Canchas en el olvido
El panorama pinta tranquilo, el bullicio de los vehículos está a unos 100 metros y el de los trenes de épocas remotas ya no existe. A primera vista, es el lugar perfecto para hacer deporte pero las condiciones no...
El panorama pinta tranquilo, el bullicio de los vehículos está a unos 100 metros y el de los trenes de épocas remotas ya no existe. A primera vista, es el lugar perfecto para hacer deporte pero las condiciones no son de las mejores. Las canchas de Villa Rosario subsisten como un lugar de esparcimiento para niños y jóvenes de la zona, pero sin proyecciones.
Una brocha parece haber recorrido hace poco por el cemento para demarcar las canchas, algunas graderías y los tableros, pero los restos de las rieles del tren, la basura y algunas animales siguen siendo parte del paisaje.
Las noches son diferentes, pues juntando algunos pesos para pagar la luz, los aficionados copan una de las canchas –la que tiene reflectores– o miembros de la parroquia Santísima Trinidad organizan sus campeonatos.
Ahí está uno de los problemas por los que atraviesan los usuarios de la cancha, pues deben pagar para que se “haga la luz”, pese a que desde hace varios años la Alcaldía viene anunciando su intención de dotar a la población de “campos abiertos”.
“El alcalde habló de una subvención, no sé qué será de eso”, señaló una de las profesoras del colegio Aniceto Arce que prefirió quedar en el anonimato. Eso es lo que piden los vecinos de la zona, pero hasta ahora la idea sigue sin materializarse. Y más allá de servir a los deportistas, el alumbrado brinda mayor seguridad a la zona, abandonada desde hace
EX ESTACIÓN
En ese lugar funcionaba la estación de ferrocarriles de El Tejar y ahora es un lugar desierto. Tan sólo quedan infraestructuras abandonadas y algunos restos de riel, utilizados como cercos de la cancha. También sigue en pie una pequeña gruta de la virgen de Fátima y una base de mástil con una plaqueta que lleva la leyenda: parque infantil Mariano Prieto.
De parque hay muy poco, aunque el lugar es utilizado por niños. Por ejemplo, algunos cursos del colegio Aniceto Arce, que se encuentra en refacción, desarrollan sus clases de Educación Física en las canchas.
Fue hace algunos años el epicentro de una carrera de cochecitos sin motor, una de las competencias que atrae a grandes y chicos en la zona. Además de la unidad educativa, la Escuela Básica Policial (ESBAPOL ) aprovecha de estos predios para la actividad física de sus estudiantes, según comentaron los vecinos.
Ese es el panorama de las canchas de Villa Rosario que, como muchos escenarios barriales de la ciudad, son utilizados por muchos aficionados por el deporte pero que siguen fuera de la vista de las autoridades.
LA OTRA MIRADA
Las lluvias dejan rastros
las lluvias llenaron de lodo una de las áreas de la cancha de básquetbol. Con el paso de los días, la tierra quedó en ese lugar, ya que no existe un encargado o institución que haga la limpieza.
Las canchas con rieles
Algunos restos de rieles se encuentran instalados al borde de las canchas como una especie de cerco y como asientos del campo de fútbol de salón. Otras aún siguen apiladas al lado de la infraestructura abandonada de la estación.
Luz para uno de los dos campos
La cancha de fútbol de salón es la única que tiene reflectores instalados. En el otro campo donde se puede practicar también básquetbol sólo se encuentran los postes. Lo mismo sucede con las graderías, en un sector se encuentran limpias y en otro no.
La red metálica clama refacción
El uso de ambos escenarios deportivos del barrio Villa Rosario y el paso del tiempo provocaron que la red metálica luzca deteriorada, aunque ya sólo queda una parte que divide las dos canchas.
Una brocha pasó hace poco
La limpieza de la cancha y el repintado de las líneas reglamentarias así como de las tribunas son los últimos trabajos que efectuó en los pasados meses la Sub Alcaldía del Distrito 4.
Tableros y arcos en buen estado
Los tableros de básquetbol también fueron sometidos a un mantenimiento parcial. Las tablas, los aros y los postes lucen repintadas y en perfecto estado. Sucedió lo propio con los arcos de la cancha de fútbol de salón.