Sube la apuesta
El alto nivel de los equipos, el respaldo privado y la masiva asistencia de público en el Campeonato Nacional Abierto de Raqueta Frontón, que concluyó ayer en el estadio Patria, inspiran a la organización de una...
El alto nivel de los equipos, el respaldo privado y la masiva asistencia de público en el Campeonato Nacional Abierto de Raqueta Frontón, que concluyó ayer en el estadio Patria, inspiran a la organización de una nueva versión para mediados de año, también en Sucre.
Este tipo de torneos, que reparten premios económicos y que cuenta con la participación de equipos mixtos (conformados por jugadores de varios departamentos), se realizan habitualmente en Santa Cruz o Cochabamba y ahora, la Capital apunta a efectuarlos de forma más continua.
“Vamos a planificar un campeonato para julio, he hablado con el Director Departamental de Deportes y tal vez se concrete”, aseguró Pablo Ontiveros, organizador del certamen, que repartió más de 1.500 dólares en premios.
La premiación, a decir de Ontiveros, fue posible gracias al apoyo de empresas privadas, que fueron motivadas por el alto nivel de competitividad de este deporte en Sucre y en el país, así como la gran cantidad de aficionados.
Pese a la lluvia, el público respondió y colmó las graderías de los frontones del estadio Patria en las tres jornadas del torneo, desde el viernes.
LA FINAL
La lluvia obligó a retrasar el partido decisivo. Inicialmente estaba previsto para las 12:00, pero recién pudo comenzar dos horas más tarde, sin embargo, los espectadores no se movieron en ningún momento. Había promesa de espectáculo y los dos equipos finalistas, club Polanco y Zudáñez, cumplieron con creces.
Zudáñez, integrado por Luis Sánchez, Ricardo Otalora y Gabriel Espíndola, salió con todo a la defensa de su título y ganó la primera cancha pero después se desinfló.
Fue en la segunda y en la tercera cancha cuando Polanco, compuesto por Pablo Ontiveros y los hermanos Marcelo y Luis Vargas, se redimieron y conquistaron el primer puesto.
La nota negativa de la final fue el consumo de bebidas alcohólicas en las tribunas, algo que no pudo ser controlado por la propia organización.