientes de la tragedia del Chapecoense. “Estoy capacitándome para dar charlas motivacionales y haciendo bijouteria”, señaló Ximena, de 28 años de edad, madre soltera de dos niños.

El mecánico boliviano del avión, Erwin Tumiri, se mantuvo con perfil bajo durante este tiempo. Sólo sufrió golpes menores, al igual que el periodista brasileño Rafael Henzel.

Mayores lesiones tuvieron los jugadores sobrevivientes. Alan Ruschell fue el primero que volvió a las canchas, tras superar dos cirugías.

Helio Neto, también operado del torax y por lesiones en la cabeza, podría retornar a inicios del próximo año. Mientras, el portero Jackson Follmann fue el que peores consecuencias tuvo. A sus 24 años tuvo que resignarse a abandonar el sueño de ser futbolista profesional, ya que le tuvieron que amputar la pierna derecha.

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