Batalla continental
El Real Madrid busca su tercera corona mundial, con la que igualaría al Barcelona como equipo con más títulos desde el cambio de formato de la competición al Mundial de Clubes, y convertirse en el primero que reedita...
El Real Madrid busca su tercera corona mundial, con la que igualaría al Barcelona como equipo con más títulos desde el cambio de formato de la competición al Mundial de Clubes, y convertirse en el primero que reedita éxito, frente al Gremio de Porto Alegre brasileño como último rival.
El broche perfecto madridista al 2017, que en caso de acabar con la conquista del Mundial de Clubes sería el de más títulos en un año en la historia del Real Madrid, con cinco, se pone en juego ante un Gremio esperanzado en sorprender al favorito tras ver su fragilidad defensiva en las semifinales.
La línea irregular en la que está el equipo de Zinedine Zidane le lleva de marcar cinco tantos a todo un Sevilla en una mitad, a no hacer ninguno al modesto Al Jazira pese a sus innumerables ocasiones. La semifinal del Mundial de Clubes, en la que el Real Madrid se vio por detrás en el marcador y hasta pudo encajar un segundo si el VAR no lo anulaba, fue el aviso para cambiar la mentalidad en la final.
El nivel de exigencia tras rozar el esperpento ante Al Jazira, lo subirá Gremio. Zidane no pensará en el decisivo clásico del fútbol español ante el Barcelona del 23 de diciembre y todo apunta a que alineará a su equipo de gala. Aún no entrará Gareth Bale, pese a que el galés, al fin, vuelve a sonreír. Su reaparición fue decisiva ante Al Jazira, marcando, a los 40 segundos de entrar, el tanto de la remontada (2-1).
El Gremio se presenta en la final con la seguridad de haber hecho ya historia y la sensación de poder hacer daño al Real si no mejora sus prestaciones defensivas. El encuentro es el final del camino de una temporada exitosa gracias a la conquista de su tercera Copa Libertadores ante el Lanús argentino.
Será la segunda final de un equipo brasileño ante el Real Madrid en la historia de la competición. El Gremio toma el testigo del Vasco da Gama, cuando con la denominación de Copa Intercontinental, un gol inolvidable de Raúl González con su “aguanís”, decidió 2-1 la final de 1998 en el estadio Nacional de Tokio.