La debacle estudiantil

Universitario participó a principios de 2017 en su tercera Copa Libertadores, aunque en su primera fase previa. Sin embargo, todo empezó a venirse abajo de pronto y a finales de ese año, se salvó del descenso. No aprendió la lección, ya lleva más de un año y medio peleando en la zona baja. Y en las próximas horas se puede consumar su pérdida de categoría.

Si bien hubo algunos cambios en la Libertadores, la “U” llegó al principal torneo continental por mérito propio, por su cuarto lugar en la tabla acumulada de la temporada 2016. Llegaba a ese certamen con buen cartel tras su destacada campaña en 2015, cuando alcanzó los octavos de final.

No obstante, le tocó bailar con la más fea, se enfrentó con Montevideo Wanderers de Uruguay y, aunque ganó como local (3-2), el “Docto” fue eliminado por su derrota como visitante (5-2). Ahí comenzó la debacle.

Con el equipo que había armado la dirigencia, con tres refuerzos extranjeros, el cuadro estudiantil apuntaba alto pero en el momento menos esperado, la dirigencia decidió rescindir contrato con el que había llevado a la “U” a ese sitial, Javier Vega.

Llegó el argentino Daniel Córdoba. Había dirigido a The Strongest en 2001 y su poca experiencia en el fútbol nacional le pasó factura y también a Universitario, que de haber figurado entre el Top 5 del fútbol nacional pasó a deambular en la parte baja de la tabla.

Desde esa abrupta caída, a mediados de 2017, llegó otro técnico, Edgardo Malvestiti, y con él la renovación del plantel. Tampoco duró mucho, pues a los tres meses de haber asumido, dejó el cargo.

Oscar Sanz, casualmente el DT por el que la “U” podría perdió tres puntos por no haberle pagado, asumió el timón y salvó al equipo del descenso indirecto. Los estudiantiles quedaron últimos en la tabla acumulada, pero con los mismos puntos que Petrolero, por lo que fueron al desempate en Sacaba. Allí la “U” se salvó con un gol de Marcos Andia (1-0) y un penal atajado por Iván Brun, los mismos líderes del actual plantel.

Para la actual temporada, Sanz se quedó pero los resultados no le acompañaron. El elenco chuquisaqueño quedó último en la primera fase del Torneo Apertura y en la liguilla de perdedores fue eliminado por Royal Pari. Sin tiempo para lamentos, la dirigencia eligió a su cuarto técnico en menos de dos años pero el remedio fue peor que la enfermedad.

A mediados de año, asumió Carlos Fabián Leeb, fue su segundo ciclo en la “U” y tuvo que retirarse sin triunfos en menos de tres meses. Su reemplazante fue otro argentino, un desconocido para el fútbol nacional, salvo por su paso como jugador en la década de los 90: Adrián Romero.

El actual entrenador le devolvió la sonrisa a la “U” con resultados impensados como remontadas ante Blooming y Oriente u otra brillante victoria sobre The Strongest, pero duras derrotas como el 6-0 ante Bolívar o el 7-1 a manos de Blooming.

Romero y el primer plantel siempre tuvieron que remarla, sin sueldos desde septiembre. Por esta situación, el equipo ingresó más de cinco veces en paro, con dos amenazas de no presentarse y una concretada, el anterior semestre, cuando los “Sub 17” perdieron por Walk Over ante Wilstermann.

Así, la “U” pasó de figurar entre los representantes bolivianos de la Copa Libertadores a ser serio candidato a descender, lo cual fue consumado ayer por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).