El árbitro bromista que estudiaba para ser abogado
Víctor Hugo Hurtado era un juez cochabambino de 32 años, había comenzado su carrera en el arbitraje a los 18 años en las categorías menores del balompié valluno y tenía como meta este año volver a la categoría FIFA para dirigir internacionalmente.
Víctor Hugo Hurtado era un juez cochabambino de 32 años, había comenzado su carrera en el arbitraje a los 18 años en las categorías menores del balompié valluno y tenía como meta este año volver a la categoría FIFA para dirigir internacionalmente.
Era un árbitro disciplinado, metódico, pero también bromista. Disfrutaba de hacer bromas todo el tiempo y “romper el hielo” en los camerinos, según el presidente del Comité de Árbitros, Pedro Saucedo.
“Se fue a muy temprana edad, era un árbitro muy disciplinado. Yo lo conozco desde 2015, una muy buena persona, hemos trabajado desde 2015, 2016 y luego por las designaciones de las comisiones dejé de trabajar con él y volví a trabajar con él en marzo de este año”, contó.
Saucedo lo describió como “demasiado apasionado” y como alguien que cumplía con responsabilidad todas las pruebas físicas y era tan metódico que no permitía un solo atraso en sus entrenamientos.
“Era muy bonachón, muy chistoso, hacía bromas a los asistentes en los camerinos, cambiaba el ánimo de sus compañeros con sus bromas y de esa forma rompía la tensión. Entraba a los camerinos y todos sabían que iban a estar felices con sus bromas”, relató Saucedo.
Hurtado tenía el sueño de ser abogado y estaba a dos años de concluir con su carrera. Tiene una esposa y una hija de nueve años, a quienes deja solas después de su deceso.
“Como todo árbitro tenía el sueño de llegar a un torneo internacional. Ya se le estaba abriendo camino, pero lamentablemente se fue antes”, lamentó.