Nati, la primera brasileña que regatea a los chicos
Eligió que el fútbol sería "su lugar" cuando tenía sólo tres años y, seis después, ya dio pasos de gigante en dirección a su gran meta: ser algún día como Marta, la seis veces considerada mejor futbolista del mundo y su
Natália Pereira es, a sus nueve años, la primera niña en entrar en la categoría inferior masculina de un equipo de fútbol en Brasil, un regate al curso tradicional de la historia del deporte en el país.
Nati, que luce un llamativo lazo rojo, marcará un antes y un después en el balompié brasileño cuando dispute su primer partido rodeada de chicos representando al equipo brasileño Avaí, en la categoría Sub 10.
"Cuando pasé las pruebas, mi madre me dijo que yo siempre voy a estar marcada en la historia; y eso me hace muy feliz, porque puedo abrir las puertas a otras niñas", expresó Natália en una entrevista con el Centro Olímpico de Sao Paulo.
Aunque la regla establece que las chicas pueden jugar con los varones hasta los 13 años en campeonatos federados –cuando empiezan a notarse más las diferencias físicas–, la realidad es otra.
Las niñas apenas tienen la oportunidad de hacer pruebas en equipos de niños. "Las puertas no se abren, tienes que tocarlas muchas veces", explicó la madre de Natália, Karyna Pereira, quien narra que el día de las pruebas, el pasado enero, se presentaron unos 100 niños y su hija.
A pesar de la madurez de quien se sabe referente, Natália es, ante todo, una niña que rebosa energía y no para quieta ni cinco segundos seguidos, luce una sonrisa permanente que ocupa casi todo su rostro y camina danzando con un movimiento de pies que hace pensar que lleva consigo un balón imaginario.
Lo cierto es que Natália eligió que el fútbol sería "su lugar" cuando tenía sólo tres años y, seis después, ya ha dado pasos de gigante en dirección a su gran meta: ser algún día como Marta, la seis veces considerada mejor futbolista del mundo y su gran ídolo.
De momento, ya fue invitada a dos campeonatos internacionales, el Paris World Games y el Gothia Cup, que se celebra en Gotemburgo (Suecia), considerado este último el mundial de categorías inferiores de clubes más importante.
La deportista entrena cuatro días a la semana durante dos horas con el Avaí, en Florianópolis, donde vive, y viaja una vez al mes los 700 kilómetros que distan de Sao Paulo para entrenar en el Centro Olímpico de esta metrópolis, una rutina que debe conciliar con la escuela.